Mulino, decidido a limpiar el nombre de Panamá

Actualizado
  • 02/07/2024 00:00
Creado
  • 01/07/2024 20:00
Durante su discurso en el acto de investidura, el presidente José Raúl Mulino aseguró que no permitirá que se estigmatice el nombre del país en listas peyorativas como patrocinadores del crimen internacional

José Raúl Mulino, abogado de 65 años, fue juramentado como nuevo presidente de Panamá (2024-2029) este lunes en un acto protocolar en el centro de convenciones Atlapa. Frente a un nutrido auditorio, pronunció un discurso firme que retrató la realidad del país y cómo piensa resolver los problemas más apremiantes. Entre ellos, la deuda externa que roza casi los $50 mil millones, y para lo cual prometió un gobierno de austeridad, sin despilfarros y presupuestos abultados que beneficien a clases privilegiadas, un mensaje directo para los diputados de la Asamblea Nacional que - durante la gestión pasada - gestionó un presupuestos que superó los $150 millones.

Frente mandatarios que le acompañaron en el acto de investidura, su majestad el Rey Felipe VI de España, los presidentes de Colombia Gustavo Petro, de Costa Rica Rodrigo Chaves, Xiomara Castro de Honduras, Luis Abinader de República Dominicana, así como las delegaciones de Estados Unidos y otros países, Mulino dejó claro que no permitirá la estigmatización de Panamá “en listas peyorativas como si fuéramos patrocinadores del crimen internacional o de otra suerte de acciones que enérgicamente rechazo”. Esto como un aviso directo a los países europeos cuyas presiones han llevado a Panamá a adoptar medidas de cumplimiento e imponer leyes restrictivas que perjudican el modelo de negocios y de servicio que atentan contra el centro bancario internacional, que ha caracterizado a Panamá como uno de los más competitivos del mundo. Listas grises, reiteró, “hechas por países que usan nuestro Canal, participan en licitaciones para hacer obras, envían consultores para darnos recetas y piden colaboración internacional en diferentes foros”. De inmediato, mencionó el reciente sobreseimiento en el conocido caso de los ‘Panama Papers’, que investigó a una de las firmas de abogados más reconocidas del país, pero finalmente la juez declaró que la fiscalía no había recopilado las suficientes evidencias para condenar a los 28 imputados.

La administración Mulino enfrenta grandes desafíos. Entre ellos, la necesidad impostergable de modificar la ley 51 que rige la Caja de Seguro Social, cuyo programa de pensiones está al borde del colapso y requiere de un oxígeno financiero, para lo cual diseñará un plan que lleve a la solución concreta e integral del sistema, sin privatizaciones, que incluya de igual forma la atención médica. Aseguró que hablará “con la verdad” a los asegurados para dar inicio a un plan de austeridad y cortar privilegios, además de generar un sistema estricto de auditorías. Dicha mesura también comprenderá la planilla del Estado, la segunda más abultada de Latinoamérica, según palabras del ministro de Economía Felipe Chapman, lo que exige recortes y la utilización del gasto público en obras que beneficien a los panameños, que generen trabajo.

La gestión de Mulino dará importancia al manejo de la migración irregular. Promete un giro en la estrategia, reiterada en el “cierre de la frontera colombo-panameña” dividida por la selva del Darién. Tan solo en 2023, esta trocha fue recorrida por mas de 500 mil personas rumbo al norte en busca del sueño americano. Pero Mulino no está dispuesto a continuar financiando el costo económico y social de la migración irregular masiva y su vinculación a las organizaciones criminales internacionales. Se dirigió a Petro y a Chaves, que estaban sentados en el auditorio. Al primero le dijo que espera trabajar de manera mancomunada, focalizando los puntos en común que generen beneficios a ambos países. Durante la administración saliente, Panamá y Colombia mantuvieron una relación de constantes reclamos por la falta de información que brindaba el país vecino en el tema migratorio. Con respecto a Costa Rica, auguró oportunidades de comercio, energía e integración que pueden concretarse durante su gobierno.

En el plano local, recordó haber sido víctima de una maquinaría implacable, “de la que nadie le echa cuento”, cuando vivió en carne propia un “sistema político judicial y mediático que operaba en mancuerna para someter, de la manera más cobarde e inescrupulosa, a sus adversarios”. Lo anterior en clara referencia al gobierno de Juan Carlos Varela, adversario político de Ricardo Martinelli, su amigo, que lo invitó a formar parte de la fórmula como vicepresidente y luego como principal. Martinelli buscó asilo político en la embajada de Nicaragua alegando persecución política después de haber sido condenado a más de diez años de prisión por el delito de blanqueo de capitales a raíz del caso ‘New Business’. El sufrimiento al que se refirió Mulino, se trasladó también a la paralización de varias obras de infraestructura que piensa retomar en su gobierno, como hospitales, el sistema de radares para detectar lanchas del narcotráfico en aguas panameñas, carreteras, el cuarto puente sobre el Canal y otras.

Con voz aplomada, y en ese mismo tópico, lanzó un mensaje a los funcionarios judiciales y del Ministerio Público que fueron presionados en esa etapa de odio para accionar de forma parcial: “Voy a entregarles hoy las llaves para que abran de una vez y para siempre los candados que amarraron esas decisiones”, exclamó ante una ovación del público. Estas palabras coinciden con los recientes movimientos de personal en el Ministerio Público realizados por el procurador de la Nación, Javier Caraballo, quien destituyó dos días atrás a la fiscal Zuleyka Moore que participó en varias investigaciones judiciales durante la administración Varela.
El presidente aseguró haber dado la vuelta a la página, pero se asegurará de que “ningún panameño pase el viacrucis” que él vivió.

La obra insignia de su gobierno, recalcó, será el tren Panamá-David. Un proyecto en estudio que para el presidente es una vía de generación de empleo, conectividad y aceitará la economía panameña. Al mismo nivel anunció la producción de biocombustibles. Lo último “va a generar un ‘boom’ de inversiones e inyectar no menos de $100 millones en la economía panameña”, capaz de generar 20 mil empleos de alta calidad.

La situación de Panamá puede verse complicada, “pero va por buen camino”, como la define el presidente. El dinero para los proyectos insignia, como el tren y otras inversiones señaladas y la construcción del esperado hospital oncológico en el interior del país, se conseguirá con el plan de austeridad señalado y con una palabra que constantemente reiteran sus ministros: confianza. La forma de generarla es mediante una gestión que no pida coimas, y en la cual los empresarios tampoco recurran a ellas o al tráfico de influencias para ganar una licitación. Lo dejó claro, Mulino no tiene intermediarios que pidan dinero en su nombre, o negocios que le favorezcan.

A pesar de la firmeza de sus palabras, y del temple que refleja su carácter, Mulino se desmoronó al cumplir su sueño: ser presidente de Panamá. Ocurrió cuando le fue impuesta la banda presidencial: no pudo contener las lágrimas. Lo intentó, pero la emoción era tan grande que le fue imposible. También se conmovió al final del acto, cuando entonaba el himno nacional y en sus ojos se reflejaba un profundo sentimiento.

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