La comunidad Gardí Sugdub abandona la isla

Actualizado
  • 04/06/2024 18:19
Creado
  • 03/06/2024 20:00
Unas 300 familias comenzaron este lunes, y hasta el jueves 6 de junio, su mudanza a tierra firme tras las secuelas del cambio climático. Habitarán casas subsidiadas por el Estado panameño

Con la operación “Dulup”, las autoridades panameñas comenzaron el traslado a tierra firme de los moradores de la isla Gardí Sugdub, los primeros desplazados del mundo por efectos del cambio climático.

Para la ejecución de este operativo, que empezó este lunes 3 y estará hasta el 6 de junio, se desplegaron unidades en tres puntos principales: la isla Gardí Sugdub, el puerto de Cartí en la comunidad de Isberyala.

El traslado comenzó con dos grupos. Dieron prioridad a cinco familias que tienen miembros con discapacidad y a las autoridades tradicionales de la isla.

El resto de la operación, para los próximos días, se realizará en el orden que se marcó, es decir, del sector A al F.

Isberyala, también conocida como el proyecto de urbanización Nuevo Cartí, cuenta con 300 metros cuadrados de viviendas, que se representarán con 300 familias con una población de 1.785.

Según las autoridades panameñas, el proyecto habitacional guarda las tradiciones y costumbres propias de la cultura guna, en las que se destinaron 600 metros cuadrados para la construcción de la Casa del Congreso y la Casa de la Chicha.

En concreto, las residencias tendrán un terreno de 300 metros cuadrados, de los cuales 40,96 metros cuadrados serán para dos recámaras, sala-comedor, baño y lavandería.

Los moradores tienen la expectativa de mejorar su calidad de vida, ya que las viviendas en las islas son sumamente precarias, con piso de tierra y paredes y techos de caña, madera y hojas de cinc.

También buscan solucionar los problemas recurrentes de agua potable y la falta de luz eléctrica, así como terminar el hacinamiento; ya no había espacio en la isla para ampliar las viviendas.

La reubicación en Cartí implica retos para la comunidad guna, tanto cultural, como tradicional e independencia.

Sin embargo, el saila José Davis, de la comunidad Gardí Sugdub, destacó que el traslado “es una verdadera fiesta para la isla”.

Una muestra de ello es la historia de la señora Melania Norris, a quien conoció este diario supervisando los enseres de sus familiares mientras esperaba enviarlos a tierra firme bajo la lluvia de ayer lunes.

Allí, Norris dijo que la organización de todas sus pertenencias y las de sus familiares empezó el lunes en la madrugada.

“Todo lo hice por el futuro mío y el de mi familia. Sabemos que la isla, poco a poco, puede ir desapareciendo”, comentó la residente.

Norris coincide con muchos vecinos que dicen que el mayor reto sigue siendo el hacinamiento y el cambio climático, que genera aumento del nivel del mar, cada año.

Al respecto, las autoridades han explicado que los indígenas gunas, desde los años 90 del siglo XX, se dieron cuenta de que las casas en estas islas se llenaban de agua.

Desde 2014 se realizan estudios que apuntan a una disminución de 50.300 metros cuadrados, lo cual obliga a los habitantes a escoger entre permanecer en las islas o la reubicación a tierra firme.

Según estimaciones del gobierno, que registra la agencia EFE, para 2050 el nivel del mar aumentará entre 0,56 y 0,76, haciendo que desaparezcan algunas islas de Guna Yala.

Rogelio Paredes, ministro de Vivienda y Ordenamiento Territorial, aclaró que con la entrega de los terrenos “aquí nadie es dueño de nada” porque los espacios son comunitarios y “todos son dueños de todo”.

Recordó que el nivel del agua se está acercando y reclama el terreno insular, lo que ha obligado a las personas a caminar en el agua en la isla

Adelantó que ya hay familias que se mudaron por su propia cuenta, tras recibir la llave de su casa.

“Los que no la tienen (la llave) la tendrán hoy, lunes”, dijo el ministro de Vivienda.

Las autoridades informaron que todo el proceso se ha realizado de la mano con la comunidad y las autoridades locales, respetando sus costumbres y sobre todo brindándoles la participación de manera respetuosa como señala la Ley 37 de 2016, que establece el derecho a la consulta y consentimiento previo, libre e informado a los pueblos indígenas.

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