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Entre páginas y sellos, un salvoconducto contra las barreras del mundo
- 20/08/2023 00:00
- 20/08/2023 00:00
Al remontarse a la historia, es curioso que un documento que actualmente es visto con sumo prestigio, apenas cumple los 100 años desde su existencia. Lo que hoy se conoce como pasaporte, no fue creado hasta después de la Primera Guerra Mundial, aunque existen antecedentes de documentos creados desde el siglo XIII que por los contextos históricos de aquel momento, fueron confeccionados por gobernantes de civilizaciones amuralladas como un tipo de salvoconducto que identificara al individuo para poder acceder a su interior.
La Decana conversó con Germinal Sarasqueta Oller, exembajador y representante de Panamá ante el Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), quien, en un documento, señaló que el primer registro de pasaportes rudimentarios existieron desde el siglo XIII y se utilizaban en forma de cartas o documentos emitidos por los gobernantes y monarcas para “garantizar la seguridad y el paso seguro de los mensajeros y emisarios en territorios extranjeros”.
En el siglo XVII durante la Guerra de los Treinta Años en Europa, se dieron a conocer los primeros documentos de viaje más formales para identificar y proteger a los viajeros en tiempos de conflicto.
Un siglo después, los estados europeos comenzaron a emitir documentos de viaje similares a los pasaportes modernos para sus ciudadanos los cuales incluían información personal y descripciones físicas básicas.
A medida que aumentaba el comercio y los desplazamientos internacionales en el siglo XIX, los pasaportes se volvieron más comunes y se fueron estandarizando en muchos países. Más adelante se agregaron detalles adicionales como la fotografía del titular y medidas de seguridad para prevenir la falsificación. En aquel entonces, el documento era expedido por autoridades del Ejército con la finalidad de facilitar el tránsito de sus miembros en el desarrollo de comisiones oficiales.
Las personas comenzaron a pedir el documento para de igual manera agilizar su proceso de tránsito entre diferentes localidades. Para los arrieros, carreteros, comerciantes y abastecedores era un instrumento muy necesario dadas sus ocupaciones.
Durante la Primera Guerra Mundial en el siglo XX, los gobiernos introdujeron un documento mucho más estructurado de lo que se conocía hasta aquel entonces. Esto se dio por razones de seguridad y para controlar la migración de los ciudadanos con habilidades útiles, manteniendo la mano de obra potencial dentro de sus fronteras. Dichos controles se mantuvieron una vez culminada la guerra y se convirtieron en un procedimiento estándar.
En 1920, la Sociedad de Naciones celebró una conferencia sobre pasaportes y billetes la cual transformó el documento que se manejaba en aquel entonces. De ahí, los países alrededor del mundo implementaron requisitos más estrictos y se añadieron características de seguridad más avanzadas, como tintas especiales, números de serie únicos y marcas de agua.
Panamá estableció su primer pasaporte en 1930 bajo una ley emitida el 23 de septiembre de aquel año. La Gaceta Oficial de aquel entonces explicaba que la expedición del documento correspondía a los Gobernadores e Intendentes de Comarcas autorizadas por el Poder Ejecutivo y a los Cónsules de la República.
Los pasaportes se calificaban en tres categorías: diplomáticos, consulares y corrientes. Este último era dirigido al resto de la población del país que no tuviese un alto cargo y llevaba una especie de timbre que contenía el escudo de armas del Estado y la inscripción “servicio de pasaportes”.
La cédula de viaje tenía vigencia por dos años y “según la tecnología de aquel entonces se manejaba por un documento sencillo que contenía la fecha de nacimiento, cédula de identificación personal, nombre de la persona y una imagen a blanco y negro del individuo”, detalló en una conversación con el diario, el administrador general de la Autoridad de Pasaportes de Panamá (APAP), Omar Ahumada.
Posterior a este primer documento, cada cierto tiempo se comenzaron a emitir nuevos modelos con cambios y nuevas tecnologías incorporadas según lo que se manejaba en el momento.
Así, se han efectuado alrededor de 15 cambios desde aquel primer pasaporte hasta el último que se emitió en 2019 y se espera el próximo modelo cada cinco años. El último emitido cuenta con un proceso de verificación biométrica (huellas dactilares), el cual disminuye intentos de suplantación y adulteración, contiene una lámina de policarbonato en la que está incrustado un circuito electrónico y utiliza la biometría para autentificar la ciudadanía de los viajeros. En esta página de datos se incluye la información biográfica del portador (nombre, sexo, nacionalidad y foto).
Hasta 1970, la elaboración y decisiones sobre los pasaportes se manejaban en su totalidad en el Ministerio de Gobierno. Fue en 1971 cuando se designó una nueva entidad conocida como la Dirección Nacional de Pasaportes, responsable de extender los documentos de viaje a todos los ciudadanos panameños que lo solicitasen.
Esta era una de las 14 dependencias del Ministerio de Gobierno y contaba con oficinas en el interior del país ubicadas en Bocas del Toro, Colón, Chiriquí, Herrera y Veraguas
El 31 de julio de 1998 la Dirección Nacional de Pasaportes comenzó a emitir un nuevo documento de viaje, el cual consistía de lectura mecánica y contaba con 32 páginas. En aquel entonces se emitían alrededor de 300 pasaportes diarios mientras que en la actualidad, Ahumada explicó que durante las temporadas bajas, se llegan a emitir entre 500 y 700 documentos.
En el 2013, mediante la Ley 32 del 23 de abril de ese mismo año, se creó la Autoridad de Pasaportes de Panamá, siendo ahora esta la responsable de la expedición del documento de viaje, sin importar su clase, naturaleza o especialidad.
Este cambio abrió las puertas a nuevos proyectos como el pasaporte electrónico y la futura entrada del país al Directorio de Llaves Públicas (PKD) y la OACI. Esta última la adquirió en 2020.
El último cambio que se ha emitido en los pasaportes fue en 2020, pero Ahumada explicó que ya se tienen pactadas algunas directrices para el próximo salvoconducto. “La idea es que el pasaporte cuente con biometría facial al igual que muchas más medidas de seguridad y mantenga el modelo y diseño actual que distingue la nacionalidad panameña”.
El administrador explicó que durante este periodo presidencial únicamente se han detectado siete casos de falsificación de pasaportes y que los mismos son emitidos a la APAP para seguir con el debido proceso a los implicados al establecer las denuncias necesarias.
“Panamá fue uno de los primeros países de la región en tener el documento electrónico con características especiales de seguridad que garantizan la plena identificación de un ciudadano panameño en cualquier parte del mundo”, resaltó Ahumada.