¿Panamá recuperará el pleno empleo?

Actualizado
  • 14/10/2023 00:00
Creado
  • 14/10/2023 00:00
Hasta hace una década las profesiones más demandadas en Panamá solían incluir trabajadores de todas las escalas en sectores como turismo, servicios financieros, construcción, ventas y logística
El desempleo, una problemática en Panamá.

“No está solo”, afirmaba días atrás el director de Empleo de Panamá, Alfredo Mitre, poco antes de iniciarse una feria de empleo en el centro de convenciones Atlapa, en donde reveló que de 2020 a 2023 se logró “bajar de 18,5% a 8,5%” la cifra de desempleo (en abril de 2022 había unas 167.000 personas desocupadas de los 2,05 millones de la población económicamente activa, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo).

Décimas más o menos, eso no es lo importante, sino que detrás de esos números hay personas y familias, y allí es donde pone el acento el Ministerio de Trabajo de Panamá cuando su titular, Doris Zapata, aboga por el “empleo digno”, conforme los postulados de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un asunto polémico cuando la revisión del salario mínimo se inicia.

Dirigentes sindicales y la izquierda política exigen $1.500 mensuales ($19.500 al año), aproximadamente, de emolumentos mínimos para los trabajadores, mientras los empleadores se apalancan en la “productividad” como medida de discusión.

En este escenario, si se da esa subida tenga en cuenta que, automáticamente, todos los trabajadores formales tendrán que pagar el 15% hacia arriba del total de sus ingresos netos (después de deducciones sobre la diferencia que supere los $11.000 anuales) anualmente por impuesto de renta, además, cada trabajador continuará pagando el 9,75% de la cuota a la seguridad social y el empleador el 12,25%.

Y para redondear, se deduce el 1,25% del seguro educativo al trabajador y el 1,5% al empleador, por cada salario pagado.

En Panamá –lo reconocen el gobierno, los trabajadores y los empleadores– la informalidad laboral ya bordea el 50% (casi un millón de personas) con todas sus connotaciones de precariedad, abuso, falta de garantías sociales y merma ostensible de los ingresos por contribuciones a la seguridad social y a las arcas fiscales.

Y eso no es exclusivo de los obreros, también los abogados, médicos, periodistas y los emprendedores digitales y tradicionales navegan por esas aguas, por lo que se convierte en un auténtico desafío la formalización, sobre todo si la burocracia no facilita el proceso.

Hasta hace una década las profesiones más demandadas en Panamá solían incluir trabajadores de todas las escalas en sectores como turismo, servicios financieros, construcción, ventas y logística.

Zapata compartió que después de levantarse la emergencia de la pandemia, “nosotros reactivamos 284.000 trabajos que fueron suspendidos en ese momento”, no obstante, muchos quedaron cesantes porque inmediatamente fueron despedidos al no tener las empresas cómo hacer frente a sus compromisos.

De acuerdo con la funcionaria, “las cifras del Inec (Instituto Nacional de Estadística y Censo) nos indican el 8,9% (de desempleo a abril pasado)” y el registro de empleo de su portafolio le proyectó que “ya está en el 8,5% a mediados de este año y aspiramos a cerrar el año con cifras positivas, estimando un 8,3%”.

Según la ministra, la informalidad es el 48,2% que establece el Inec, mientras alegó que las ocupaciones que más se están demandando se tienen que ver “desde otra óptica, en función de la tecnología, de los idiomas; este país ofrece muchas oportunidades en el sector logístico y estamos incursionando para hacer aperturas en las zonas francas para una generación de empleo que mire hacia otras actividades”.

María Alejandra Cruz, Country Manager de Kozerta, se lanzó el 7 y 9 de septiembre pasado, en alianza con el Ministerio de Trabajo, a reanudar las ferias de empleo y esperaba tener 20.000 solicitudes para 4.000 vacantes disponibles de 60 empresas “con todo tipo de posiciones, gerenciales hasta operativas”.

Y, por la data reciente que maneja, dijo que las posiciones más demandadas actualmente son “el área comercial, abastecimiento, logística; tenemos una gran cantidad de vacantes en esa área, sobre todo ejecutivos de ventas”.

En cuanto a las nuevas formas de trabajo adelantó que “la inteligencia artificial definitivamente va a cambiar un poco la forma en que se están haciendo las cosas, hay muchas posiciones que no creo que van a desaparecer, pero quizá van a cambiar un poco la dinámica de cómo se han venido ejecutando ese tipo de posiciones”.

“Creo que va a haber muchas más oportunidades, por ejemplo, en el área de desarrollo de software por la inteligencia artificial, de alguna u otra forma (la desaparición de otras actividades) va a estar compensado por otras posiciones que van a surgir en el mercado laboral”, acotó.

Respecto a la región, considera que en Panamá “creamos el portal, tenemos más de 10.000 vacantes publicadas de todo tipo de áreas. Panamá es un poquito más pequeño, estamos hablando de 4 millones de habitantes, pero proporcionalmente Panamá tiene un buen ratio de cantidad de vacantes versus la población que tenemos”.

“Sí, hay mucho trabajo, añadió, considero que hay que ponerse en la tarea de buscarlo y utilizar las herramientas adecuadas para poder llegar a ese trabajo a través de las plataformas digitales, que es lo que hoy se está utilizando, hay que prepararse mucho, ese es un punto fundamental, la tecnología en el mundo va cambiando y tenemos que prepararnos cada día más para lo que se nos viene”.

En agosto pasado, el reporte de esa firma indicaba que registraron 1,20% de postulaciones en el área de tecnología y sistemas, 2,18% en mercadeo y comunicación y 3,43% en recursos humanos, mientras que la gran tajada se concentró en comercial (32,84%), administración y finanzas (26,28%) y producción, abastecimiento y logística (21,41%).

Mientras que la pretensión promedio de salario osciló entre $772 mensuales para los junior (novatos), $1.045 para los semisenior y senior y $1.401 para los jefes-supervisores. $600 y $2.500 mensuales fueron los extremos a lo que aspiraban en ese orden.

En la feria de septiembre recibieron 20.123 personas, y quedaron reclutadas 250 solo entre la Policía Nacional y el Servicio Nacional de Fronteras, de acuerdo con el gerente de Mercadeo de Konzerta, Jeff Morales, mientras las otras 3.800 vacantes quedaron en proceso de formalización.

El 58% fue mujeres solicitando una oportunidad laboral. De los más de 20.000, el 35% fue jóvenes entre los 25 y 34 años, y 28% de 18 a 24 años.

El 48% con estudios universitarios y el 30% con educación secundaria.

Por otro lado, según los expertos, hay factores que influyen en el mercado como la globalización, generadora de la movilidad laboral internacional, especialmente en tecnología y servicios; la automatización y la digitalización, que está eliminando plazas humanas u obligando a su readaptación; o la modificación de las industrias dominantes, del sector primario al terciario.

La flexibilidad laboral, las modalidades de empleo a tiempo parcial, trabajos temporales, trabajos independientes y el trabajo remoto se han vuelto más comunes, especialmente con los millennials y la generación Zeta.

Agregan la educación continua para mantener la competitividad.

Los desafíos que enfrenta Panamá pasan por romper con la desigualdad en el acceso y equidad en el empleo, especialmente de los jóvenes y las mujeres; la sostenibilidad, inclusión y diversidad son nuevos valores que se miden para ofrecer y aceptar un empleo.

Recuerdan que el trabajo remoto permite contratar a un experto en Singapur y que resuelva en línea una necesidad; desarrolle las habilidades digitales, el teléfono móvil no solo sirve para entretenerse, puede capacitarse gratis por allí; el análisis y aplicación de data para personalizar el servicio al cliente es otro filón por explotar, lo mismo que la ciberseguridad.

Y, si quiere orientación, considere estar en la red social LinkedIn, es la que más oportunidades laborales difunde en Panamá. La clave es suministrar una hoja de vida bien elaborada y centrada en el nicho que usted domina; no es lo mismo decir que es un “todólogo”, que un experto pastelero vegano.

Uno de los científicos sociales que ha abordado la cuestión del “fin del trabajo” y el futuro del trabajo es el economista estadounidense Jeremy Rifkin quien, en su libro El fin del trabajo: la decadencia de la fuerza laboral global y el amanecer de la era posmercado (1995), argumenta que la automatización y la tecnología están transformando principalmente la naturaleza del trabajo y que se espera que el empleo tradicional se reduzca en el futuro.

Pero un experto que ha expresado escepticismo sobre la idea de que la automatización eliminará por completo la fuerza laboral humana es su compatriota Erik Brynjolfsson, un economista y profesor en el MIT Sloan School of Management, coautor con su paisano Andrew McAfee, de varios libros, incluyendo La segunda era de las máquinas: Trabajo, progreso y prosperidad en una época de tecnologías brillantes (2014).

Allí exploran el impacto de la tecnología en el empleo y argumentan que, aunque la automatización cambiará significativamente la naturaleza del trabajo, también puede generar nuevas oportunidades económicas y empleos que aún no podemos imaginar.

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El autor es periodista independiente y profesor universitario

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