‘Breaking Bad’: la temporada final

PANAMÁ. Es probable que ‘Breaking Bad’ sea la mejor serie del momento, la más atractiva y la que más público ganó durante sus seis años ...

PANAMÁ. Es probable que ‘Breaking Bad’ sea la mejor serie del momento, la más atractiva y la que más público ganó durante sus seis años de emisión. Pero todo llega a su fin. Hace unos días comenzaron los últimos ocho capítulos de la serie y, si todo es tal como lo prometieron, a fines de septiembre deberemos despedirnos de Walter White y los suyos.

Para los que no estén interiorizados con esta serie, se trata de un simple profesor de química de escuela media, llamado Walter White (Bryan Cranston), que después de descubrir que tiene cáncer de pulmón, decide dejar de lado su rutinaria vida para dedicarse —nada más y nada menos que— a fabricar droga en forma ilegal con su exalumno Jesse Pinkman (Aaron Paul).

Esa es la base de la historia, pero al mismo tiempo es sólo una manera simple de explicar lo que sucede. La verdadera guía que recorre las cinco temporadas de ‘Breaking Bad’ es el cambio y la constante resignificación de nuestra identificación con los personajes, y muchas veces con su dudosa moral.

Me arriesgaría a afirmar que en esta serie no importan los efectos especiales. Ni siquiera la calidad de imagen, aunque las luces y las tomas sean impecables. No importa si la serie es vista en alta definición o en una pantalla pixelada. La clave de ‘Breaking Bad’ es su misma base narrativa, centrada en unos pocos buenos personajes y una historia que genera adicción. Cada final de temporada es abstinencia y, mientras dura la temporada, cada capítulo es una dosis que se espera con ansias.

‘Breaking Bad’ fue catalogada en forma merecida como la mejor serie del momento. Por la precisión de sus guiones, la coherencia de los tiempos de las acciones, su historia sencilla y la magia de sus personajes, desde los principales a los secundarios.

Todo lo que sucede en la serie está pensado. Pero al mismo tiempo, y más allá de que el 99% de los diálogos estén escritos en el guión —incluidas las palabrotas de Jesse—, en ‘Breaking Bad’ hay lugar para la improvisación y las correcciones de último momento. Y eso se lo debemos principalmente al creador, productor y guionista de la serie Vince Gilligan.

El caso de Jesse Pinkman, el exalumno que se convirtió en socio de Walter White, es un buen ejemplo de eso. En el primer guión, Jesse debía morir al final de la primera temporada. Pero Gilligan cambió de opinión cuando descubrió las posibilidades de la dupla que hacían con Mr. White y rápidamente se convirtió en el segundo personaje más importante de la historia.

Algo similar ocurrió con el mega traficante Gustavo Fring (Giancarlo Esposito), e incluso con el abogado criminalista Saul Godman (Bob Odenkirk). Si bien no hay nada confirmado, ya se viene hablando de que Goodman tendrá su propio espacio cuando ‘ Breaking Bad’ llegue a su fin. Si es así, tendremos más de este personaje que se mantiene firme en sus convicciones mientras no se le aparezca delante una suma importante de dinero y utiliza sus maniobras legales —e ilegales también— para proteger a sus clientes.

Pero en ‘Breaking Bad’ no sólo están bien planeados los personajes. También el reparto de actores es sobresaliente, lo cual es fundamental para que el público logre identificarse con ellos. Bryan Cranston ya lle va tres Emmy ganados como Walter White y hace tiempo que es una especie de dios en el mundo de las series, al nivel de grandes como Tony Soprano y Don Draper.

¿Habrá re dención para Walter White antes de que todo termine? Habrá que seguir pegados a la pantalla consumiendo esta droga tan bien fabricada que es ‘Breaking Bad’.

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