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- 29/08/2008 02:00
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Pareciera que lo que más importa es el desarrollo cuantitativo: más alumnos, escuelas, maestros y profesores, etc. En cambio, la calidad de la enseñanza, desde su orientación, contenidos, evaluación hasta la formación y perfeccionamiento de docentes son aspectos que nos importan en igual grado. Los estudios y encuestas más recientes a nivel nacional e internacional sobre la calidad de la educación en Panamá, así lo demuestran.
En momentos en que la comunidad nacional exige esfuerzos por hacer el recuento y diagnosticar el estado de la educación con vistas a realizar una cruzada de la educación nacional -una planificación o planteamiento integral de la educación -incluyendo la redefinición de su estructura y funcionamiento, conviene recordar y plantear la necesidad de organizar seriamente un servicio de Supervisión Nacional.
Gracias al desarrollo científico de la educación y al desarrollo democrático de la administración, la supervisión nada tiene que ver con el concepto puramente fiscalizador, anti democrático y personalista que la profesión heredara de campos ajenos a ella. Hoy concebida, en primer término, como principio inherente a la buena administración sin la acción del cual no es posible el funcionamiento ordenado de la acción educativa en torno a ciertos fines.
Por eso, conviene destacar las características más importantes del moderno concepto de supervisión. En primer término, su sentido democrático, expresado tanto en sus fines como en la generación de los planes, la organización y manejo de ellos como los variados contactos humanos que se promueven dentro o fuera de las escuelas. Esta función de relación humana en torno a los problemas inmediatos de la tarea educativa torna a las labores de supervisión, uno de los mejores medios de perfeccionamiento de los docentes.
Dentro de las variadas técnicas que han de poner en acción, conviene destacar las de medición y evaluación a las que se debe recurrir en toda sus posibilidades, funciones y momentos, incluso en la autovaloración y enjuiciamiento de la función, aunque la supervisión de la educación no se circunscribe únicamente al control, la fiscalización y la inspección de los servicios, no puede, en la medida de lo necesario, estar exenta de estos requerimientos, toda vez que el Estado moderno orienta y controla la formación de los ciudadanos a través de la educación que se imparte.
Apenas he esbozado aquí el moderno concepto de supervisión, parece necesario, por la crítica situación que atravesamos, insistir en la urgencia de una mejor organización de servicios dentro de la educación panameña.