PRD: Congreso ¿para qué o qué?

Actualizado
  • 12/02/2011 01:00
Creado
  • 12/02/2011 01:00
D os años de la última contienda electoral y a tres años de la próxima, estamos a tiempo para que el PRD efectúe un examen profundo de l...

D os años de la última contienda electoral y a tres años de la próxima, estamos a tiempo para que el PRD efectúe un examen profundo de las causas del revés electoral, analice las circunstancias nacionales e internacionales y tome los correctivos necesarios para consolidar su unidad organizativa y programática.

Inicialmente se dio un intento de debate crítico y autocrítico sobre la conducta orgánica y el comportamiento de sus dirigentes, pero se abandonó y cada cual se atrincheró en su ‘verdad’. Algunos pensaron que parte de la culpa la tenía el Estatuto y organizaron una Comisión Reformadora cuyas propuestas se ventilaran en el Congreso Extraordinario de este domingo.

En términos políticos, no le encuentro sentido el reformar tan temprano el funcionamiento del Partido sin aguardar primero las reformas al Código Electoral, sin comprender y atender antes el nivel de afectación por el que transita su militancia y sin precisar las tareas tendientes a recuperar y ganar confianza en la comunidad panameña.

La pervivencia del Partido programático, comprometido con el futuro del país, debe ser obra de todos sus miembros y mucho más en la actual coyuntura, con un Presidente de la República autoritario, obsesionado por el poder, que recurre a cualquier medio para alcanzar sus propósitos. Para que exista ese Partido, es vital la comunión de propósitos y la organización, sin la cual no es posible la victoria.

Aún así, no faltan los oportunistas que afirman que los votantes no leen los Programas y que las elecciones se ganan con mucho dinero para la propaganda, prodigar dádivas y hasta comprar votos. Son los mismos que apuestan a ciegas a que, gracias a la llamada alternancia del poder, les tocará el gobierno en el 2014.

Desde su origen, el PRD ha librado una lucha ideológica interna entre las corrientes electoralistas y las que creen en un Partido programático. Su autenticidad es su enraizamiento en el tejido social, su amplia base social y compromiso con los derechos humanos en toda la amplitud y, sobre todo, con los pobres y la dignidad nacional. Ser otra cosa es convertirlo en un partido del montón cuya franquicia está a la venta al mejor postor.

Para evitar su subasta es necesario refundar el Partido e imponer coherencia entre el decir y el hacer. Hay que desterrar la práctica de que se gana con un discurso y se gobierna con otro, de que se gana con el Partido y se gobierna con los amigos.

Por ello, es impostergable mantener un proceso de motivación, reagrupamiento y organización. Simultáneamente, revisar el Programa (2001) y proponer un proyecto de país que realmente enfrente la grave situación de pobreza y marginación que nos aqueja.

La actual propuesta de reforma al Estatuto corre por senderos trillados y se ha recurrido a los viejos métodos sin ninguna creatividad para aprobarlos.

Pensando en el Partido de Omar se hace necesario restablecer el valor y funciones del Directorio Nacional. En la propuesta de reforma se despoja al Directorio del derecho a reunirse por derecho propio (antes era cada cuatro, en el vigente cada doce meses). Según esta reforma ni su propio reglamento aprueba, ya que esa función la ejerce un organismo inferior, el Consejo Directivo Nacional. De igual forma, comparte en proporción paritaria con el CDN la designación de la Comisión Organizadora del Congreso.

Asimismo, mientras al Directorio se le ningunean sus funciones, el CDN pasaría de organismo de carácter consultivo, a ser un organismo de dirección nacional. Como colofón, el presidente del Partido deja de ser representante oficial, sin ninguna sustentación, se aumentan desmesuradamente los años para pertenecer a los organismos de dirección y para tener derecho a votar en las elecciones internas.

Por todo ello, sigue teniendo vigencia retomar y ejecutar el llamado Plan Estratégico que permitiría abrir un debate saludable sobre las tareas y el carácter del Partido. Lo otro es quedar sujetos a los proyectos personales de los aspirantes a candidaturas, el triunfo del clientelismo y se cumpliría la sentencia de un joven que me dijo: ‘el gobierno actual hace todo para no reelegirse, pero el PRD hace lo propio para no ganar’.

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