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Rolando Mirones: 'Las cárceles son depósitos de seres humanos'
- 24/11/2022 00:00
- 24/11/2022 00:00
Por haber estado tres años al frente de la Policía Nacional y por siete meses como ministro de Seguridad Pública, Rolando Mirones (ciudad de Panamá, 1969) describió las cárceles del país como centros de esclavitud. Cada detenido tiene un valor económico. “Imagina la cantidad de negocios que puedes hacer”, comentó, “es muy tentador cuando uno tiene cautivas a 21.000 personas”. Armas, drogas, cigarrillos, papel higiénico, jabón, todo se vende, hasta la forma de escapar y también de regresar a la celda.
Precisamente, una revuelta que terminó en una masacre en el Centro Penitenciario La Joyita que se saldó con 13 muertos y 14 heridos, en diciembre de 2019 a solo cinco meses en Seguridad Pública, y la fuga del peligroso criminal dominicano Gilberto Ventura Ceballos, acabaron con su carrera en el gobierno de Laurentino Cortizo.
Antes de estar involucrado en temas de seguridad, Mirones acumuló experiencia como director de Ingresos, viceministro de Hacienda y Tesoro, y viceministro de Finanzas, en las dos anteriores administraciones del PRD.
Para este abogado, egresado de la Universidad de Panamá y con posgrado en negocios internacionales en Londres y gerencia corporativa en Indiana, se requiere una ley que reglamente el sistema carcelario y le dé carácter autónomo o que dependa directamente de la Presidencia, con custodios profesionales, no unos 1.000 policías que no están capacitados para la rehabilitación de reclusos.
Ha sido imposible llevar a la Asamblea Nacional un proyecto de ley, por la oposición de los políticos ligados a altos mandos de la Policía Nacional –en complicidad con el crimen organizado– para quienes las cárceles representan negocios y votos.
“Lo único que cuida la persona que regenta una cárcel, añadió Mirones, es que no haya un escándalo, que muera un recluso”.
Planteó la necesidad de “crear un escalafón de custodios y una carrera penitenciaria”. “Hay que invertir decenas de millones de dólares. La única manera de manejar reos es con las instalaciones adecuadas”.
Mirones recibió a La Estrella de Panamá en su oficina, en el octavo piso del PH Scotia Plaza, con una imponente vista de la ciudad de Panamá. Está dedicado a actividades privadas.
Alto, de tez clara y con una calvicie que le ganó el apodo de “Kojak” –la popular serie de televisión de la década de 1970 protagonizada por Telly Savalas, quien personificaba en Nueva York al incorruptible teniente Teo Kojak–, Mirones se mostró seguro, sin evasivas y agudo al responder a esta periodista durante el intercambio con 'La Decana'.
R: Una sola cosa, y es que el ser humano que entró al sistema salga mejor de lo que ingresó. Es decir, que tenga las actitudes y capacidades para vivir en sociedad.
R: Yo digo que, si no quieren invertir en el sistema penitenciario por un tema de humanidad, hagámoslo por uno pragmático. El que está detrás de las rejas más temprano que tarde estará del lado de acá. Lo vamos a encontrar en la calle, en nuestra propia casa. ¿Qué prefieres? ¿Que salga mejor o peor de lo que entró? Lo único que hace que un recluso pueda salir mejor de la cárcel es un sistema de rehabilitación o habilitación para vivir en sociedad.
R: No hay razón alguna real para que haya todavía policías en las cárceles. Parte de los objetivos que habíamos trazado (siendo ministro de Seguridad Pública) era modificar esta situación. Entramos al gobierno en julio de 2019, en septiembre teníamos un borrador de ley para sacar a los policías de las cárceles y crear un sistema penitenciario autónomo.
R: Hubo problemas políticos. Hubo políticos que dijeron que no les interesaba esa ley. Esa ley independizaba al sistema penitenciario, lo sacaba de la esfera política. Hubo oposición política.
R: La labor y formación de un policía es una, la de un custodio es otra muy distinta. El policía no está habilitado para la rehabilitación de reclusos. El llamado a ejecutar esa función es el custodio. En Estados Unidos los custodios penitenciarios asisten a la universidad. Desde todos los puntos de vista el reo no responde a un policía de la misma manera que lo hace a custodios civiles.
R: Eso es un gran negocio. Hay grandes dueños de esos “paquitos” y generalmente son personas de alto rango.
R: Hoy, ¿cuál es el mayor crimen de la humanidad? La esclavitud. Hay países en los que existe la esclavitud directa, es decir, esclavos. En Panamá también hay esclavitud. Las personas que están en las cárceles son esclavos. Son personas que están allí en contra de su voluntad.
R: Sí, muchos hicieron algo, pero están de alguna manera dando un valor económico. Eso es lo que están haciendo. Hay un incentivo económico para que esas personas no salgan de allí. Y, si salen, que sean reemplazados por otros. Así va a ser siempre: un hijo o alguien de la familia. Pero alguien va a pagar la cuota.
R: De lo único que se cuida la persona que regenta una cárcel es que no haya un escándalo, que muera un recluso. Para que eso no pase, el regente identifica a los cabecillas dentro de las cárceles. No interesa si es cabecilla de una banda delincuencial o en comillas, un religioso. Lo que le interesa es saber quiénes controlan la cárcel y negociar con esa gente para que mantenga las cosas en calma.
R: Lo único que significa es que no muera nadie.
R: Tú me mantienes tranquilo el lugar y te dejo hacer lo que quieras, incluso salidas. Eso pasa todos los días en las cárceles de Panamá. Quisiera que fueran a ver los muros de las cárceles, hay huecos por todos lados. El reo que no se sale es porque no quiere. Y hay muchos reos que salen de la cárcel, hacen fechorías, regresan, y tienen la coartada perfecta porque están presos. Van, matan gente y regresan, y quién les puede echar la culpa de la muerte si se supone que están en una cárcel.
R: Honestamente, cuando se dice que Dios es panameño, es porque lo es. Que no haya más matanza es sorprendente. Allá adentro hay suficientes armas y drogas para que haya una matanza como esa a la semana.
R: Hay personal al que no se le revisa.
R: Se hacen requisas ridículas a los familiares que van entrando a una cárcel. Sin embargo, hay funcionarios uniformados y no uniformados que entran y salen sin ninguna revisión.
R: Ni siquiera por eso. Cuando se han descubierto grandes casos de corrupción, no está metida gente que gana poco dinero.
R: La verdad, es muy tentador cuando uno tiene cautivas a 21.000 personas. Imagina la cantidad de negocios que pueden hacerse allá dentro. Van desde venta de drogas y cigarrillos hasta papel higiénico y jabón. Al final se convierte en el modo de vida de personas, que no es que ganan poca plata.
R: Hay muchísimo dinero que produce la corrupción dentro de las cárceles. Y los que se están haciendo ricos, no son los custodios. Las cárceles son un negocio.
Hay quien necesita que esos negocios continúen porque generan mucho dinero. El que está inmerso en el negocio de las ventas en las cárceles gana muchísimo dinero. Pero, por otro lado, los políticos solo hacen cosas que les traen votos.
Pero, como te decía, hay un sistema en el que está regentando la cárcel busca la paz. Y la manera de conseguirla es pactar con el mal. Eso nunca soluciona nada. La gente se justifica que está aliada con los maleantes para evitar una matanza y lo que está haciendo es promover que haya más maleantes.
R: Hay que crear un sistema penitenciario autónomo o que dependa de la Presidencia, pero que no dependa de ningún ministerio. En la ley que propuse creamos un escalafón de custodios y una carrera penitenciaria. Definitivamente son millones de dólares que hay que invertir, decenas de millones de dólares. La única manera de manejar reos es con las instalaciones adecuadas.
R: Todo lo que te diga es especulación. Pero a mí no me cabe la menor duda de que lo dejaron salir de la cárcel. Aunque no tengo ninguna prueba más que el testimonio de algunos policías.
R: Nosotros tuvimos que sacar animales, perros que teníamos como apoyo a custodios y policías, porque enfermaban de la piel. Sin embargo, dentro tenemos seres humanos.
R: Por la asquerosidad del lugar. Allá dentro no hay ningún tipo de higiene. Las cárceles son depósitos de seres humanos que nosotros decidimos, estúpidamente, que no los queremos acá afuera.