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- 20/12/2019 00:00
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“Principalmente por mar”, respondió el vicepresidente, “estamos buscando hacer un acuerdo con la guardia costera (de Estados Unidos) pronto”, afirmó. Panamá acababa de capturar 500 kilos de cocaína.
Era la tarde del 28 de noviembre cuando Arias Calderón se reunió con su homólogo estadounidense George Bush en la oficina Oval de la Casa Blanca. En los 20 minutos que duró la cita, intercambiaron varias impresiones. Una de las primeras de Arias Calderón fue la queja sobre las relaciones entre Panamá y México, que aún no se normalizaban tras el asilo otorgado al exgerente del Banco Nacional, Rafael Arosemena, quien se “había robado millones”. Bush recién regresaba de México y hablaba maravillas de su visita al país azteca. “He tratado de poner esto a un lado y avanzar en nuestras relaciones bilaterales, pero no ha sido posible”, relataba Arias Calderón.
Bush estaba a punto de hacer una gira por Latinoamérica como una señal para fortalecer los lazos con la región y no se sintiera olvidada por la guerra del Golfo que protagonizó Estados Unidos.
“Espero que tengas éxito en deshacerte de Sadam Hussein”, replicó Arias Calderón.
En ese momento, el deseo de Bush era que las palabras que acababa de pronunciar el panameño, calaran en el Congreso de su país.
A continuación la reunión se centró en los temas pendientes entre ambos países. Arias Calderón describió los esfuerzos del gobierno para desmantelar las Fuerzas De Defensa, “todos los hombres están fuera de las barracas”, afirmó, “ahora trabajan ocho horas y se van a casa con sus esposas y vecinos como todo el mundo”.
Sin embargo, para el vicepresidente, el verdadero reto era la pobreza. “Cuarenta por ciento de las familias viven por debajo de la línea de la pobreza. La economía empieza a levantarse, pero no crece como debiera, tenemos un 27% de desempleo, ese es nuestro verdadero reto”, describió el vicepresidente panameño a Bush.
A pesar de que han transcurrido 30 años desde la invasión de Estados Unidos a Panamá, hay varios temas por los que el tiempo no pasa. La lucha contra las drogas y el blanqueo de capitales siguen siendo uno de los principales focos de combate en Panamá, al igual que lo eran cuando se retomó la democracia del país en 1989.
En 1991 Panamá capturó 5 toneladas de droga, según los registros de Panamá Files, treinta años después, aún con la intención de combatir el tráfico y la inversión en tecnología y personal de seguridad, hasta diciembre de 2019, se decomisaron 80 toneladas de esta sustancia, es decir, 16 veces más que antes.
En julio de 1991, el Comité de abuso de Narcóticos de la Casa de Representantes del Congreso, parecía tener una bola de cristal que predijera lo que ocurriría en Panamá: “el tráfico de drogas se incrementará en Panamá y continuará como un paraíso para el lavado de dinero”, cita el texto.
Desde el primer día el gobierno de Guillermo Endara y sus dos vicepresidentes, Guillermo Ford y Ricardo Arias Calderón, quienes tomaron posesión en una base norteamericana, enfrentaron un sin número de dificultades. La lucha antidrogas, era uno, más a petición de su socio 'liberador', que por ser una prioridad estatal.
De acuerdo a la DEA (agencia policial antinarcóticos), las autoridades habían capturado 3.9 toneladas de cocaína en 1990, en comparación con 1.7 toneladas en 1989. Al parecer, en una sola operación se confiscaron 2 toneladas, en Colón, dirigida por la agencia norteamericana, la más grande de toda la historia. Estas cifras, no obstante, no reflejaban los datos de la droga que cruzaba por Panamá, pero los oficiales de Estados Unidos creían que se incrementaba, incluso que la cifra había doblado l a cantidad desde la operación Just Cause.
La razón, según el informe, se debía a que la Policía, no tenía la capacidad de patrullar los puntos de tránsito en la frontera. Además, “los traficantes ya no tienen que hacer grandes pagos a las fuerzas de Defensa para pasar los cargamentos por Panamá”, se lee.
La accidentada visita del presidente George Bush a Panamá en junio de 1992, se registró en un documento que registró el diálogo de una reunión en la que participaron varios miembros del gabinete de Endara. Era la primera visita a Panamá del alto funcionario desde la invasión, y lo que menos imaginó era verse huir en estampida en un acto público en su honor, ante la manifestación de decenas que se presentaran en el mitin.
Dos días antes de este suceso, Bush estaba interesado en conocer si el pueblo panameño pensaba que se había hecho un juicio justo a Noriega, a lo que el gobernante panameño y el vicepresidente Guillermo Ford, asintieron, con la salvedad de la existencia de cierta resistencia de miembros de los Batallones de la Dignidad.
En la reunión también se habló de narcotráfico.
“Estamos trabajando con educación para prevenir el consumo y reducir la demanda”, señaló Bush.
A continuación narró que cuando tenían éxito en las operaciones de interdicción, “los narcos encuentran otras vías para operar”.
Además de la droga, el vicepresidente Ford, estaba sorprendido por el aumento de efectivo que circulaba en las calles.
“Tenemos que mirar esto de cerca e investigar, hay una gran cantidad de dinero en Zona Libre, el 25% es efectivo, no nos gusta esta tendencia”, advirtió Ford.
Bush comentó que tal vez los narcotraficantes están usando esa plataforma.