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Jill Biden: 'Estamos aquí para hablar de cómo podemos trabajar juntos para enfrentar el VIH-SIDA'
- 22/05/2022 09:39
- 22/05/2022 09:39
En una tarde de sábado soleada, atípica en los tiempos lluviosos de Panamá, se dio un escenario emotivo y reflexivo. Un grupo de personas, dispuesto a debatir, esperaron a la primera dama de Estados Unidos Jill Biden (New Jersey, 1951) en la Casa Hogar del Buen Samaritano en Juan Díaz. Son jóvenes y adultos que padecen de VIH-SIDA, una enfermedad que cobra la vida cerca de 700,000 personas al año en todo el todo el mundo, según datos oficiales.
A la 1:30 p.m. Biden llegó al lugar, en su segundo día en el país. Se nota la alegría del encuentro y más cuando lo que se percibe es la intención de poner fin al estigma, la discriminación y extender la mano a quienes lo necesitan. El padre Domingo Escobar, fundador del albergue, recibió a la esposa del presidente estadounidense con un presente. Pero además de la cortesía y el protocolo, el gesto iba más allá: una mesa redonda, instalada en el patio del lugar permitiría conocer el testimonio real de esa persona que padece VIH y que está “invisibilizada”.
“Muchas gracias por participar en este panel. Hoy estamos aquí para hablar de cómo Estados Unidos y Panamá pueden trabajar juntos para enfrentar el VIH-SIDA y la ayuda que ofrece el Plan de Emergencia del Presidente de los EE.UU. para el alivio del sida (Pepfar)”, lanzó la también doctora en Educación tras saludar con un apretón de mano a cada panelista.
La acompañaron Orlando Quintero, fundador de la fundación Pro Bienestar y Dignidad de las Personas Afectadas por el VIH/SIDA (Probisida); Ricardo Beteta, representante de la asociación Hombres y Mujeres Nuevos de Panamá; Nadin Solís, representante de la asociación Wingudun Galu; Raúl Tugri, externo de la casa hogar y Stewart Tuttle, jefe de misión interino embajada de Estados Unidos.
El primero en alzar la voz, tras la bienvenida de la invitada de honor, fue el doctor Quintero, quien describió el rol de quienes estaban allí. Evocó aquel día en el que la desgracia le mordió el cuello en 1987, cuando se infectó accidentalmente del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Tras ello, tomó la palabra Beteta, activista por los derechos humanos de la comunidad LGBTQ+ . “He luchado para que el Estado nos reconozca. En Panamá nos falta la visibilidad, el acceso a preservativos y más recursos. Aquí existe la homofobia y la discriminación. El Estado panameño debe reconocer quiénes somos”, pidió desde una silla de ruedas mientras miraba a sus compañeros y a la primera dama.
Nadin Solís, VIH positiva desde hace 23 años, tomó la palabra y reforzó las palabras de su compañero. Ella explicó la realidad que viven en las comarcas en torno al conocimiento sobre el virus y el rechazo diario al que se enfrentan. “ Es un gran trabajo lo que estamos haciendo por muchos años. He sido testigo de que la sociedad civil panameña presta sus servicios a la comunidad. He logrado constituir una organización índigena trans”, contó orgullosa.
Mientras que los panameños de la mesa relataban sus experiencias y posturas, Jill Biden transmitía empatía, escuchaba detenidamente la traducción de su intérprete y anotaba en una libreta, quizá los puntos claves de la plática.
Tras la participación de Solís, Raúl Tugri, diagnosticado de VIH desde 2014, subrayó el abandono educativo en la comarca Ngäbe-Buglé en torno a la sexualidad y al virus. “En las comarcas no se habla de la enfermedad. Muchos migramos a la ciudad en búsqueda de información y tratamientos”, denunció. “Aquí nos discriminan, pero en las comarcas nuestras propias familias nos discriminan. Duele el rechazo de la familia y de la sociedad”, remató.
Tras los relatos y en defensa del fin de la discriminación, que excluye día a día a personas infectadas por el virus, la primera esposa de un presidente de EE.UU. que continúa con su carrera profesional desde la Casa Blanca siendo maestra, interpeló al padre Escobar, viéndolo como apoyo a través de la Iglesia. “Padre, le quiero hacer una pregunta, ¿usted cree que la solución a estos problemas sea la educación?”, exclamó. “Es la tarea primordial dentro de este mundo del VIH. Es un tema de toda la sociedad . No solo corresponde al Gobierno, sino que involucra a la comunidad familiar. Otra cosa sería si este tema fuera parte del sistema educativo”, respondió el sacerdote. Premisa que apoyó Quintero: “No hay educación sexual en Panamá y la homofobia se fomenta desde pequeños. No hay conciencia de riesgo ”.
Luego de casi una hora y media de debate, Biden se mostró impecable, dispuesta y resistente pese a las altas temperaturas de en una tarde de fuerte viento y calor pegajoso. Y concluyó con una solución que afirmó mantendrá el optimismo de este grupo vulnerable. “El departamento de Estado de los EE.UU. anuncia hoy (ayer) un aumento de fondos para el Pepfar. Esperemos que esto les ayude a ustedes. Obviamente lo que pretendemos es renovar la esperanza a través del programa . El trabajo que ustedes han venido haciendo es como elevar una roca hasta la cima de la montaña. El problema va más allá de los fondos, es un problema de educación social, de hacer campañas publicitarias. Debe venir un cambio de actitud en la familia, en la iglesia y en la sociedad civil”, zanjó Biden.
Este no es el primer acto en el que participa Biden desde su llegada a Panamá. Este viernes visitó, junto a la primera dama panameña Yazmín Colón de Cortizo, la escuela Hogar de la Infancia ubicado en San Felipe. El viaje se da en la antesala de la Cumbre de las Américas que se realizará en Los Ángeles del 6 al 10 de junio. Tras su estadía en suelo nacional, visitará Costa Rica. Antes había estado en Ecuador.
El Plan de Emergencia del Presidente de los EE.UU. para el Alivio del SIDA (Pepfar) aumentó los fondos de asistencia para Panamá (administrados por USAID) y para Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de $2.1 millones en 2019 a $7.1 millones en 2021, con un aumento de $7.6 millones planificado para 2022.
Las agencias del gobierno estadounidense USAID y CDC implementan las actividades de Pepfar en Panamá, que se iniciaron en 1998.
En Panamá, los fondos de Pepfar han ofrecido asistencia técnica para expandir los tratamientos a más hospitales, han establecido sistemas de evaluación y vigilancia de VIH, además de estrategias de prevención como las Clínicas Amigables.
A través del Pepfar, Panamá cuenta con un programa que ofrece el medicamento PrEP (profilaxis prexposición) a poblaciones en alto riesgo de contraer VIH. Panamá es el segundo país en Centro América en ofrecer esta innovadora alternativa preventiva.