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- 09/06/2024 01:00
- 08/06/2024 15:32
Actualizar las políticas migratorias en cada país, “porque son obsoletas”, indicó Giuseppe Loprete, jefe de misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de las Naciones Unidas al referirse a la situación del flujo migratorio que intenta contener Panamá en la frontera con Colombia. Tan solo este año han cruzado la peligrosa selva del Darién 174 mil migrantes irregulares rumbo a Estados Unidos, país que busca restringir la entrada de migrantes indocumentados y dificultar la obtención de asilo. De igual forma, el gobierno entrante de José Raúl Mulino, adelantó su intención de “cerrar la frontera” para disminuir el ingreso de migrantes. Este tipo de medidas, según Loprete, deben ser conversadas con otros países, puesto que lo que puede ser bueno para un país no puede perjudicar a otro.
Cada país es responsable de sus políticas migratorias. Es importante y fundamental respetar el derecho de las personas que solicitan asilo o que buscan vías legales para ingresar a ese país. Es una medida nueva, vamos a ver cuál es su impacto. Es una muestra de que Estados Unidos está tratando de manejar los flujos de una manera diferente, cuando hay flujos muy importantes en un periodo, digamos de siete días, entran esas medidas para dar un tiempo a la seguridad para manejar las entradas, tratar las solicitudes de asilo y luego regresar a la entrada normal, si el flujo baja a 1,500 personas por día. Estamos hablando de personas que están entrando por los puertos de entrada y de los que buscan ingresar de manera irregular. Hay excepciones también porque encontramos personas que están en riesgo de violencia en su país, en esos casos la medida no se aplica. El volumen de personas que están pasando hacia Estados Unidos es muy importante, lo vemos también en Panamá.
Sí, están buscando oportunidades. Entre los flujos complejos hay personas que buscan trabajo en otro país porque no ven oportunidades en sus lugares de origen. Hay personas que están en situación de violencia o amenazados en su país de origen que buscan protección internacional, solicitan asilo. Cada persona merece una atención diferente. Exponen su vida porque no tienen otra manera de cambiar de estatus. Perdieron el trabajo, viajan sin documentos, con pasaportes expirados, están desesperados. Ellos mismos ponen en riesgo su vida porque piensan que van a encontrar algo mejor y no tienen la información correcta o verdadera.
No. Yo creo que estamos hablando del mismo tema, pero es complejo. Es un tema multidimensional, es económico, político, de inestabilidad política. Es un tema de seguridad cierto, lo que dice la directora de Migración es correcto, es un tema de inestabilidad política. El problema es que las personas llegan al mismo tiempo al mismo lugar, por ejemplo en el Darién, y hay que ver cómo lo podemos manejar, qué se puede hacer cuando ya están en Panamá. Esa es una primera pregunta. La segunda es qué se puede hacer antes de que lleguen a Panamá con las autoridades de los países de origen. Venezuela, Ecuador, Haití son las nacionalidades más comunes. También hay gente llegando de Sudamérica, de África y de China. Entonces no se puede hacer una sola descripción, solo de seguridad, política o económica. En Panamá cuando hay mil personas al día, o más, que llegan de una selva inhóspita del Darién es un problema de seguridad para ellos mismos y de las comunidades que viven ahí.
Es un desafío para todos, el gobierno saliente y el entrante para su organización internacional. Se trata de flujos muy altos que son difíciles de manejar. Seguramente se va a tratar de manejar los flujos de una manera diferente, quizá disminuirlos, aumentar el control, la presencia de seguridad.
Estamos hablando de una selva totalmente inhóspita, pero hay áreas que seguramente el nuevo gobierno conoce muy bien. Hay que trabajar con las comunidades indígenas que viven en Darién, de igual forma con Colombia y los países vecinos. Esto es algo más grande que un país o una organización como la OIM. Para decirlo de forma concreta, para que no se hable de migración solamente bajo el concepto de flujos, se trata de millones de dólares que cada año se están pagando los migrantes, es un negocio enorme. Hay crimen organizado atrás, y eso es muy difícil.
Yo creo que hay que explicarlo de manera diferente. Nosotros apoyamos la migración segura y ordenada.
Hay que aumentar las vías legales y las oportunidades de trabajo legales, de lo contrario los migrantes se irán por las vías irregulares, sin documentos, que es lo que está pasando ahora. Hay que aumentar juntos la manera de aumentar las vías legales, de dar la posibilidad a los migrantes de aplicar a trabajos desde su país. ¿Por qué 500 mil personas, sólo en 2023 cruzaron el Darién hacia el norte y otros más se quedan en Sudamérica? Porque hay oportunidad de trabajo en otros países. En Panamá hay muchos migrantes que trabajan en el sector informal, otros permanecen en México a la espera de ingresar a Estados Unidos. Lo que quiere decir, es que hay oportunidad en esos países para trabajar.
No, eso colapsaría todo el mercado laboral, en las islas del Caribe colapsaría la industria del turismo sin migrantes, por ejemplo.
Crear las vías legales. Hay países en los que una persona quiere pasar legalmente y no puede. No hay una visa para que puedan entrar a ese país y buscar trabajo. O tienen los requisitos y en esos países no pueden trabajar. Los migrantes que cruzan por el Darién, muchos tienen un nivel educativo alto, algunos son familias que viajan juntas, pasan por aquí porque siguen buscando las oportunidades para mejorar su situación. Hay que cambiar las políticas migratorias, son obsoletas. Estados Unidos lo sabe. El ejemplo de las nuevas medidas es porque la política migratoria no está adecuada. Deben actualizarse al mercado laboral de ahora, a la migración que pasa hoy en día, no hace 40 o 50 años cuando se creó la ley. Entonces es importante sentarse en una mesa única como es el Pacto Mundial de la Migración, que es un pacto de personas que chocaron la mano que pueden cruzar datos de cuántas personas migrantes tienen en cada país, cuáles son las visas laborales, si hay oportunidad de migración circular. Esas son las preguntas que hay que hacer a los gobiernos y que la OIM puede apoyar.
Es un ejemplo. Hay más de 70 profesiones reservadas, quizás hay unas que los panameños seguramente quieren mantener, otras que no están actualizadas, que muchos migrantes ya las hacen. Por ejemplo, barbería, o trabajos no tan calificados que los panameños no quieren hacer, ¿cuál es la razón para mantener esta política? En otros países armonizan las políticas, los migrantes siguen hasta donde la política es más abierta. Podría ser una manera de regularla, cada país lo hace de acuerdo a su conveniencia.
Hay que felicitar a Panamá por haber logrado ese resultado. Es una victoria para la diplomacia de Panamá estar en un lugar como el Consejo de Seguridad donde se toman decisiones importantes y Panamá representa también a otros países. Es un Consejo de miembros permanentes y no permanentes que están decidiendo sobre conflictos en todo el mundo. Igualmente Panamá puede reforzar sus relaciones diplomáticas con esos países que están en el Consejo y con los miembros de las Naciones Unidas. Es un impacto importante.
Cada uno representa sus propios intereses y los comunes, no hay que olvidarse que las Naciones Unidas, y principalmente en el Consejo de Seguridad, son lugares donde se busca consenso ante problemas importantes para todo el mundo, no solo los intereses particulares de un país. Claramente Panamá puede lograr mucha credibilidad, capacidad para sentarse en una mesa importante sobre asuntos relevantes para todos.
Representa los países de la región centroamericana o cuando hay situaciones de inestabilidad en el mundo hay un impacto en las regiones. Por ejemplo, hablando del Darién, si hay guerras en otros países los traficantes buscan la manera de orientar la migración a países donde hay un pasaje...
Ya nos hemos reunido una primera vez con la directora general de OIM, Amy Pope, cuando visitó Panamá, con el nuevo gobierno. Tuvimos una primera discusión. Estamos todos de acuerdo que así no se puede continuar, que la vida de los migrantes está en riesgo y nosotros como OIM necesitamos hacer más. Necesitamos levantar más fondos, levantar la voz de Panamá y otros países para que se unan a la discusión concreta sobre cuál sería la mejor política migratoria y las medidas en concreto que se pueden tomar. Cómo vamos a cambiar el impacto económico que ejercen los migrantes en las comunidades donde llegan, si sacamos una parte de esta economía porque queremos bajar los flujos y proteger a las personas que están pasando, hay que buscar una forma de reemplazar esta economía a los pueblos para que no sea un daño la merma de migrantes.
El presidente electo junto a sus tres ministros, el de la Presidencia, el de Seguridad y el Canciller. Se trata de un primer encuentro muy cordial. Estuvimos de acuerdo en la necesidad de levantar puntos en este tema, trabajar en el desarrollo local también. Cuando se habla de Darién es como si no fuera prioritario porque la mirada está en la seguridad. Hay que ayudar al desarrollo.
Si, se habló de qué tipo de medidas, o cómo se puede comunicar de manera diferente, que así no se puede continuar. Fue una primera reunión de media hora, pero muy importante porque la directora de OIM estaba en Panamá, un buen inicio para escuchar. Seguramente cuando la directora regrese se continuará con la discusión.
Ese es exactamente el tema, cómo manejar el tema de manera transfronteriza. Lo reitero, no es algo de Panamá solamente. Igual sería si Costa Rica decide cerrar la frontera, qué hace Panamá, se queda con todos los migrantes? Hay que trabajar de manera diplomática. El presidente electo y las autoridades ya están buscando la forma de reunirse con sus homólogos colombianos. Hay que tomar decisiones que no sean positivas para un país y negativo para el otro y medidas concretas. Hay que entrar a fondo en el tráfico de personas, la violencia, no sabemos qué está pasando. No estamos logrando dar seguimiento a los informes, también hacen falta recursos, tanto para la OIM como para Panamá.
Estamos en discusión con todos los actores. El Defensor del Pueblo, Eduardo Leblanc, también ha estado ahí haciendo una buena comunicación sobre el problema. Para mí hay dos cosas, una parte, la formal, que es difícil levantar los informes, conocer donde ocurrió el hecho si fue en Panamá o Colombia. Las personas no quieren dar su nombre al denunciar, tal vez la persona que la abusó está en el grupo o cerca. Esas son las dificultades formales que impiden dar seguimiento a la fiscalía y para nosotros también. En la forma práctica hay muchas personas que necesitan apoyo psicológico, médico. Nosotros estamos tratando de interceptarlos en las estaciones temporales para darles apoyo psicológico o asistencia médica.
No, nosotros no tenemos eso directamente. Probablemente ellos lo tienen porque son asuntos confidenciales. En estas situaciones es donde los traficantes se aprovechan porque no hay cifras concretas de trata de personas en Darién por el mismo motivo de que el fiscal no puede levantar las investigaciones. Pero ocurre igual en otras fronteras. Me imagino que el nuevo gobierno, entre las medidas que hará, probablemente hará más operativos para verificar esto.
Por eso yo digo que estamos juntos, no estamos hablando de cosas diferentes. Estamos para salvar vidas juntos, y buscar soluciones de largo plazo.
Los fondos serán usados para el apoyo a los migrantes, comida, medicamentos o donaciones en conjunto con los gobiernos.