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- 18/07/2012 02:00
- 18/07/2012 02:00
PANAMÁ. La usanza en esta corporación de justicia rompe todo el orden establecido; porque es que el manejo desordenado de las letras del abecedario origina suspicacias en uno de los tribunales más prominentes del país.
Fuentes judiciales y abogados litigantes coinciden en deplorar los niveles internos de ‘corrupción’ que se viven dentro del Segundo Tribunal Superior (STS), despacho encargado de todas las apelaciones que provienen de los 25 juzgados penales de circuito que funcionan en Panamá (17), Colón (2), La Chorrera (3) y San Miguelito (3).
Si no todos, por lo menos una mayoría significativa de juzgadores penales siente frustración e impotencia por el manejo poco convencional que se vive desde hace varios meses dentro del STS. Tanto así que muchos barajan sus renuncias para dedicarse al ejercicio privado del derecho a través de firmas reconocidas o de manera individual.
El aspecto que más desaprueban los jueces penales es la violación tácita y descarada en el sistema del orden de los repartos e integración de magistrados de cada uno de los casos que entran al STS. De acuerdo con la actual composición de este tribunal, sus actuales miembros son, en orden alfabético de la lengua española, Elvia Batista, Luis Carrasco, Virna González, Joaquín Ortega y Wilfredo Sáenz.
Precisamente Virna González ocupa, de manera interina, el cargo de magistrada del STS. Su posición regular es la de asistente en el despacho de Wilfredo Sáenz, actual presidente del mismo tribunal. Sáenz, también magistrado suplente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), movió sus influencias dentro del máximo tribunal de la república para designar a su asistente González por encima de 25 jueces penales con mayores experiencias y conocimientos.
Si hasta aquí se circunscribiera el asunto, todo el mundo pensaría que se trata de otro hecho de influencia interna dentro del Órgano Judicial. Pero no. Aún hay más.
El Código Judicial (ley de la República) establece que el turno entre los magistrados lo determina el orden alfabético de la letra inicial de los apellidos de los magistrados titulares, el cual ‘no se alterará sino en virtud de la variación en el personal’.
SOSPECHOSA DUALIDAD
Virna González es interina pero a la vez es titular. Ella debe estar ubicada entre los magistrados Carrasco y Ortega. Sin embargo, Sáenz sostiene una nueva tesis que no contempla el Código Judicial: como González llenó la vacante de Geneva Aguilar, entonces se mantiene la secuencia alfabética. De esta manera, Sáenz conforma sala con González (su asistente y subalterna) y Elvia Batista.
En pocas palabras, Sáenz y su asistente González conforman mayoría para sentencias y resoluciones. Además, Sáenz y González integran por sí solos el par de magistrados que la ley contempla en materia de autos, es decir, la aprobación de trámites que no necesitan de la firma de tres jueces.
Cuando alguien pregunta por qué razón el resto —y mayoría— de los magistrados del STS no actúa para remediar la anomalía mencionada, las fuentes consultadas explicaron que Batista y Ortega dejarán sus cargos el próximo 31 de julio, por lo que ya no tienen nada que ganar o perder. Y Carrasco es ‘un hombre decente que rehúye la confrontación’. Además, toda la familia judicial sabe a la perfección que Sáenz es suplente del magistrado Harry Díaz, actual vicepresidente de la CSJ. Y, para colocar la cereza sobre la punta del helado, ya es un secreto a voces que Alejandro Moncada Luna, el presidente de la CSJ, se refiere a Sáenz con el mote de ‘maestro’.
Desde el año 2007 se convocó un concurso público para designar a nuevos magistrados del STS. Unos 30 abogados participaron en este certamen, de los cuales 17 resultaron elegibles. Virna González, la hoy magistrada interina y protegida de Sáenz, no forma parte de ese selecto grupo. Muchas especulaciones genera el hecho de que la CSJ, luego de transcurridos cinco años, todavía no haya llenado la vacante en el STS.
Geneva Aguilar (de Ladrón de Guevara) también fungió como magistrada interina en reemplazo del defenestrado Andrés Almendral. Aguilar abandonó el cargo en febrero de 2012 dentro de circunstancias misteriosas, pues nadie en el mundo judicial suelta una posición que representa seis mil dólares mensuales de salario, aparte de la influencia que el cargo implica en la actividad forense.
Aguilar mantiene una demanda civil contra La Estrella por cinco millones de dólares, pues, según la hoy exmagistrada, se cometió supuestos delitos de libelo en su contra cuando este diario informó sobre una serie de irregularidades que se originaron en el despacho del STS.