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- 11/06/2023 00:00
- 11/06/2023 00:00
El feminismo suscita mitos, clichés, miedos y ataques. Esta verdad muchos la niegan aun aquí en Panamá; pero en pleno siglo XXI, con increíbles avances en tecnología, ¡no hay igualdad de género! Ni siquiera en los países nórdicos. Y no lo digo para que nos sintamos mejor… sino porque quiero abordar el feminismo como un tema tabú. He llegado a la conclusión de que se le tiene miedo, no al feminismo, sino a la mujer. Y no es retórica. Así que voy a vindicar desde cuándo viene el pugilato, sus conquistas y dónde estamos, haciendo una corta búsqueda y paradas en la historia, hasta el Panamá de hoy.
Imaginen a un Aristóteles, padre de la filosofía occidental (384 a. de C.), diciendo que la mujer es un ente reproductivo. Su virtud es el silencio y la sumisión. Sí, las mujeres son inferiores. Si nos vamos a la era d. de C., las mujeres somos madres, no dignas de ser apóstoles; hoy día seguimos en segundo plano. En términos generales, las religiones no aportan a la mujer libertad o igualdad; nos han quemado en el pasado y hoy limitan nuestras prerrogativas reproductivas.
René Descartes (1637), filósofo, matemático y físico de la nobleza francesa, reconoce la igualdad entre los individuos, la capacidad racional propia de los seres humanos, sin restricciones a un grupo social o sexo. Por ende, es propio de lo femenino. Poulain de la Barre, escritor, sacerdote, filósofo y precursor del feminismo, apunta: “las mujeres son tan dignas, tan perfectas y tan capaces como los hombres”. Mary Wollstonecraft, británica, es la primera filósofa feminista de la historia -madre del feminismo- quien “defiende el derecho y la importancia de que las mujeres puedan ser educadas como los hombres” y le pone relieve a la importancia de la maternidad. “Solo una mujer libre y consciente puede ser una buena madre”. Atacan: las feministas no quieren hijos.
Otro mito: el feminismo odia a los hombres; falso. El feminismo es una posición filosófica contra el patriarcado, no contra el hombre. En verdad, el patriarcado no lo ostentan “los hombres”, sólo algunos. La mayoría está subordinado a él, como las mujeres.
Durante la Revolución francesa (1789-1799), cuando las francesas revolucionarias marchaban hacia Versalles, gritaban "libertad, igualdad y fraternidad", exigiendo por primera vez el derecho al voto para la mujer (1791). Defendían la igualdad a partir de la diferencia; las mujeres debían poder aportar una mirada moral, o maternal, a la política, por ser las madres de los futuros ciudadanos.
En Inglaterra, por fin votaron las mujeres en 1918, luego de gritar, pelear, salir a las calles, ser encarceladas, insultadas, acorraladas, ultrajadas y asesinadas. Siguieron luchando. La historia del derecho al voto de la mujer es la de una batalla incansable de más de dos siglos. Según los países y según el momento, el sufragio femenino ha sido aprobado, revocado y vuelto a aprobar; pero ha servido como principio de un camino que llevaba hasta el sufragio universal.
En Panamá, el voto de la mujer sin restricciones no se da sino hasta 1945. Ha habido feministas y mujeres notables como Tomasita Ester Casis, Clara González, Esther Neira de Calvo, Sara Sotillo, Reina Torres de Araúz, y muchas otras, reunidas en organizaciones de mujeres donde trabajamos juntas. Aquí, mujeres y hombres somos tratados en forma diferente, no hay iguales derechos. Aparecen ellas en fotos que las cosifican en algunos medios de comunicación masiva, a pesar de que la ley 82 de 2013 no lo permite. La ley que regula la esterilización tampoco permite que una mujer pobre se esterilice a los 18 años, como sí lo hace el hombre, sino a los 23 y después de 2 hijos y una recomendación médica. El salario de ellas es entre 15 y 20% menor, por igual trabajo.
Otro cliché, “la mujer es la peor enemiga de la mujer”. Esta frase, construida por algún machista, surge porque conviene socialmente que nos peleemos entre nosotras, para evitar sororidad. No la alimentemos.
Miedos: el feminismo es de izquierda ¡falso! Ni Wollstonecraft lo era, ni otra precursora del feminismo como Simone de Beauvoir lo era, cuando escribió El segundo sexo en 1949. Que la izquierda crea en derechos sociales, sí. Pero de aquí a que, por eso el feminismo sea de izquierda, ¡no! ¿Por qué se excluyen los conservadores o libertarios o capitalistas de apoyar al feminismo?
Esperaría que los varones dejasen los machismos y prejuicios contra las mujeres, independientemente de su ideología, no sólo porque somos la mitad de la población, sino porque tenemos la capacidad. Si no, ¡pregúntenles a las universidades! El feminismo no es más que reemplazar el patriarcado en el mundo por una gerencia del poder equitativa, en donde los valores de la mujer y el hombre, valores femeninos y masculinos, tengan el mismo peso en la sociedad.
Había vivido como feminista sin nunca definirme como tal... pensaba que no era necesario; que las mujeres podíamos llegar hasta donde quisiéramos. ¡Pero no era cierto!