Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 21/06/2019 02:00
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Cuarenta y ocho años se cumplieron el 9 de junio de la captura y secuestro del sacerdote colombiano Héctor Gallego, olvidado por la República de Colombia y buscado por panameños, en especial los ‘campesinos de Santa Fe', y del tiro de gracia que recibió y entierro clandestino dentro del Cuartel de Los Pumas de Tocumen de la Guardia Nacional, cuyo comandante en Jefe era el Dictador Omar Torrijos Herrera y el jefe del destacamento militar Ricardo Garibaldi, quien falleció el día que asistiría a escuchar el veredicto judicial del juicio por el secuestro y desaparición de Heliodoro Portugal, quien fue encontrado también en los entierros clandestinos dentro del Cuartel de Los Pumas.
Durante veintiún años fue un secreto la operación comando del secuestro de un ser inofensivo y miembro de la Iglesia católica. Pero como se dice, ‘entre cielo y tierra no hay nada oculto' y ‘para decir mentiras y comer pescado hay que tener mucho cuidado'.
Secuestro
Fue el 9 de junio de 1971 cuando se da el alboroto del secuestro de Héctor Gallego en Santa Fe de Veraguas por los miembros de Los Macho de Monte, quienes lo secuestran en horas de la noche en el rancho de Jacinto Peña, y quienes llegaron en el vehículo con Placa No. C J 7 capota blanca, color verde Toyota Land Cruiser de una flota que había adquirido el Instituto de Fomento Económico (IFE).
En horas de la mañana del 9 de junio de 1971, dos miembros de la Guardia Nacional se presentaron a Toyopan y Tesa a retirar el jeep , ‘El del mameyazo' (golpe muy fuerte), en la jerga de la Guardia Nacional, nombre anotado en un papelito sobre el cheque confeccionado, que por error entregó el miembro de la Guardia Nacional cuando un empleado de la empresa se presentó a cobrar el cheque de la cancelación del vehículo.
Luego de ser secuestrado, Héctor es llevado a la cocina del Instituto Nacional de Agricultura (INA) en la provincia de Herrera, donde es puesto en una silla. ‘Quítenle el crucifijo', espetó uno de los secuestradores. Tres estudiantes de la promoción de 1971 estaban en la cocina, haciendo ‘bicherías'.
Dos murieron de forma misteriosa ese año. El otro en la década del ochenta presentó un ensayo a un concurso latinoamericano, convocado en Panamá por el Centro de Capacitación Social (CCS), donde se editaba la revista Diálogo Social. Allí se narra la historia del secuestro del padre y muerte de los estudiantes. Nunca se supo de este ensayo ni se supo quién fue el ganador. Tampoco el que escribió el ensayo indagó sobre el resultado.
Del INA es llevado al centro de detención clandestina que tenía la dictadura, conocido como La Charquita. De ahí es llevado al Cuartel de Los Pumas de Tocumen, donde se le da el tiro de gracia y es enterrado en fosas comunes, en entierros clandestinos junto a otros panameños.
Primer suicidio misterioso
En una revisión a los diarios de ERSA del año 1973, curiosamente, se encuentra una noticia: ‘...la familia del Ingeniero González, su esposa y cuatro niños serán amparados por el gobierno...', dice un extracto de una escueta noticia sobre el ‘suicidio' el día 13 de julio de 1971 del ingeniero Álvaro González Guzmán, director interino de la Región 6 del Ministerio de Agricultura y Ganadería-MAG, hoy Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida).
Un ‘amigo, colega, compañero de trabajo y de pesca' del ingeniero González nos da una aproximación a los últimos días del ingeniero.
‘Cuando una persona queda mencionada en unas investigaciones judiciales, uno toma distancia, y más a esa edad en que uno es joven. Álvaro tenía 32 años, cuando aquel martes 13 de julio de 1971, en el MAG, que quedaba cerca del Cuartel de la Guardia Nacional en Panamá Viejo, se tuvo que irrumpir en el baño y Álvaro había ingerido ‘supuestamente' una dosis del insecticida Folidol'.
‘Vivía en San Francisco de La Caleta, con su esposa Maritza y cuatro hijos'. ‘Me has hecho dejar que mi memoria se transporte al pasado, y me gustaría que se reivindique la memoria del ingeniero Álvaro González Guzmán para que su nombre quede en el sitial que corresponde, pues era un hombre de bien. Después de tantos años, y leer tu artículo del sábado 9 de junio de 2012 ‘Caso Gallego: muertes misteriosas' en La Estrella de Panamá pude tener una idea de lo sucedido', nos narra conmovido, mientras las lágrimas brotan de sus ojos, un amigo que solicita guardar su identidad.
‘Sus últimos días fueron de angustia, después del 9 de junio de 1971, pero no entendíamos nada y en aquella época no se podía hablar. Fue trasladado de la Regional de Veraguas a Panamá, después del escándalo del caso Gallego. Ojalá sus familiares te contacten y reivindiquemos el nombre Álvaro.
Llegué a la Iglesia de Cristo Rey alrededor de las 7:00 a.m., donde la misa fue oficiada por el Padre Alberto Irazagui y ya el cadáver estaba allí. ¿Dónde reposan sus restos? No sé, porque no asistí al cementerio. Cuando llegué, un compañero me dijo: ‘acaba de irse Torrijos, llegó y entró, levantaron la tapa del ataúd, Torrijos miró el cadáver, y se retiró, cuando minutos después llegué'.
Durante años de mis investigaciones, he recibido correos y en conversaciones telefónicas de quienes se identificaron como amigos, reiteraron la necesidad de reivindicar el nombre del ingeniero, todo con el dejo de la nostalgia del hermano, amigo, consejero, y fanáticos de la pesca.
Los padres de Álvaro González vivían en Parque Lefevre. Un hermano falleció en Nueva York y su otro hermano, Raúl ‘Balito' González Guzmán, fue muchos años profesor en la Universidad de Panamá.
El ingeniero González estaba en Santiago, descansando en su residencia esa mañana del secuestro. Tres sujetos le pidieron prestado el vehículo, uno era moreno. Otra versión señala que fue el que manejó el vehículo. ‘Se suicidó' ingiriendo una dosis de insecticida (Folidol), en su oficina, que quedaba cerca del Cuartel de la Guardia Nacional, ambos en Panamá Viejo. Un compañero de trabajo lo recuerda a tantos años del hecho ‘era taciturno, callado, había que sacarle las palabras, de poco hablar. Quedamos sorprendidos cuando supimos de su muerte. Todo fue un misterio'.
Una misteriosa noticia
Una revisión al diario La Hora del grupo ERSA, del día 13 de julio de 1971, trae un misterioso titular de primera plana sin firma responsable, donde se lee:
‘Se suicida con folidol conocido arquitecto', y entre otras cosas señala que ‘el señor Álvaro González era hijo del conocido industrial Dulcidio González. El arquitecto González trabajaba con la firma Schay y Holzer', y la misma va acompañada de la fotografía tomada del anuario de graduación de secundaria del arquitecto González Clarke.
¿Qué fin perseguía esta misteriosa noticia que a pesar de que el que supuesto suicida era un agrónomo y el otro era un arquitecto?
Segundo suicidio misterioso
El 22 de septiembre de 1999 se exhumaron los cuerpos encontrados en el Cuartel de Los Pumas de Tocumen. Martínez era el enlace de la PN con la Fiscalía Auxiliar. Amigos lo recuerdan como ‘un joven servicial, atento, respetuoso'.
Un cercano familiar me dijo en una ocasión: ‘él no dejaba de decirme ‘es Héctor, la ropa —camisa y pantalón enrolado— igualito que la foto de aquel año de 1971; la moneda del centenario, la correa. Cuando bajamos, conté un paso y el cráneo con un trapo vendado por el ‘mameyazo' En la Iglesia San Francisco de Paula, en el entierro de José, todo fue un misterio'.
De González y Martínez, los diarios publicaron una sola noticia, y no se volvió a hablar del tema.
Un mensaje a Laurentino Cortizo
Hay que acabar con estos años de zozobra y angustia de los familiares y sobre todo ‘de los campesinos de Santa Fe' y el próximo 1 de julio el presidente electo, Laurentino Cortizo Cohen, asumirá la Presidencia del país, y tiene la oportunidad de oro de evitar que la Corte Interamericana de Derechos Humanos condene a Panamá por el caso Gallego y todos los demás familiares, allanándose a las pretensiones de todos los familiares; y pasar a la historia como el presidente que dio paso a la reconciliación de los panameños, por los asesinados y desaparecidos de la dictadura militar de Panamá.