El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...
- 05/10/2014 02:00
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Son las 4 de la tarde y aunque el horario de trabajo en las obras de construcción del Centro de Convenciones de Amador es de 7:00 a.m. hasta las 8:00 p.m., no hay casi nadie alrededor. ‘Cuando llueve, según la convención de trabajadores del Suntracs (Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares), los obreros pueden irse a casa’, comenta el ingeniero L.S.P. (quien ha pedido no mencionar su nombre completo ni colocar su imagen), director general del proyecto. ‘Cuando llegué a aquí, a Panamá, un país donde la mayoría del tiempo se la pasa lloviendo, no podía entender esas reglas; pero bueno, así son’, añade L.S.P. y acota: ‘Aquí tienen un sindicato de trabajadores muy fuerte’.
L.S.P. y el gerente de operaciones, el ingeniero J.G. (quien ha hecho la misma solicitud que su jefe), nos muestran los trabajos que se están haciendo en las 13 hectáreas en donde, se supone, estarán ubicados los cinco edificios que conformarán el Centro de Convenciones: uno de 4 mil metros cuadrados para banquetes, otro para la zona de restaurante, en donde caben 1 mil 500 comensales; otro para las exhibiciones de 23 mil metros cuadrados; una sala de teatro para 2 mil 48 personas y una plaza central.
Las referencias que dan L.S.P. y J.G. son colosales. Por ejemplo, solo en el ‘Palacio de exhibiciones cabe Atlapa entero’ dice el director general del proyecto. Otra comparación es que ‘los muros de hormigón, similares a los del Canal, miden 25 metros de altura’. J.G. reitera, para dejar claro cuán grande es esto que ‘todo Expocapac, que llenó de toldas toda la parte de afuera de Atlapa, cabría entero en un solo edificio’.
En total, hay 74 mil metros cuadrados de construcción para un Centro de Convenciones donde, en su máxima capacidad, podrían entrar 23 mil personas. Cuando el proyecto culmine, que se espera será para diciembre de 2015, se habrán utilizado 76 mil metros cúbicos de concreto. ‘Con esa cantidad de concreto se pueden hacer muchas cosas’, añade entre risas el director general. ‘La gente habla de la Ciudad Hospitalaria, pero no se imaginan que en Amador se está construyendo esto’, asegura el ingeniero. Sí, este es un proyecto de magnitudes épicas, tan solo hay que ver el costo: 193 millones 750 mil dólares con 1 centavo.
EL PUNTO ÁLGIDO
Este proyecto fue licitado en 2012 por la Autoridad de Turismo de Panamá y, se suponía, debía estar listo para este año. Sin embargo, aun sin ser un experto, es evidente que falta mucho para culminar la construcción. Todavía hay varillas de metal por todos lados, paredes desnudas, zanjas inmensas, fundaciones al aire, etc.
–¿Qué porcentaje llevan de construcción? ¿No se suponía que debía estar listo para el 2015?
–Hasta el 11 de agosto, fecha de la última cuenta aprobada por la inspección, llevamos 33.56% aprobado del contrato– comenta L.S.P.–. El 27% es de ejecución de obra y el 6.56% es de financiamiento. Al ser un proyecto financiado, los bancos se llevan su parte, ¿vale?– pregunta el director general para confirmar que ha quedado todo claro.
– ¿Y eso va a estar listo para el 2014?
–No, tenemos una adenda hasta diciembre de 2015.
–¿Y por qué están tan atrasados?
J.G. y L.S.P. se miran con complicidad y no saben qué decir.
Por falta de personal y trabajo, tengo la impresión, no es, pues en las obras hay 500 personas involucradas y el horario de labores es de 7:00 a.m. a 8:00 p.m.; es decir, 13 horas al día. Antes, cuando comenzaron, los días eran de 20 horas, pues el primer grupo de obreros comenzaba a las 7 de la mañana, y el último se retiraba a las 4 de la madrugada. Es decir, al día, solo había tres horas de inactividad.
Pareciera, en realidad, que el problema radica en que lo que quería el gobierno anterior quizás no coincide con lo que quiere el actual. El Centro de Convenciones de Amador era uno de los proyectos ‘imperdonables’ de Ricardo Martinelli. Sin embargo, lo que para Martinelli era algo crucial para el país, para Juan Carlos Varela, el actual mandatario de Panamá, quizás no lo es tanto.
INCERTIDUMBRE
Hace unas semanas, el periódico La Prensa publicó una nota en la que decían que una serie de proyectos licitados durante la administración de Martinelli habían sido catalogados ‘de alto riesgo’ por el gobierno de Varela, y se debía determinar si eran o no viables para el país. Entre esos proyectos, resalta el medio impreso, está el Centro de Convenciones en Amador. El diario recogía en la nota, del 10 septiembre, que ‘el Ejecutivo estudiará el nivel de avance de las obras, los montos que han sido desembolsados hasta la fecha y ‘si en realidad merece la pena seguir’ su ejecución’, parafraseando las declaraciones del viceministro de Economía, Iván Zarak.
Si el gobierno panameño se le ocurre cortar esto, no quiero ni pensar la imagen que dejaría al país de cara a las inversiones. L.S.P. director general del Centro de Convenciones de Amador
Todavía no se sabe cuándo el gobierno determinará ‘si en realidad merece la pena seguir’ con el Centro de Convenciones, mientras tanto, el Consorcio HPC-Contratas-P&V (conformado por las empresas panameñas Hispanoamericana de Construcciones, P&V y Consorcio HPC Contratas; la puertorriqueña Constructora Quality; la costarricense Sicsa; y la española Gheliopol) sigue construyendo.
–Estamos en el momento en que debemos intentar que nos aprueben esto. Y en eso estamos. Y que la nueva administración se defina y diga: ‘Esto lo necesito, esto no lo necesito’. Nosotros podemos tener listo el Centro para diciembre de 2015, pero hace falta que el gobierno se defina– recalca L.S.P.–. Hay determinadas fechas en el calendario en las que si no me dices esto ahora, debo tomar una decisión.
J.G. acepta que si bien nunca han parado la construcción, en el ambiente hay incertidumbre. ‘La gente nos trae los periódicos y nos preguntan ‘¿Qué está pasando?’. Al parecer, no hay respuestas certeras a esa pregunta, porque ellos mismos se la están haciendo: ‘En abril, la ATP nos dio el go (el visto bueno) para proceder. Pero desde las elecciones, todo se ha paralizado. Nosotros nos preguntamos: ‘¿Qué ha pasado?’.
MUCHO QUE PERDER
J.G., el gerente de operaciones, comenta que, al continuar construyendo sin saber con claridad cuál es el panorama, todos los miembros del proyecto: ‘Nos estamos corriendo un chance’.
El Centro de Convenciones de Amador es uno de los contratos que el gobierno de Ricardo Martinelli licitó como llave en mano; es decir, el proyecto comienza financiado por la empresa que ganó la licitación y no se paga sino hasta después.
Por contratos de este tipo, Juan Carlos Varela deberá pagar 4 mil 118 millones de dólares por obras solicitadas por Martinelli.
En el caso de Amador, la promesa del gobierno panameño era la de pagarle al consorcio que se ganó la licitación 28 meses después de iniciados los trabajos. Con ese compromiso, el consorcio busca financiación de los bancos, que saben que en 28 meses recibirán, de parte del gobierno panameño, el dinero que ellos le prestaron al consorcio HPC–Contratas– P&V.
El dinero de los bancos se le va entregando a los constructores a medida que Panamá emita unos documentos llamados CNO, que son una suerte de pagarés.
Los CNO son emitidos luego de que Prointec, la empresa inspectora, revisa las cuentas que entrega el consorcio y las compara con los trabajos. Si los inspectores aprueban lo que presenta HPC-Contratas-P&V, se lo hacen llegar al gobierno, que debe emitir el compromiso de cancelación de la cuenta en 28 meses.
Comenta L.S.P. que lo normal es que ‘cuenta presentada, cuenta aprobada, y CNO en un mes o mes y medio’. No obstante, las cosas no han sido así: ‘Hasta ahora el gobierno panameño no ha puesto un duro (un centavo). Nosotros no hemos recibido nada’, reclama el director general del proyecto. ‘Lo que el gobierno panameño ha dado es una promesa de que a los 28 meses sale el dinero para pagarle al banco’. Pero, así como el proyecto, esta promesa también está en veremos.
–Al día de hoy, de las 9 cuentas aprobadas, el gobierno panameño solo ha otorgado los CNO correspondientes a dos– detalla el ingeniero J.G. En pocas palabras: Si el gobierno no emite los siete CNO restantes, no están en la obligación de pagarle a los bancos el dinero invertido hasta ahora en las obras.
– ¿Así que tampoco es seguro que en 28 meses reciban el dinero?– le pregunto al director general del proyecto.
–Se lo pagarán a los bancos, de esos no se escapa nadie. Quizás de nosotros sí, pero de los bancos, no. Eso lo tengo claro– dice L.S.P. mientras J.G. ríe.
Resulta que los bancos que están costeando el proyecto son Banistmo, Scottia Bank, Caja de Ahorros y el banco estadounidense Goldman Sachs, que, aclara el ingeniero jefe, ‘es la primera vez que participa en un proyecto en Panamá’.
El director general de la obra advierte: ‘Si al gobierno panameño se le ocurre cortar esto, no quiero ni pensar la imagen que dejaría al país de cara a las inversiones’.
– ¿Y cómo están costeando los trabajos, si no hay promesa de pago?
–Capitalizando la obra a pulmón– dice L.S.P.
– El proyecto está andando por el pulmón de los socios– aclara J.G.
– ¿Y cuánto puede aguantar ese pulmón?
– No lo sé– admite el director general–. Tampoco sé cuáles sean las intenciones de los socios.
ENCRUCIJADA
El gerente del proyecto, en medio del paseo por las 13 hectáreas, comenta que en esos momentos, durante el Consejo de Gabinete, era muy probable que el tema de Amador se estuviera analizando. ‘Han venido en un día crucial, hoy podríamos saber si tenemos fumata blanca o no. Quizás ya mañana no le tendríamos que estar diciendo esto’.
–Pero ya llevan un 33%– les digo.
–¡Claro!– comenta L.S.P. mientras, nuevamente, J.G. ríe– Nosotros dependemos del gobierno, esto es un proyecto gubernamental. A lo mejor el nuevo gobierno termina por decir: ‘No vamos a invertir en este edificio’. Es una posibilidad, no lo sé.
–Y con estos dos CNO aprobados, estos dos de nueve, ¿tienen para cubrir lo que han invertido?
–No, hemos invertido muchísimo más, muchísimo más– recalca el director general del proyecto.
– ¿Y las empresas soportarían un golpe como ese?
– No tengo ni idea. Cuando un gobierno te quita un proyecto empezado, habría que tirar del contrato– considera LS.P.
TÉCNICOS, NO POLÍTICOS
‘No pienso nada’, contesta el director general, tajante, cuando se le pregunta qué opina sobre todo lo que ha aparecido en los medios de comunicación en relación a los sobrecostos en las obras del gobierno Martinelli y posibles casos de corrupción.
Igual de directo, pero con mucha menos agresividad, responde cuando se le pregunta si cree que el Centro de Convenciones de Amador está en un limbo porque se ha visto envuelto en las intrigas de la política. ‘Nosotros somos técnicos, no políticos’, remarca L.S.P. Ante la puntada de su jefe, J.G., el gerente de operaciones, una vez más, solo ríe.
‘Los políticos son políticos aquí o en cualquier otro lado’, reflexiona el español, ‘todos son iguales’.
Postura oficial de la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP)
Se intentó contactar a voceros de la ATP para conocer si, tal como indicaban los ingenieros J.G. y L.S.P., el tema del Centro de Convenciones de Amador se había tocado en el Consejo de Gabinete de esta semana. También se les consultó sobre el estatus de la obra, si ya se había definico qué se haría con ella; sin embargo, la ATP no quizo emitir comentarios a ninguna de las dos interrogantes.