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Una funcionaria del Ministerio Público que se desempeñaba como asistente en una fiscalía de circuito de litigación especializada en asuntos civiles y de familia renunció al cargo tras enfrentar la oposición de sus superiores para poder asistir a su hijo, menor de edad y autista, en las terapias clínicas que requería.
El hecho se produjo el pasado 12 de junio, fecha en la que la citada asistente optó por renunciar a su trabajo y a su reclamo de conciliación laboral y familiar.
Aunque no revela su nombre para no afectar a su familia, la funcionaria señala la falta de colaboración del despacho de asuntos administrativos, donde no encontró la asistencia necesaria para poder atender tanto sus responsabilidades laborales como domésticas.
Así mismo, señaló que la fiscalía no tuvo en cuenta su requerimiento para mejorar su capacitación y le negó la participación en un curso en el exterior por haber dedicado ya "tiempo excesivo" a las necesidades de su familia.
En su descargo, la funcionaria explicó que el tiempo libre que había solicitado al Ministerio, entre vacaciones y una licencia sin sueldo que disfrutó en 2015, estuvo condicionado por la atención que requiere su hijo enfermo. Y precisó que la misma procuradora, Kenia Porcell, estaba al tanto de esa dispensa.
En su denuncia a este medio, la mujer considera que no se valoró con justicia el empeño que puso siempre en su trabajo, su puntualidad y profesionalismo, incluso bajo las condiciones adversas de su situación familiar. Si finalmente renunció, sostiene, fue porque recibía más asignaciones y encargos, en horarios que chocaban con las terapias de su hijo.
La solución que propuso, el traslado hacia algún despacho del circuito de San Miguelito, donde reside, no prosperó; por lo que se despidió contra su voluntad, como ha querido dejar constancia en los medios para provocar la sensibilidad que requiere el mundo laborar ante los contratiempos familiares.