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- 12/11/2023 00:00
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El fin de la guerra en la Franja de Gaza, aumentar la entrada de humanitaria al enclave y garantizar que Israel rinda cuentas por sus "crímenes masivos" fueron las demandas de los jefes de Estado de 57 países árabes y de mayoría musulmana en la cumbre de emergencia celebrada hoy en Riad.
Así lo acordaron en la declaración final emitida al término de la reunión, celebrada ante el "silencio" y el "doble rasero" de los países occidentales a la hora de condenar la campaña de "castigo colectivo" de Israel contra Gaza, que se ha saldado ya con más de 11.000 muertos y ha sumido al enclave en una catástrofe humanitaria.
Las palabras de decepción se volvieron a apoderar de los líderes árabes y musulmanes, que en esta cita se conjuraron para pasar a la acción y dar pasos concretos, empezando con pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que emita de manera urgente una resolución vinculante para poner fin a la guerra.
En la declaración, los países rechazaron que la guerra iniciada tras los ataques del grupo islamista Hamás que dejaron 1.200 muertos en Israel el 7 de octubre sea calificada como un ejercicio de "autodefensa" o "justificada bajo cualquier pretexto".
También pidieron al fiscal general de la Corte Penal Internacional que "cumpla con la investigación de los crímenes de guerra y de lesa humanidad que comete" el Estado judío no solo en Gaza sino "en todo el territorio ocupado", mientras que exigieron a Occidente que "deje de exportar armas" a Israel.
En este sentido, pidieron investigar el uso de fósforo blanco contra Gaza y el sur del Líbano, además de realizar una pesquisa sobre el arsenal nuclear que tendría Israel, algo que ha hecho saltar las alarmas tras las recientes declaraciones de un ministro israelí que sugirió como posibilidad un ataque nuclear en Gaza.
El fin de la guerra, sin embargo, no supondría el fin de este enquistado conflicto, exacerbado por más de medio siglo de ocupación israelí y un bloqueo de casi dos décadas sobre la Franja de Gaza, que antes del conflicto ya era calificada por la ONU como la mayor cárcel al aire libre del mundo.
La declaración final recoge que la única vía para la paz es la creación de un Estado palestino independiente con Jerusalén Este como capital, la solución más consensuada por la comunidad internacional pero que ha quedado abandonada con el paso de los años.
“Afirmamos que ni Israel ni ninguno de los países de la región gozarán la seguridad y la paz sin que gocen de ello los palestinos y recuperen todos sus derechos saqueados”, advirtieron los países en el comunicado final.
Con ese fin, el documento también estipula la convocatoria de una conferencia internacional de paz "con la mayor brevedad posible" para lanzar un proceso "creíble y en base a la ley internacional" para poner fin a "la ocupación israelí del territorio palestino".
Y es que otro de los puntos en común que compartieron estos países fue el de responsabilizar a Israel de "la continuidad del conflicto y de su agravamiento", mientras que consideraron la ocupación de los territorios palestinos "una amenaza para la seguridad y a la estabilidad regional e internacional".
A la cumbre acudieron los jefes de Estado más destacados de la región, como el presidente egipcio Abdelfatah al Sisi; el turco Recep Tayyip Erdogan; el emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani; o el presidente palestino Mahmud Abás, además de un gran número de líderes de países asiáticos de mayoría musulmana.
Pero también se presentaron personalidades que despiertan cierto resquemor entre los árabes, como el presidente de Siria, Bachar al Asad, y el de Irán, Ebrahim Raisí, quien realizó su primera visita a Arabia Saudí con motivo de la cumbre.
Ambos tuvieron puntos en sus discursos que se desmarcaron de la tónica general de condena: mientras Raisí pidió armar a los palestinos para hacer frente a Israel, Al Asad aseguró que el ataque inicial de Hamás impuso una "nueva realidad" en Oriente Medio y abrió "puertas políticas que llevaban décadas cerradas".
Además, sus intervenciones tuvieron una gran expectación porque ambos países forman parte de la alianza informal antiisraelí capitaneada por Irán y autodenominada Resistencia Islámica, que aglutina al grupo chií libanés Hizbulá, a los rebeldes hutíes del Yemen y a las milicias proiraníes de Irak.
Y es que los coletazos del conflicto en Gaza también son una de las principales preocupaciones en Oriente Medio, donde Israel y Hizbulá se están intercambiando ataques y los hutíes están lanzando drones y misiles, al tiempo que grupos proiraníes en Siria e Irak hacen lo propio pese a las respuestas militares de Israel y EE.UU.
Lo advirtió Al Sisi en su alocución: “La negligencia a la hora de parar la guerra en Gaza puede provocar que el conflicto se expanda”.