“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
- 04/11/2023 00:00
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De la cordillera Central, que atraviesa el Istmo de un extremo a otro, se desprenden numerosas planicies suavemente inclinadas hasta el mar Pacífico, formando extensas y feraces llanuras. De éstas, las más notables son las de David, San Lorenzo y Remedios, en la provincia de Chiriquí. David fue la capital en el s. XIX del cantón de Alanje, que estaba conformado además por Boquerón, Alanje, Bugaba, Dolega, Gualaca, Remedios, San Félix, San Lorenzo y San Pablo. En 1849, el dio paso a la creación de la provincia de Chiriquí, y en 1855, a través de la Asamblea Constituyente, llega a formar parte oficial del Estado Federal de Panamá.
Como capital del departamento, reside el gobernador, autoridad superior en el orden político y administrativo. Hay también un pequeño cuerpo de policía, que obra bajo la dependencia del gobernador para guardar el orden. El poder judicial está ejercido por un juez de circuito. También gobierna un alcalde como agente del gobernador de la provincia, y un concejo municipal, encargado de administrar los intereses del distrito.
En el Pacífico, frente a la boca del río Fonseca queda la isla Venado, y al oeste de ésta se encuentran varias islas, islitas y rocas aisladas que forman entre ellas y la costa diversos canales que dan paso a las embarcaciones que hacen el tráfico con la ciudad de David. La ciudad se relaciona con la navegación nacional a través de los puertos de Boca Chica y Pedregal donde atracaban los vapores de calado ligero “Montijo” y “Cargador”, desde donde un camino conduce a través de una llanura cubierta de hierba sin árboles hasta la ciudad (Star and Herald, 28 de agosto de 1860).
La ciudad se encuentra en una noble sabana o llanura, con la costa boscosa al frente y la gran montaña antigua al fondo, Volcán, o el volcán, como se llama la montaña —extinta desde hace muchos años—, forma una de las imágenes más particulares del lugar, un clásico en todos sus detalles. Esta llanura proporciona buenos pastos a muchos caballos y vacas. Al acercarse a la ciudad el carácter del campo cambia y aparecen colinas; el terreno está más o menos cultivado y dividido por vallas. Sin embargo, nada aparece del pueblo hasta que se alcanzan las primeras casas.
Hacia mediados del s. XIX, David contaba con aproximadamente 500 casas, construidas de madera y arcilla. Las casas eran generalmente de un piso de altura, encaladas de blanco y cubiertas con tejas rojas de fabricación nativa; la mayoría con terrazas-cubiertas al frente. El resto de las edificaciones no presentaba una apariencia llamativa y eran en su mayor parte chozas de bambú y casas de madera con techos de paja y suelos de arcilla. Sin embargo, hay muchas tiendas bien amuebladas en las que se puede comprar todo lo que uno desee a un precio razonable. Posee un hospital, un bien cuidado cementerio, un buen matadero y otros edificios. Sus calles son rectas y bien trazadas que en su conjunto reflejan un aspecto prolijo; sin embargo no estaban aún iluminadas por electricidad. Su única iglesia, la Sagrada Familia —de notable arquitectura—, se encuentra en la plaza central del pueblo o plaza del Carmen donde se encuentran también las oficinas de gobierno. Anteriormente existió en este sitio una ermita de los españoles, a la cual se iba desde San Lorenzo, por un camino que atravesaba la áspera montaña de Chorcha. En 1732 fue invadida por una partida de más de 200 indios del territorio de Mosquitos, que cometieron inauditos crímenes con los moradores.
Los davideños principalmente son de raza mixta, aunque el número de personas blancas es considerable debido también al aumento de la migración. Algunos franceses, italianos y norteamericanos se han instalado allí, esto por la razón que en quince años cambió de aldea miserable a una ciudad próspera. Se dedican principalmente a la cría de ganado vacuno, la agricultura y el comercio. Las exportaciones del lugar son el arroz, el café, la zarzaparrilla, cueros y pieles, perlas, caparazones de tortuga, carne seca y un poco de polvo de oro. La mayor parte de lo que produce se envía a la ciudad de Panamá, pero también se comercia con Costa Rica. Sin embargo, “cuando la carretera a Bocas del Toro se complete y una directa comunicación directa con Europa y Norte América sea establecida muchos de los productos que no tienen serán exportados con ventaja”.
Con la entrada al s. XX, David era asiento lugar de unos 6,000 a 8,0000 habitantes del total de 50,000 que había en toda la provincia. A diferencia de las aldeas de Gualaca, Riochico Dolega, San Pablo, Boquerón, San Lorenzo y Tolé donde la mayoría de sus habitantes vive en estado primitivo en caseríos desparramados muy distantes unos de otros que procuran construir a la orilla de los ríos; David era sede de las autoridades, residencia de la gente culta y centro de los negocios; aunque muy mal edificado (La Estrella de Panamá, 3 de febrero de 1903). A pesar de ello, es una vida tranquila y fácil en la que no hay prisas indecentes; el clima es sano, un perpetuo verano, la vegetación es exuberante y la tranquilidad sólo se ve alterada por fiebres intermitentes y ocasionales estallidos revolucionarios. (Wolfred Nelson: Five years at Panama; the trans-Isthmian Canal, 1889)