El 9 de enero visto desde el limpio prisma literario

Actualizado
  • 07/01/2018 01:00
Creado
  • 07/01/2018 01:00
El escritor panameño Andrés Villa hace de la gesta patriótica una novela histórica, en la que se conjugan testimonios de los protagonistas, con la reconstrucción de los eventos que rodearon la reivindicación del país

‘La noche sigue amparando el juego mortal que se da en esa quinta frontera. Después se conocería que los muertos y los heridos son de barrios populares. Son negros, cholos, mestizos, son panameños comunes y corrientes, que en ese momento no miden consecuencias y saltan a tumbar la cerca, a defender su bandera'.

El pasaje extraído de la obra ‘9 de enero, la novela', sintetiza en palabras breves cómo aquellos compatriotas se lanzaron a defender la soberanía panameña sobre el territorio de lo que en esos años (1964) se le llamaba ‘Zona del Canal', y que el escrito panameño Andrés Villa consiguió plasmar con precisión, al presentar en un género que permite contar la historia, que en esta ocasión es la misma historia, por sí misma, contada en forma novelesca por el autor, a través de los testimonios de varios de sus protagonistas, y de la investigación del propio escritor sobre los hechos.

‘El gran protagonistas de los eventos ocurridos el 9 de enero de 1964 es el pueblo panameño, y una generación de estudiantes del Instituto Nacional que tenían una sola consigna: Panamá es soberana en la Zona del Canal; era una premisa que llevó adelante la gesta patriótica más importante de nuestra historia', cuenta Villa, sin dejar de emocionarse al ofrecer cada detalle.

PROTAGONISTAS

La historia del 9 de enero de 1964 tiene 21 nombres registrados como los mártires que ofrecieron su vida en aquella patriótica jornada; además, 400 heridos que pueden dar testimonio de los hechos ocurridos aquel día.

Para poder construir esta novela y llevarla por el camino de la historia veraz, Andrés Villa recurrió a la investigación y a la entrevista con sobrevivientes protagonistas de los eventos.

‘El 9 de enero nos dejó muchos héroes como Inocencio ‘Chencho' García, Pascual McPherson, José María Jaén, Jaime Paz, Rimsky Sucre, José Llamas, Juan ‘Pipe' Tapia, Enrique ‘Quique Loco' Cajar, Andrés Galván y Luis Navas de Colón, y muchos otros que entrevistamos, y cuyos testimonios forman parte de aquella historia que vivieron y sintieron como protagonistas', destaca el escritor.

LA GESTA EN EL INTERIOR

Aunque casi todas las acciones del 9 de enero de 1964 se circunscribieron a un sector específico de la ciudad capital, en el interior del país también se dieron manifestaciones.

Juan Alberto Castillero Correa, entonces con solo 14 años de edad, contagiado con las acciones de sus jóvenes compatriotas estudiantes del Instituto Nacional, declamaba poesías patrióticas mientras en la ciudad las balas gringas cegaban vidas de panameños.

‘Aquel muchacho fue marcado por los eventos del 9 de enero de 1964. Encabezó una protesta solidaria siendo apenas un adolescente desde Antón. Debe recordarse que la base de Río Hato estaba ocupada por soldados norteamericanos', destaca nuestro entrevistado.

La Estrella de Panamá, en su edición del 10 de enero de 1964, reseña en nota del corresponsal Simeón C. Conte que un grupo de penonomeños ocuparon la base de Río Hato.

‘Numerosos automóviles penonomeños, repletos de patriotas y portando enormes banderas panameñas, llegaron hasta la base de Río Hato, ocupada por las fuerzas armadas de los Estados Unidos, y en gesto grandioso de reafirmación de nuestra soberanía, izaron allí a todos los vientos de la libertad la bandera de la Patria, que lucía más bella en esos instantes de fervor patriótico...', informó el corresponsal.

Estos relatos son poco conocidos. Esas historias representan gran parte de la novela de Andrés Villa.

PASADO Y PRESENTE

‘A los panameños les incomodaban dos cosas: la palabra ‘perpetuidad', como si se hubiera vendido a los Estados Unidos un pedazo del suelo panameño, y el ultraje a la bandera que los aguiluchos llevaban en manifestación hacia la Escuela Superior de Balboa.

Hoy, sin embargo, 54 años después de aquella gesta patriótica, aparecen eventos que pretenden celebrarse en la misma fecha de este 2018.

‘Nos falta algo por qué luchar hoy. Y el combate a la corrupción, sin que haya elementos políticos entrometidos, es algo por lo cual salir a manifestarse', explicó Villa.

El movimiento no debe ser político, sino patriótico, para que sea una evocación del 9 de enero de 1964; ‘es un pecado mezclar la gesta con la política', sentenció.

HISTORIA Y LITERATURA

Cuando la literatura nos trae una recreación certera de la historia, se convierte en un aliado sólido, creando un vínculo indisoluble del que se nutren quienes se acercan a sus textos, como documento de referencia y lectura obligatoria.

‘9 de enero, la novela', de Andrés Villa, es hoy uno de los libros históricos de referencia de la cátedra de literatura en centros de estudios superior del país.

‘No se trata de una historia prefabricada. Esta es una novela construida en base a los hechos relatados por los testigos, recolección de información de libros, periódicos, documentales, informes oficiales, documentos que antes eran inaccesibles; todo esto se ha complementado para producir un relato histórico, auténtico y que muestra es parte humana del 9 de enero de 1964, en un momento que se constituyó en un punto de inflexión que llevaría la lucha nacionalista panameña al mundo entero, que desembocó en las negociaciones que fructificaron en los tratados Torrijos-Carter. Los panameños no queríamos un enclave colonial en nuestro territorio, fue esa la lucha y así la novela lo presenta', indicó el autor.

De esta forma, el vínculo entre historia y literatura se hace presente una vez más; en esta ocasión, sin romanticismos, ambages o frivolidades. Un evento clave de nuestra historia, del que hoy generaciones repletas de facilidades tecnológicas parecen no tener conciencia, por estar inmersas en las redes sociales.

LA GOTA QUE DERRAMÓ EL VASO CON AGUA

Medir los acontecimientos que antecedieron al 9 de enero de 1964 representan el principal termómetro para tomarle la temperatura al movimiento popular nacionalista más importante de todos los tiempos en nuestro país.

El objetivo planteado por los estudiantes del Instituto Nacional era reclamar la presencia de la bandera panameña en el territorio conocido entonces como la Zona del Canal, una franja de tierra de aproximadamente cinco millas de ancho, alrededor del Canal de Panamá, que fue cedido a Estados Unidos a perpetuidad mediante el Tratado Hay-Bunau Varilla, que ningún panameño firmó, y que fue la base para la lucha nacionalista.

Lo que más enervó los ánimos de nuestros estudiantes y compatriotas fue el absoluto caso omiso que autoridades y, principalmente, ciudadanos estadounidenses residentes en el área canalera, hicieron de la orden dada el 30 de noviembre de 1963 por el gobernador de la Zona del Canal, Robert Fleming, quien anunció que la bandera panameña sería izada junto con la estadounidense, en ciertos sitios de la Zona a partir del 1 de enero de 1964.

La desobediencia, el desafío y la intolerancia de los ‘zoneítas' produjo la reacción panameña, en defensa de su soberanía, integridad territorial y su bandera.

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