Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
- 27/01/2024 00:00
- 26/01/2024 19:24
Permíteme, querido,
amoblarte la vida. Déjame que te laquée algunos muebles,
que te bruña la plata,
que te pula los espejos.
Voy a hacer de este chiquero
que llevas por corazón
un hogar.
Hay un cuarto en particular
que me interesa:
ese en el que guardas las letras.
Si me dejas, puedo organizarlo todo.
He comprado algunas cajitas
con un aire de campiña inglesa,
dibujos de niños
en columpios antiguos,
flores secas y partituras.
Pienso que tus palabras
se sentirán a gusto.
Traté de encontrar alguna
que tuviera un río de verano,
una piedra cantarina,
olor a leña o a lluvia,
pero no las hacen ya.
En fin, en esas cajas
tan europeas, tan finas,
podría guardarte las letras
y hacer espacio para
sábanas y toallas.
Porque el desorden querido,
ese salvajismo con el que vives tu vida
me pone nerviosa, ¿entiendes?
Esas palabras volando pro la casa
como lluvia de rosas,
como guineos maduros
en los picos de los pájaros,
como nubes de tormenta tropical,
hacen que me pregunte cosas.
Estás tomando café
y se posan en tus hombros.
Estás leyendo el periódico
y se acercan a saludar a sus amigas
impresas en el papel.
Hacen ruido,
dejan plumas por todos lados,
se convierten en estornudos.
Ya sé, ya sé que te había dicho
que fueron tus letras
las que un día me enamoraron.
Y así fue, créeme, así fue.
Fíjate, aquí vienen.
Si no tengo cuidado
se me meten por la nariz
y termino respirándolas.
Son las letras de tu nombre.
¿Cómo voy a llamarte,
si revolotean en mis pulmones?
No me mires con esos ojos,
Yo solo trato de,
es mucho mejor si,
qué tienen que ver mis labios en
está bien.
Llévame a la cama.
Ya hablaremos
de ese cuarto
en otro
mo
men
to