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La historia de una 'estafa'
- 20/06/2023 00:00
- 20/06/2023 00:00
Roberto Salomón Homsany Esses –como la mayoría de los practicantes de la comunidad hebrea– lleva un nombre extraído de los rollos de la Torá. Es un hombre religioso que recorría la sinagoga invocando el nombre del dios hebreo “YHWH” hasta en los negocios. Gozaba de la admiración y el respeto, sobre todo de confianza entre los feligreses. Enseñaba la Torá a los hombres y creó una asociación para que los jóvenes no cayeran en problemas de drogas y bulling. Y en varias ocasiones formó parte de la junta de una comunidad hebrea. Muchos elogiaban el interés por la filantropía judía de Homsany. Nadie vaciló en entregarle sus ahorros cuando los pidió con un plan inversiones a cambio de jugosas ganancias, usando como garantía un contrato religioso y, entre comillas, sagrado.
En su circulo religioso, el hombre de un poco más de medio siglo de vida, era un exitoso comerciante. Aprovechó la fama, la amistad y la cercanía con sus correligionarios y les propuso colocar dinero en una de sus sociedades por 12 meses con un interés anual de 8% y 10%. Los intereses los prometió pagar mensualmente.
Habla el fiscal
“Lo hizo a sabiendas de que no podía cumplir con los pagos de intereses y la devolución de las sumas que le fueron entregadas en concepto de inversión”, explicó Elías Núñez Murillo, fiscal de circuito contra el orden económico en su escrito de acusación contra Homsany por estafa agravada y delito financiero.
Resultó “un lobo vestido de oveja”. Así lo calificó uno de los afectados de la 'estafa' de la que está acusado el religioso y comerciante. Homsany reunía a sus clientes en las oficinas de una financiera, en el corregimiento de Bella Vista, y prometía un negocio “rentable” y “lucrativo”. El dinero que le fue confiado sería usado para realizar préstamos a taxistas y 'buseros' con un interés de 23% para que estos adquirieran sus propias unidades rodantes, explicaba a sus clientes.
Con este porcentaje, el comerciante prometía pagar los intereses pactados de los depositantes y cubrir los gastos (5%). La diferencia era ganancia (8% y 10%).
La relación comercial era como la de un banco que recibía un depósito a plazo fijo y pagaba intereses más altos que los de cualquier banco del sistema nacional. Así lo establecen los testimonios de los depositantes y otros documentos judiciales a los que ha tenido acceso La Estrella de Panamá y que sustentan esta publicación.
Para darle a la transacción una apariencia legal usaba un “contrato de asociación” denominado “Torá Aska”. Muy tarde los supuestos afectados se percataron de que el nombre real del contrato es “Torá Iska”, que significa la “ley del negocio”. Mientras que “Aska” no significa nada ni en hebreo ni en arameo, Iska quiere decir que dos personas están asociadas en un negocio donde lo pueden perder o ganar todo, aunque hay excepciones, detalles y anexos como cualquier contrato, explicó el máximo líder religioso de la congregación a la que pertenece Homsany, en una declaración a la fiscalía.
Para el hebreo común “Iska” es un contrato religioso que debe respetarse porque simple y llanamente es sagrado.
Homsany marcaba las directrices. A los que aceptaban el negocio recomendaba comprar cheques de gerencia para hacer sus depósitos a la cuenta de la sociedad offshore Dorasol Investment Limited, que estaba radicada en islas Vírgenes Británicas (BBVA), y que no tenía autorización para ejercer actividad financiera en Panamá.
El monto de los cheques era de 4,5, 6 y hasta 7 cifras, según constató la fiscalía. Aunque hubo clientes que depositaron directamente su dinero en la cuenta de la sociedad. Y otros se lo entregaron en efectivo.
Un informe de actuación financiera elaborado por la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) del 28 de noviembre de 2022 para establecer los movimientos bancarios de la cuenta determinó transferencias con destino a Israel y Florida (Estados Unidos). Según el detalle del remitente eran para préstamos de inversión.
El análisis de la cuenta bancaria constató que se recibieron sumas de dinero que guardan relación con lo descrito por los denunciantes. También se observaron pagos de intereses que se realizaron a los clientes.
Por un periodo de 11 años, Homsany captó dinero. Pero no cumplió con sus compromisos, según el relato de un grupo de los depositantes. La lista de los que cayeron en esta trama es larga, alcanza a casi dos centenares de familias judías, pero solo en 13 casos se ha reclamado judicialmente el dinero. Otro grupo de los afectados intenta alcanzar un acuerdo con el comerciante para recuperar por lo menos parte de sus inversiones.
Algunos de los clientes pasaron de una riqueza cómoda a la desesperación. Había entre ellos adultos mayores y personas enfermas que no tienen cómo comprar medicamentos porque cedieron todo su capital esperando multiplicarlo. Aunque la mayoría de los afectados son hebreos, hay amigos y conocidos que no forman parte de la comunidad.
Hubo personas que recibieron los intereses mensualmente, pero nunca el capital. Al cumplirse un año de la entrega del dinero, el contrato se renovaba automáticamente y continuaban recibiendo mensualmente los intereses. Y otras que ni siquiera recibieron los intereses.
La alarma se encendió cuando el religioso quedó involucrado en una investigación por supuesto peculado en las compensaciones de los diablos rojos en 2019. Homsany quedó detenido mientras se realizaban las pesquisas de la fiscalía. El comerciante perdió la confianza y la amistad de muchos de los feligreses, conocidos y amigos que veían que sus ahorros estaban en peligro. Las víctimas querían retirar su capital, pero solo recibieron “excusas” y “evasivas” , narran los afectados.
Cuando el comerciante salió de la cárcel, después de consignar una fianza, prometió que un comité se encargaría de vender sus propiedades para devolver al menos el 50% del capital, en un par de meses, a los personas que le confiaron su dinero. Pero tampoco cumplió con este compromiso, según otra de las víctimas.
Entre 2008 y 2019 la sociedad captó $50 millones, según estableció el informe de acción financiera.
Durante dos años –2008 a 2010– la cuenta de la sociedad Dorasol Investment Limited, cuyo beneficiario final era Homsany, recibió depósitos por $21,4 millones. Solo los cheques sumaban $15 millones. El dinero posteriormente era transferido a diferentes cuentas personales y de sociedad, cuatro de estas recibieron la mayor cantidad de flujo, de acuerdo con el informe de actuación financiera de la DIJ, que buscaba establecer la trazabilidad de los fondos que se recibieron en la cuenta Dorasol Investment Limited.
La cuenta bancaria de la sociedad Financiera Panamá, S.A., cuyo beneficiario final es el comerciante, fue una de las que mayor cantidad de recursos recibió. Solo en transferencias electrónicas y apertura de contrato recibió $7 millones en cuatro años (2015 y 2019).
El 26 de noviembre de 2015 recibió $5 millones en apertura de contratos, según el mismo informe.
En la lista de las sociedades a las que se transfirió dinero está Desarrollo Las Cumbres que, según fuentes judiciales, está relacionado con un centro comercial.
El comerciante además constituyó cerca de una veintena de sociedades anónimas que no declaraban renta.
Homsany, en su círculo religioso, ha pasado de ser el “mago del dinero”, que multiplica ganancias “al del engaño”, como lo describe uno de los denunciantes. Acusado de estafa agravada, delitos financieros y lavado de activos en diversos procesos, podría enfrentar penas que superan los 20 años de resultar responsable. Este diario intentó comunicarse, sin éxito, por diferentes vías con la defensa de Homsany.