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- 29/09/2024 00:00
- 28/09/2024 15:20
El debate sobre las reformas a la Caja de Seguro Social (CSS), impostergable, es uno de los retos sociales, económicos y políticos más importantes del país. Su éxito dependerá de la capacidad del Gobierno de adoptar propuestas de los sectores más alejados de su entorno, para evitar la percepción de exclusión o favoritismos. De la mano, proveer a la ciudadanía con información veraz y continua para evitar la desinformación, especulación y teorías infundadas, y evitar correr el riesgo de debatir el tema en medio de un conflicto social. Rubén Castillo, expresidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) alerta sobre planteamientos dirigidos a “obtener un rédito político”, en vez de una visión racional en el debate de ideas.
Yo creo que, desde el punto de vista de la empresa privada, no solo está el objetivo de plantear la propuesta, sino de escuchar. Puede ser que al escuchar hagamos modificaciones de nuestra propuesta, eso es obvio. Pero si vamos a las reuniones con el objetivo de la imposición, de imponer un punto de vista o no hay nada, creo que se cometería un gravísimo error.
La información de la población y la racionalidad del debate. Hay gente impermeable a la lógica. Cuando el sector privado hizo un análisis de la realidad del Seguro Social, llegamos a la conclusión de que para salvarlo había que cambiar los presupuestos sobre los cuales se mueve el sistema de pensiones. De ahí nuestra propuesta de los tres pilares, porque le da sostenibilidad al sistema.
Al final, no puedo ponerme en el lugar del presidente José Raúl Mulino. Pero siento que no va a ser así, igual que yo podría decir que el presidente tampoco va a tomar en términos absolutos la propuesta del sector privado. ´
Yo creo que habrá un debate muy áspero en la Asamblea. Todavía hay sectores políticos en la Asamblea que no les veo claridad sobre lo que pretenden. Se están montando en el criterio propiamente político de no decir nada. Dicen que tienen equipos, que están analizando el tema, pero no se decantan por un planteamiento. Hay que ser racional y, lo más importante, explicar a la sociedad. Están subestimando a la sociedad. Creo que puede entender la situación si se explica con claridad y si se le dan fórmulas que al final generen confianza. Pero jugar con temas que no tienen respuesta es peligroso.
Deberían, porque cada sector político debe tener su visión de qué país queremos. Entre esos, el tema de la seguridad social, eso a mí me asombra. Todo mundo está esperando. Este es un tema del cual no se deben sacar réditos políticos ni tampoco legislar para la gradería, para la tribuna.
Es que al final podemos estar planteando cosas que no son correctas con el simple objetivo de obtener un rédito político. A la sociedad hay que decirle la verdad y debatir con la verdad. La verdad es que hay un sistema enfermo.
No lo sé. Ojalá que no sea de esa manera, porque creo que este problema hay que manejarlo desde una perspectiva patriótica, nacional. Estaremos muy atentos como sector privado si cosas como esas ocurren, porque sería un ataque de gente que busca desestabilizar al país desde afuera; eso sería inaceptable. Vayamos al debate de ideas. Al debate lógico y racional.
Considero que la propuesta tiende a mantener la estabilidad del sistema de pensiones. Todos sabemos que, a nivel global, los sistemas de pensiones tienen muchos problemas. No es un asunto de Panamá, tiene que ver con variables demográficas, en relación con la natalidad y otras circunstancias que motivan la reforma del sistema de pensiones. El Conep ha presentado una propuesta con una base solidaria en el sentido no contributivo, es decir, para personas que no han contribuido al sistema de seguridad social; otra de cuentas individuales sobre la base de que el aporte de las personas genera a proyección de su jubilación, y otra para mejorar lo que va a recibir el trabajador dependiendo de las contribuciones que haga y la empresa. El pilar no contributivo tiene que ver con los $120 a los 65 años, ese es un pilar que consideramos que genera cohesión social, porque esas personas no contribuyen a la Caja de Seguro Social.
Pero es un tema que debería administrar el sistema de seguridad social para consolidar todos los beneficios que se dan a las personas que al final deben recibir una remuneración.
La propuesta es que se administre en el sistema de pensiones. No va a ser algo que se maneje a partir del Órgano Ejecutivo o uno de sus ministerios, sino que lo maneja el sistema de pensiones sobre la base financiera de lo que existe en la actualidad, porque es no contributivo.
Hay dos dimensiones, una humana y otra financiera. Nosotros tenemos que lograr que el sistema sea estable financieramente para poder pagar las pensiones. La realidad es que el fondo para garantizar las pensiones entró en déficit, corremos el riesgo de no poder asumir la responsabilidad de pagar las pensiones. En la dimensión humana, debemos solventar el tema con una economía más productiva, que genere trabajo. Con eso lograremos que ese pilar no crezca tanto, porque las personas se van a integrar a la formalidad.
Hay un tema que tiene que ver con el cobro de las cuotas obrero-patronales. Hay que hacer un esfuerzo por mejorarlo. De la mano, los sistemas financieros de la CSS deben ser transparentes, no puede ser que hoy estos números no estén auditados. Se habla de una evasión de $300 millones, esa cifra todavía no sabemos si es real. Sabemos que existe una situación de irregularidad, pero no sabemos la situación de esta. Hay empresas que no existen, otras que cerraron y no hicieron el trámite en la CSS, y otras situaciones que nos lleven a definir la situación.
Yo creo que no es el momento de salir a la calle por salir. El objetivo es llegar a un terreno común de entendimiento para que el país progrese. Si el tema se basa en un criterio ideológico para menoscabar el sistema de libre empresa, por ejemplo, creo que es un camino erróneo. El objetivo debe ser la lucha contra la corrupción, establecimiento de una gobernanza adecuada de la CSS, el manejo de los cobros de forma eficiente. No solo hay problemas en el sistema de pensiones, sino en el de prestaciones médicas, y al final preguntarnos si hay que hacer un análisis, por ejemplo, de la eficacia del desarrollo de la actividad laboral de los 35.000 trabajadores.
Eso hay que mejorarlo sustancialmente. Hemos tenido por años la mala política de mirar hacia otro lado y no ver la solución eficiente de este problema en la dimensión financiera y la humana. Puede haber un gran entendimiento sobre los servicios de salud en relación con los sectores laborales.
No puede hacerse un análisis sin modificar la estructura de gobernanza de la CSS. Nosotros necesitamos una administración eficiente. El Conep planteó el gobierno corporativo de la CSS, pero se piensa que está dirigido a la privatización, cuando el presidente de la República ha dicho de mil formas que la privatización no va a existir. Debemos tener como objetivo único, instituciones que le sirvan al ciudadano.
¿De dónde sacamos esa información?
El tema es que cuando uno va al mercado laboral uno dice, la gente va a ganar salarios dependiendo de las competencias. Eso tiene una relación directa con la formación, la educación. Un trabajador con características especiales requiere más porque es lo que dice el mercado laboral. Todos queremos mejores salarios, pero tenemos que mejorar la educación, la productividad. Nosotros tenemos eso como un valor nacional.
Nosotros tenemos que controlar el costo de la vida y tener políticas para torcer el cuello a los monopolios para liberar la economía, que genere más oportunidades y capacidad de ascenso social.
Hay que buscar la forma para que los independientes se puedan inscribir en la CSS sin tantas fórmulas burocráticas. ¿Con qué cuotas? Hay que debatir eso en la nueva ley que se va a aplicar. Más del 80 % del tejido empresarial de Panamá está constituido por pequeñas y medianas empresas. Estoy seguro de que la mayoría de ellos hacen el esfuerzo de ajustarse a la ley. Si entramos en un proceso de demonización de la economía de mercado, cometemos un error grave, porque romantizar la participación del Estado de una forma total en la cual se excluya la iniciativa privada no da resultados. Eso se llama utopía regresiva.