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El Frente Patriótico frente al Tratado Filos Hanes
- 27/11/2022 00:00
- 27/11/2022 00:00
EEstados Unidos estaba en el apogeo de su grandeza (¡MAGA time!) cuando un puñado de jóvenes panameños lograron desarticular su estrategia de defensa interamericana y propinarle uno de los más duros golpes a su reputación como potencia económica y militar.
Los sucesos empezaron el 11 de diciembre de 1947, dos años después de concluida la II Guerra Mundial. Ese día, los gobiernos de Estados Unidos y Panamá anunciaron que, tras meses de intensas negociaciones, habían firmado el Convenio Filos Hines que aseguraba la continua operación de 14 de las 134 bases que Estados Unidos había mantenido en Panamá (fuera de la Zona del Canal) desde el año 1942.
El convenio aseguraba al gobierno de Estados Unidos el derecho de arrendamiento durante los próximos cinco años para 12 de las bases y diez años para la joya de la corona, la base aérea de Río Hato.
El gobierno de Enrique A. Jimenez, quien había mantenido las negociaciones en secreto, adelantó a la opinión pública que el convenio sería sometido a la Asamblea Nacional de Panamá antes de terminar el año y que no habría problemas para su aprobación pues contaba con el compromiso de voto afirmativo de más de 41 de los 51 diputados.
Los planes del presidente Jiménez serían desarticulados sorpresivamente por el movimiento estudiantil panameño agrupado en el Frente Patriótico de la Juventud y la Federación Nacional de Estudiantes, liderados por el estudiante de derecho Carlos Iván Zúñiga.
Los estudiantes hicieron un llamado a huelga y una manifestación pública el viernes 12 de diciembre, con una protesta que terminó en una batalla campal entre los jóvenes y la policía montada, con un resultado de 25 heridos, 24 arrestos y la renuncia del ministro de Educación Max Arosemena.
En los próximos días, siguiendo el ejemplo de los estudiantes, se movilizaron otros grupos de población, especialmente las mujeres, demostrando de forma contundente el repudio del pueblo panameño al convenio firmado entre las dos naciones.
Ante las manifestaciones abrumadoras y la proximidad de las elecciones en mayo del siguiente año (1948), los 51 diputados votaron unánimemente en contra del tratado.
Panamá perdía los beneficios de una inversión de $2,500 millones a través de posibles salarios para trabajadores así como ventas del comercio, pero preservaba su dignidad y ambición de auto gobierno.
Estados Unidos debía reacomodar su estrategia de defensa continental y relocalizar a los 1,500 soldados que mantenía estacionados en las bases panameñas.
La movilización contra el Tratado Filós Haines sería uno de los mayores logros históricos del movimiento de la juventud panameña, iniciado en las décadas del 20 y 30 y revitalizado en el año 1945 con el I Congreso Nacional de la Juventud (Ver entrega anterior).
De acuerdo con Alfonso Labrador, Mauricio Dolande y Eduardo Carrasquilla, autores den ensayo “La Experiencia Política del Movimiento Frentista”, la FEP y el Frente Patriótico de la Juventud introdujeron métodos de lucha novedosos para la sociedad panameña de la época, como la participación en los medios, la denuncia legal, el mitin, la arenga y la protesta, cargados siempre de un discurso radical, moralista y gestos desafiantes. Eran tácticas agresivas que le valieron a muchos de los jóvenes la persecución de los gobiernos, días de cárcel, pero también el respeto de una ciudadanía que vio en ellos el estandarte de la lucha por la renovación y adecentamiento de la patria.
De acuerdo con los autores mencionados, “la jerarquía intelectual de la mayor parte de sus miembros y sus espectaculares intervenciones en algunas coyunturas de la vida panameña” permitieron escribir sus nombres en la historia nacional.
El interesante ensayo de Dolande, Labrador y Carrasquilla, cuyo manuscrito y colección de recortes de periódicos fue donado a la Biblioteca Nacional por la profesora Diamantina Carrera de Calzadilla, hace un análisis de los logros y errores del movimiento estudiantil y relata los esfuerzos de los miembros del Frente por convertir esta agrupación cívica en un movimiento político.
Como expusieran en un manifiesto dado a conocer en octubre de 1950, el Frente Patriótico sustentaba su razón de ser en el “fracaso rotundo y aparatoso de las sectas liberales y la enorme desilusión panameñista”. Por ello, alegaba que “solo queda a nuestro pueblo la convicción firme de que propia voluntad insobornable para organizarse y luchar por un destino de salud física, de bienestar material y de redención espiritual”.
El manifiesto declaraba que el Partido Frente Patriótico sería “anti oligárquico” y buscaría principalmente reivindicaciones populares. Responsabilizaba a la oligarquía del caos administrativo existente, de la “desorientación criminal de la educación panameña”, de la ineficacia de las instituciones estatales, de la explotación”.
Los intentos de reunir el número de adherentes necesarios para convertirse en un partido político chocaron con la falta de recursos de los miembros, en su mayoría de clase media. “Lentamente, a través de muchos sacrificios personales, los jóvenes ya profesionales se movilizaron por todo el territorio nacional y lograron reunir 6,000 adherentes, especialmente en áreas rurales”, explica el ensayo mencionado. Pero en ese momento estalló la crisis del gobierno de Arnulfo Arias (1949-1951), que fue reemplazado por Alcibiades Arosemena.
Arosemena organizó un gobierno de concertación nacional y compuso su gabinete con representantes de todos los partidos. Entre ellos, incluyó al Frente Patriótico, al cual encargó del Ministero de Educación (Ricardo A. Bermúdez) y la Caja de Seguro Social.
Como parte de la burocracia estatal, el Frente Patriótico pudo completar la inscripción de los 7,500 adherentes necesarios para consagrarse como partido. A fines de septiembre de 1952 la agrupación contaba con 8,200 adherentes inscritos, aunque con una directivas y dirigentes provinciales poco numerosas y organizadas.
Pero entonces empezaron los problemas. De cara a las elecciones de 1952, en la que deseaban participar plenamente como opción política, empezaron a suscitarse problemas internos que debilitaron el partido. El 21 de octubre de 1951 en la convención realizad en Chitré, los miembros no ligados a la administración de Arosemena hicieron un golpe para cambiar la directiva del partido, eliminando a los miembros más experimentados.
El partido quedaría destruido después de las elecciones de 1952, en la que participaron como aliados de la Alianza Civilista, formada por el Partido Liberal Nacional y el Partido Revolucionario Independente, dos de los partidos oligárquicos que tanto habían criticado en el pasado y de los que habían jurado diferenciarse.
La unión a esta coalición política había sido una decisión difícil, pero el liderazgo del partido consideró que era su deber formar una fuerza contraria a la Coalición Patriótica Nacional, que tenía al coronel José Remón a la cabeza de la nómina y al que se veía como una amenaza para la democracia panameña pues se consideraba que seguiría el camino de sus amigos Somoza, Trujillo, Perez Jimenez.
El Frente aceptó una posición secundaria en la nómina presidencial civilista y en los arreglos de la Alianza. Al final, el obtuvo 12,500 votos presidenciales, más que el Partido Revolucionario Independiente, cuyo presidente Norberto Navarro ocupaba una de las vicepresidencias de la Coalición.
El dudoso triunfo de la Coalición Patriótica nacional en mayo de 1952 – la coalición dominaba el Jurado Nacional de Elecciones- dejaron en el país una actitud colectiva de pesimismo, de indiferencia por la política, sostienen Carrasquilla, Labrador y Dolande.
La férrea presidencia de Remón, autoritaria y represiva, y su nueva ley electoral que imponía condiciones imposibles para la formación de partidos políticos, acabaron con la estela de éxitos del Frente Patriótico, que ya se enfrentaba a una situación de estancamiento.
El Frente Patriótico de la Juventud gozó de sus momentos de gloria y del respeto de la ciudadanía, especialmente por su valentía para retar a los gobiernos y sufrir las persecusiones. Muchos de sus líderes, Jorge Illueca, Carlos Iván Zúñiga, Humberto Riccord, Ricardo J. Bermúdez, Carlos Calzadilla, Ramón H. Jurado, seguirían mostrando sus quilates destacando en la vida del país en los próximos años.