Miles de feligreses celebraron este lunes el Día de los Reyes Magos en Bolivia con la costumbre religiosa de llevar las imágenes del Niño Jesús a los templos...
- 15/09/2014 02:00
- 15/09/2014 02:00
Una vez más, el tiempo se convierte en el peor enemigo de la Asamblea Nacional.
Queda un mes y medio para concluir el primer periodo de sesiones ordinarias. Cada día que pasa se complica más el panorama. Ya hay quienes vaticinan que el presidente de la República, Juan Carlos Varela, llamará a sesiones extraordinarias.
En los días que restan de septiembre y en el mes de octubre, los diputados deben discutir el presupuesto del Estado, que fue presentado ante el pleno legislativo la semana pasada.
Las vistas presupuestarias de un total de 85 instituciones gubernamentales se iniciarán el 23 de septiembre y deben concluir el 23 de octubre, una semana antes de finalizar el periodo de sesiones ordinarias.
Después los diputados deben darle primer, segundo y tercer debate al Presupuesto y enviarlo al Ejecutivo para su respectiva sanción.
En este mismo periodo, los diputados deben elegir el reemplazo de Gioconda Torres de Bianchini. La persona que estará al frente de la Contraloría es otro de los temas que la Asamblea debe resolver, pero a la fecha no hay nada claro al respecto.
Las bancadas aliadas —el Partido Revolucionario Democrático y el Partido Panameñista— aún no deciden quién será el nuevo contralor. Ambas irán con candidato propio a la puja y repuja por el puesto.
Ahí no termina la responsabilidad de los diputados. Los comisionados de Credenciales, quienes no han concluido con las ratificaciones de los funcionarios nombrados por el Ejecutivo, deben analizar y abrir el debate para definir quién se convertirá en el nuevo procurador de la Nación. El presidente Varela deberá hacer el nombramiento por diez años, y los diputados, ratificarlo.
Aunque existe la promesa de que todo será distinto, el constitucionalista Miguel Antonio Bernal piensa que, como es tradición, y en este gobierno no será la excepción, el jefe del Ejecutivo llamará a sesiones extraordinarias para discutir temas como el del procurador y la ley de la Autoridad de Ingresos Públicos.
‘Eso pasará porque la mayoría de los diputados trabaja a desgano y no van a cumplir con su responsabilidad’, opina el abogado.
A TRABAJAR, LA EXIGENCIA
Analistas políticos coinciden en que los diputados deben dejar a un lado los interés políticos y ‘ponerse a trabajar’.
Para el analista político Menalco Solís, no se debería llamar a sesiones extraordinarias para tratar estos temas y se pregunta por qué los diputados sesionan cuatro horas en el pleno y ‘lo que deben hacer es trabajar ocho horas, como todo el mundo’.
La labor de ellos, añade Solís, es ‘legislar y fiscalizar’. Tienen ocho meses para cumplir con su trabajo y el resto para dedicarse a sus circuitos electorales.
Las decisiones que se tomen en los próximos días —destaca Solís— deben estar pensadas en el bien común y el interés del país.
Una opinión muy similar mantiene Roberto Troncoso. ‘Los pactos que se han hecho deben dejarse a un lado’, asegura.
A Troncoso le preocupa que el Pacto por la Gobernabilidad, acordado entre las dos principales bancadas, complique el trabajo de los diputados en la escogencia del nuevo contralor. ‘Cuando les interesa un tema lo hacen en cuatro o cinco días para enviarlo a su sanción’, subraya.