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- 29/08/2024 00:00
- 28/08/2024 16:57
El uso de mascarillas y lavado frecuente de manos era el lema durante la pandemia por covid-19. Al culminar la emergencia, estas medidas se dejaron de seguir y ahora hay brotes de otros virus respiratorios, cuyas complicaciones tienen las salas de los hospitales sobrecargadas de pacientes hospitalizados.
Ante la circulación concurrente del SARS-CoV-2, el virus sincitial respiratorio, la influenza y otros virus respiratorios, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaron la vigilancia genómica regional para detectar la circulación de variantes de preocupación.
El objetivo es responder a un posible incremento de casos ambulatorios, hospitalizaciones y defunciones, así como continuar con los esfuerzos para aumentar la proporción de personas vacunadas, principalmente en poblaciones vulnerables y de alto riesgo.
La OPS, remarcó que esta circulación concurrente de influenza, SARS-CoV-2 y virus sincitial respiratorio, se ha traducido en niveles epidémicos en Honduras, Guatemala y Panamá.
El Virus Respiratorio Sincitial (VRS) es uno de los que circula en Panamá. El último informe emitido por el Departamento de Epidemiología del Minsa revela que es el virus con mayor cantidad de casos acumulados, con 440 registrados a mediados de agosto.
Desde el año 2021, la tasa de hospitalización por este virus ha ido en aumento. Para ese entonces, la cuantía fue de 13% y en lo que va del 2024 ha aumentado a un 22%, de acuerdo con la pediatra infectóloga Ximena Norero, del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel.
“Las tasas de hospitalización del año pasado eran un poco menores que en años previos. Según el boletín epidemiológico de este año, los casos empezaron a aumentar en los meses de mayo, junio y julio, llegando a casi un 22% de niños hospitalizados por bronquiolitis o neumonías causadas por el virus sincitial respiratorio”, informó la pediatra Anna Lucas, de Pediatrics Clinic, a La Estrella de Panamá.
Añadió que la cifra es considerablemente alta. “El hospital está lleno de pacientes con cuadros respiratorios y el principal agente causal de estos cuadros es el virus sincitial. Se tuvieron que abrir salas de hospitalización adicionales e incluso unidades de cuidados intensivos debido a la cantidad de niños afectados.
El VRS es un virus respiratorio común que causa síntomas leves similares a los del resfriado y bastante frecuente en los menores de dos años y adultos mayores de 60 años en adelante.
El cuadro clínico es similar al de cualquier resfriado común, explica Lucas. Los niños suelen comenzar con fiebre, aunque no es muy alta, alrededor de 38 o 38.5 grados. Comienzan con una tos seca que evoluciona a una tos con flema, congestión nasal y algunos estornudos. A veces pueden presentar goteo nasal, irritabilidad debido a que no pueden respirar bien, y disminución del apetito, lo cual también es común en cualquier resfriado.
“Lo que caracteriza este cuadro es que, entre el tercer y el quinto día, algunos niños pueden complicarse. Comienzan a respirar de manera más agitada, mueven las fosas nasales cuando respiran, a lo que llamamos aleteo nasal, y mueven la cabeza hacia adelante con cada respiración, lo cual es un signo de dificultad respiratoria. Además, pueden hacer ciertos ruidos al respirar, y se les marcan las costillas mientras su abdomen se hunde”, detalló la especialista.
La pediatra aconseja ir a emergencias cuando hay signos de dificultad respiratoria. “El niño está respirando de manera muy agitada, tiene episodios de fiebre alta cada cuatro horas. También cuando no está comiendo casi nada; por ejemplo, un bebé que toma biberón o pecho materno consume solo la mitad de lo que solía comer por toma, si no puede dormir o tiene dificultades para conciliar el sueño debido a la dificultad respiratoria. En esos casos, es necesario buscar atención médica urgente. No podemos mantener a un niño en esas condiciones en casa, porque es peligroso”.
Todos los niños menores de dos años son propensos a contraer el virus; sin embargo, tienen más riesgo a complicaciones los bebés prematuros, los que tienen cardiopatía congénita, los que nacen con un problema respiratorio, enfermedad pulmonar crónica y pacientes inmunosupresivos.
“El tratamiento consiste en medidas de sostén, es decir, tratamiento sintomático. Si tiene fiebre, le damos medicación para la fiebre; si tiene mucha congestión nasal, podemos aplicar solución salina nasal para despejar las vías respiratorias. Si presenta dificultad respiratoria y sibilancias, podemos recurrir a nebulizaciones”, explicó Lucas.
Sin embargo, aclaró que el tratamiento dependerá del cuadro clínico del niño. “Vamos tratando cada uno de los síntomas. Dado que se trata de un virus, no es necesario administrar antibióticos, ya que estos no son efectivos contra los virus. Por lo tanto, es muy importante realizar un diagnóstico correcto y proporcionar el tratamiento adecuado”.
En cuanto a la prevención, la especialista resaltó que el lavado de manos frecuente, mantener los ambientes ventilados y usar mascarillas en caso de presentar síntomas respiratorios es clave para prevenir el contagio y propagación del VRS.
La pediatra destacó que actualmente hay dos estrategias de prevención contra el virus respiratorio en el mundo. “Una es una vacuna que se aplica a las mujeres embarazadas en el último trimestre del embarazo para que la mamá genere anticuerpos y se los pase al bebé a través de la placenta y con la leche materna. Es una estrategia que ya algunos países, por ejemplo, Argentina y Uruguay las han adquirido para sus calendarios nacionales de vacunación. Estamos haciendo fuerza para que llegue a Panamá”.
La segunda estrategia es el Nirsevimab, “un anticuerpo monoclonal, que se aplica directamente a los bebés. Se puede utilizar en bebés prematuros, en bebés con cualquier condición de salud y en bebés a término. Entonces, ahí protegemos absolutamente a todos, no importa cuando nazcan, al aplicarles este anticuerpo inmediatamente están protegidos contra este virus”.
Lucas agregó que este anticuerpo tiene una duración de al menos seis meses, “que es el periodo en que son más vulnerables los bebés. Estamos trabajando fuertemente para ver si adquirimos algunas de las estrategias”.