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- 27/08/2021 00:00
El Estado después de la pandemia, ¿fortalecido?
“Gobernanza moderna significa una forma de gobernar más cooperativa, diferente del antiguo modelo jerárquico, en el que las autoridades estatales ejercían un poder soberano sobre los grupos y ciudadanos que constituían la sociedad civil”, afirma Renate Mayntz (1998). La pandemia vino a recordarnos de la manera más cruda, que somos entes sociales y totalmente interdependientes, por lo que la solidaridad y la empatía deben ser incorporados entre nuestros valores a practicar diariamente. Reconozcamos la importancia de cada Estado, grupo étnico o racial; y que cada persona es importante; pues lo que le ocurra, impacta al resto de los seres humanos, y más si hablamos de comunidades.
En esta experiencia con el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), la humanidad está poniendo en ejecución toda su creatividad para superarla, y para ello se debe hacer frente de manera integral. ¿De qué sirve que las naciones desarrolladas y algunas pocas en vías de desarrollo alcancen la inmunidad de rebaño, si los países en vías de desarrollo, donde se encuentra la mayoría de la población global, no alcanzan esta misma meta?
Esta crisis que inició como sanitaria, se ha convertido en una crisis económica y ¡hasta política! en muchos de los casos; y ha sido a través de sus gobiernos nacionales/locales a los que les ha tocado hacer frente a esta situación, claro con el apoyo de todos los actores que componen la sociedad.
Es cierto que algunos gobiernos se han equivocado al afrontar la pandemia, pero hay que tener presente que los Estados son entes creados y dirigidos por hombres y mujeres, que pueden errar, y lo cierto es que el sector privado en toda su extensión se ha visto tan golpeado, que tomará mucho tiempo en recuperarse y alcanzar los niveles de producción y de ganancias, inmediatamente antes de que se presentase la pandemia.
Las mismas empresas farmacéuticas multinacionales hasta hoy se han negado a realizar cualquier tipo de transacción con el sector privado. Le ha tocado al sector público dirigir la manera de hacer frente a la actual crisis.
Claro que una economía de mercado que “trabaje de forma natural, en condiciones óptimas, requiere de un sector privado dinámico y robusto”, sin embargo, el sector público, muchas veces duramente criticado, tiene un espacio ganado a lo largo de la historia y se refuerza su rol de facilitador y de garante de la paz social, responsable de la salud y bienestar de un país.
La participación de las entidades público/privadas estaban siendo experiencias interesantes, y hoy se ve, ya no como una opción, sino como algo muy necesario si se desea superar retos como los que afrontan actualmente la gran mayoría de los países.
El Estado debe estar preparado para hacer frente a pandemias y sobre todo a las necesidades de su población, y eso se logra, con la separación de poderes, con unas instituciones robustas y una justicia plenamente independiente.
En Panamá, por ejemplo, hoy se tiene la gran oportunidad de “recrear” el país que la mayoría desea. Aprovechemos esta coyuntura y preparémonos para los desafíos actuales y futuros, como son: el combate a la pobreza, a la desnutrición; trabajemos en pro de un acceso universal de calidad a la salud y a la educación.
Definitivamente el Estado/Gobierno sale fortalecido en el rol que debe jugar en situaciones de crisis, sobre todo en aquellas de grandes magnitudes; para ello, los actores de la sociedad en general y de los que tienen poder en la toma de decisiones deben jugar el papel que la historia les ha otorgado para que logremos tener ese país que tanto merecemos y anhelamos; con un desarrollo sostenible e incluyente, alcanzando una cohesión social que permita que la oportunidad y la meritocracia sean componentes fundamentales en la sociedad. Con ello evitaremos la polarización y posibles brotes sociales, tal como ocurre en países de nuestra región.