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Pobreza, desigualdad y empleo informal, los ‘pendientes' del desarrollo
- 06/01/2017 01:01
- 06/01/2017 01:01
Quedaba poco tiempo, y el equipo decidió enumerar algunos temas socioeconómicos que el gobierno, en conjunto con la sociedad, debe afrontar para que todos los panameños se beneficien del fanfarroneado crecimiento de la economía y la expansión de la inversión extranjera.
El tiempo ha demostrado que el crecimiento económico solo no es suficiente para afrontar los problemas sociales, y que el país no resiste continuar con planes de gobierno de cinco años, que surgen en medio de las promesas y debates electorales improvisados, y sin conocimiento sensato de cuánto cuesta cada palabra empeñada ante el electorado.
POBREZA
Los niveles de pobreza en el área rural e indígena son testigo de que el crecimiento económico no llega a todos los panameños. Mientras la pobreza promedio del país absorbe al 25% de la población, en el área rural secuestra al 50% de los habitantes y en el área indígena atrapa al 87% de sus pobladores.
INFORMALIDAD
Sumado a la pobreza, se encuentra los niveles de informalidad laboral, que embarga al 40% de la fuerza laboral no agrícola y la mayoría de la fuerza laboral agrícola. Es decir, es muy probable que en Panamá existan más trabajadores informales que formales.
DESIGUALDAD
La desigualdad social tampoco escapa de los flagelos sociales del país. En Panamá, el 10% de la población más rica tiene 38 veces más ingresos que el 10% la población más pobres. Si asumimos un comportamiento lineal de la distribución de los datos de ingresos, esto quiere decir que el 1% de la población más rica del país tiene más de 400 veces más que el 1% de la población más pobre.
MARKETING
A pesar de este escenario, Panamá es promovido en la comunidad internacional como la segunda nación más rica de América Latina, luego de Chile, por su ingreso per cápita promedio, que supera los $20 mil por habitantes, considerando la metodología de Paridad del Poder Adquisitivo (PPA).
La estrategia de vender a nivel internacional los indicadores que convienen mostrar y encubrir aquellos que no encaja dejar ver, es una estrategia que llevaron a cabo otras naciones. El primer país en hacerlo fue Chile, pero el tiempo demostró que no todo le salió bien a la nación andina. Como muestra, el fracaso del modelo privado de jubilaciones y la crisis de la educación pública, que mantiene hoy en alerta y debatiendo a toda la sociedad chilena.
Este contraste de la pobreza, la informalidad laboral y la desigualdad social, con respecto a las cifras que se venden de Panamá a través del marketing internacional, es un tema que se requiere atender con los pies sobre la tierra. De lo contrario, la inteligencia de mercado continuará sitiando la realidad social que atraviesa una importante parte de la población panameña.
REFORMAS
Para ello, lo primero que debe cambiar es la manera en que los gobiernos manejan los recursos públicos. Es hora de que el país sea más eficiente en el manejo del presupuesto de la nación, y priorice los gastos y las inversiones públicas que son realmente necesarias, y deseche aquellos gastos suntuarios e innecesarios.
Sumado a lo anterior, el país espera un gobierno que se atreva a ejecutar una verdadera reforma a la educación, que implica más inversiones en infraestructuras, modernización tecnológica y enfrentar los grupos de intereses organizados en este sector. En el corto plazo habrá costos políticos, pero en el largo plazo, las generaciones futuras reconocerán la visión de estadista del gobierno que se atreva a hacer lo correcto.
Una reforma al sistema de salud pública también es urgente. Inversiones, personal médico calificado y el abastecimiento de los medicamentos, igualmente son parte de las soluciones que la población espera. Lo más importante, el país espera que un gobierno se atreva a afrontar los intereses particulares que prevalecen en el sector de la salud en Panamá.
JUBILACIONES
En el caso específico, de la Caja del Seguro Social, el país también espera que el gobierno se atreva a afrontar la crisis financiera que atraviesa el programa de jubilaciones y pensiones. La intención de pasarle este problema a la siguiente administración, se hace cada vez más evidente, al acercarse el escenario electoral.
Mientras el tiempo y las reservas financieras de programa de jubilaciones se agotan, el gobierno lleva 30 meses excusándose de que necesita revisar las cifras de los estados financieros, la misma estrategia de los cinco años del gobierno de Ricardo Martinelli.
En este escenario, la única manera de hacer los cambios que son necesarios es poniendo el ejemplo. Así lo enseñó el amigo, el profesor Rubén ‘Chinchorro' Carles. Por ahí debe empezar el buen gobierno.