El regreso de Noriega, un viaje entre fotos y sonrisas

Actualizado
  • 10/12/2012 01:00
Creado
  • 10/12/2012 01:00
PANAMÁ. Manuel Antonio Noriega se preparó de gala para su último viaje al Panamá del que se fue hacía 22 años cuando estaba en ruinas p...

PANAMÁ. Manuel Antonio Noriega se preparó de gala para su último viaje al Panamá del que se fue hacía 22 años cuando estaba en ruinas por la invasión estadounidense. Vestía saco negro, camisa blanca y corbata roja. Fue recogido en la cárcel francesa La Santé por personal del Estado panameño y traído hasta la prisión El Renacer, donde permanece desde diciembre del año pasado. Pero fue un equipo que no solo lo escoltó: lo hizo sentir como en sus viejos tiempos de poder. Un poquito de la década de los ochenta en pleno 2011.

Noriega era una especie de celebridad en su vuelo rumbo a dar cara a la justicia panameña, a la que le debía 60 años de prisión. ¿Para quiénes? Ese es, un año después de su arribo, uno de los secretos mejor guardados por las autoridades.

Archivos inéditos a los que La Estrella tuvo acceso revelan algunos de los nombres que la Cancillería y el Ministerio de Gobierno omitieron en sus múltiples boletines sobre el regreso del exgeneral: además de los escoltas de la Policía Nacional y el médico Jorge Yearwood —quien decretó que el militar estaba en condiciones médicas para viajar de París a Panamá—, estuvo ahí Manuel Moreno, entonces director de Investigación Judicial (DIJ) adscrita a la Policía Nacional, institución controlada por esos días por Gustavo Pérez, un militar conocido por haber proclamado su fidelidad a Noriega a finales de los años 80.

EL PERSONAJE EN EL VUELO DE IBERIA

Moreno aprovechó su cercanía al ‘Man’ para fotografiarse con él. Sonreía con la misma timidez con la que el militar setentañero matizaba sus pecas y las heridas de su acné.

¿Qué hacía Moreno ahí? ¿Por qué la Cancillería jamás reveló su presencia dentro del equipo especializado que buscó al militar? Este medio intentó obtener ayer una respuesta, tanto suya como del ministro Roberto Henríquez (entonces canciller), sin éxito. Su teléfono celular estuvo fuera de servicio. Entre él y Noriega —al menos públicamente— no hay nada más que los una que el apellido Moreno (es el materno del jefe de las fenecidas Fuerzas de Defensa), Gustavo Pérez y su amor por la milicia.

Moreno, tras su custodia a Noriega, logró crecer a un escaño importante en el buró de seguridad del Estado. Fue nombrado el 12 de octubre como viceministro de Seguridad, bajo el mando de José Raúl Mulino.

Ocurrió poco después de que la remoción de Pérez (a quien se le endilga el plan con señuelo incluido para trasladar a Noriega a El Renacer) del Consejo de Seguridad convidara a poner ahí a Alejandro Garúz, yerno del presidente Martinelli.

‘¿CÓMO ESTÁN LAS CRÍAS DE AVESTRUCES?’

El viaje que precedió el ascenso de Moreno en la fuerza pública panameña también devela una cara de Noriega que jamás, tras la invasión de Estados Unidos a Panamá, se había conocido de él y que dista mucho de la única imagen de cerca que la Agence France-Press (AFP) difundió la noche en la que pisó El Renacer.

Un material fílmico de 30 segundos obtenido por La Estrella muestra a Noriega, tranquilo y elocuente, riéndose y tomándose un tiempo antes de abordar su vuelo en el aeropuerto madrileño de Barajas, para saludar a sus amigos, a los que pronto seguro vería.

—Corona, pórtate bien, sigues portándote mal, me dijo tu yerno...

—Eudes, Eudes, doctor Eudes Moscoso. ¿Cómo están las crías de avestruces? Un saludo desde Madrid, aquí con tu gran amigo y pariente Moreno—, dijo cruzando la mirada a su derecha y sonriendo de vez en cuando. (El vídeo se puede ver en nuestra web, www.laestrella.com.pa) La cinta parece matizar el diagnóstico que Yearwood le hizo a finales del año pasado y en el que le enlistó hipertensión arterial, úlcera péptica, rinitis alérgica, accidente cerebrovascular, y un tumor benigno que amenaza con dejarle paralizada la parte izquierda de su cuerpo. Noriega, además, dijo Y earwood en Telemetro Canal 13, el 12 de diciembre pasado, tiene semiparalítico el lado derecho ‘y tiene un poco de limitación en el habla, pero se le entiende claramente todo lo que dice, está bastante orientado’.

Eudes Moscoso, al que Noriega nombra en su efímero mensaje, fue un teniente de la extinta milicia panameña y es uno de los cuatro médicos que en marzo pasado solicitó darle casa u hospital por cárcel al exjefe de las Fuerzas de Defensa porque su condición de salud no estiraba más.

Los especialistas sostuvieron que la enfermedad cerebrovascular que aqueja a Noriega —tras los derrames que sufrió en prisión en Estados Unidos— comprometen seriamente su salud. Cuando dieron ese informe el exgeneral estaba en el Hospital Santo Tomás, internado por una crisis de bronquitis.

UN MES EN EL HOSPITAL

De hecho, entre febrero y diciembre de este año, el militar ha salido de El Renacer al hospital siete veces. Ha pasado fuera de prisión 35 días, el equivalente a un mes y cuatro días.

Entre las principales razones de su paso por la Sala 31 de los detenidos del Sant o Tomás están exámenes de urología, bronquitis e hipertensión.

Sus familiares presentaron el 8 de febrero una solicitud de casa por cárcel, y la reiteraron tres veces, pero el Sistema Penitenciario las desestimó porque, dijo su director, Ángel Calderón, los informes de Medicatura Forense indican que puede recibir sus tratamientos médicos en la cárcel.

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