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La historia de una lápida con un nombre que no le corresponde
- 20/08/2019 02:00
- 20/08/2019 02:00
Los hermanos Bethancourt han vivido 30 años sabiendo que en el Jardín de Paz hay una lápida que tiene grabado el nombre de su padre, Braulio Bethancourt, pero los restos que se hallan bajo esta no le pertenecen a él.
Este lunes, después de 30 años, los hermanos (Braulio, Brenda y Brigitte) volvieron al camposanto para intentar, por enésima vez, encontrar los restos humanos de su padre, un teniente de las desaparecidas Fuerzas de Defensa de Panamá, que murió la noche del 20 de diciembre de 1989, cuando el poderoso ejército de Estados Unidos invadió a Panamá.
Durante este tiempo, y aunque sabían que la lápida estaba allí, nunca fueron a llevarle un ramo de flores.
Brenda y Brigitte viven en Estados Unidos y Braulio, en España. El pasado lunes 11 de agosto Brenda, quien se encuentra en Panamá de visita, fue al Parque Omar a correr y le llamó la atención que en una de las oficinas había un letrero en el que se lee: ‘Comisión 20 de Diciembre de 1989, por la verdad, la memoria y la justicia'.
Entró allí y narró su historia, la misma que ha venido repitiendo por tres décadas. Su padre se encontraba en el cuartel de Amador en la noche del 20 de diciembre cuando fue bombardeado por el Comando Sur de las fuerzas estadounidenses estacionadas entonces en Panamá y, aunque ella y sus hermanos lo buscaron, nunca hallaron su cuerpo.
En 1990, el gobierno de Guillermo Endara ordenó exhumar los restos que habían sido enterrados en una fosa común en el Jardín de Paz. Al abrir la primera bolsa, se les dijo que se trataba de Braulio Betancourt, a lo que Brigitte exclamó que no porque no coincidía con las características de su padre.
La orden, narraron este lunes, era que nadie tenía derecho a reclamar nada y que debían guardar silencio; de lo contrario, la exhumación no se realizaría.
Los hermanos Bethancourt guardaron silencio por 30 años hasta que llegó el día que decidieron hablar, cuando Brenda descubrió que existía una oficina de la Comisión del 20 de Diciembre.
Allí mostraron el expediente que tienen de su padre y les dijeron que el Ministerio Público haría una inspección ocular en la fosa común del Jardín de Paz, como parte del proceso de reapertura de 14 casos de víctimas durante la invasión.
Brenda y Brigitte, quienes viven en Estados Unidos, están en Panamá desde principio de agosto de visita y al conocer sobre la oficina y la inspección ocular, avisaron a su hermano Braulio, quien vive en España.
Braulio llegó al Jardín de Paz directo desde el aeropuerto a encontrarse con sus hermanas para intentar, una vez más, hallar los restos de su padre. La Comisión del 20 de Diciembre de 1989 le tomó muestras de sangre a Brenda y Brigitte y hoy hará lo mismo con Braulio.
La idea es cotejar el ADN de los hermanos con los restos que se encuentran en el Jardín de Paz.
‘Hemos vivido 30 años sabiendo que los restos que dicen ser de mi papá no lo son y con la esperanza de encontrarlo en cualquier lugar', dijo Brenda.
La única certeza de los hermanos Bethancourt son unas fotografías que tiene la Comisión 20 de Diciembre de su padre como parte de un expediente de unos restos humanos enterrados en la fosa común del Jardín de Paz.
Los hermanos Bethancourt esperan que el trabajo que desarrolla la Comisión 20 de Diciembre de 1989 finalmente logre encontrar los restos de su padre y corregir el error de la lápida.
El pasado 9 de julio, la Fiscalía Superior Metropolitana de Homicidio inició la investigación por reapertura de los 14 casos y el 31 del mismo mes ordenó la inspección ocular para este lunes.
La Comisión 20 de Diciembre y la Fiscalía tienen planeado hacer las exhumaciones de los restos en el verano.
Svetlana Jaramillo, miembro de la Comisión 20 de Diciembre, explicó que se trata de una investigación que había sido cerrada en la década de 1990 por sobreseimiento provisional impersonal.
Jaramillo dijo que si bien es cierto que es bueno realizar las exhumaciones para investigar estos 14 casos por una orden judicial, también se deben realizar exhumaciones por la vía administrativa para identificar las decenas de restos humanos que, después de 30 años, sus familiares no saben dónde están.