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- 16/05/2024 12:11
- 15/05/2024 19:34
Aunque las preocupaciones de la comunidad LGTB estuvieron prácticamente ausentes en la gran mayoría de las propuestas de los candidatos que corrieron en las elecciones generales del pasado 5 de mayo, esto no evitó que el tema tuviera un espacio importante en los discursos de algunos políticos, que asumieron posturas antiLGTB como bandera de campaña.
Una práctica que –a juicio de Iván Chanis, presidente de la Fundación Iguales y activista por los derechos humanos– no solo reflejó una “instrumentalización del discurso de odio” como forma de hacer política, sino también representó un fracaso electoral para quienes optaron por asumir estas posturas.
“La mayoría de los panameños en la encuesta que nosotros publicamos y que estuvo en manos de todos los candidatos, decía que era poco probable que votarían por candidatos que utilizaran discursos de odio o violencia contra la comunidad LGTB, señaló Chanis, quien es abogado.
En una lectura poselectoral dada este miércoles en Portada de La Estrella de Panamá, el jurista resaltó que la gran mayoría de candidaturas que apostaron por discursos antiLGTB no recibieron el apoyo de los electores. Por el contrario, aspirantes elegidos como Mayer Mizrachi (Alcaldía de Panamá) o Grace Hernández (diputada electa en el 8-4) ganaron a pesar mostrarse favorables al matrimonio igualitario, una propuesta considerada polémica por algunos sectores conservadores.
Destacó igualmente que el fenómeno se expresó entre candidatos presidenciales, alcaldes, diputados y hasta con partidos políticos, como el caso de PAIS, que fue el único colectivo que abanderó el combate a las iniciativas LGTB, y apenas consiguió los votos mínimos para subsistir.
Enfatizó que otras figuras políticas jóvenes que resultaron elegidas en diputaciones y alcaldías, aunque no manifestaron abiertamente su apoyo a garantizar derechos a las minorías LGTB, tampoco expresaron su condena a la comunidad. “Yo reconozco que la mayoría de los políticos tuvieron una posición moderada, no instrumentalizaron la vida de las personas LGTB”.
“Una de las conclusiones positivas de la elección es que hay un innegable cambio social en Panamá, hay una apertura a respetar derechos y reconocer que puede haber diferencias en muchas temáticas. Al panameño no le gusta que utilicen la vida de otras personas para la politiquería”, remarcó.
Para el activista, los resultados también “desmitifican” el argumento dominante de que existe una mayoría de la población que rechaza a la comunidad LGTB, “Ese mito que han creado de que queremos cambiar el orden del Estado o la economía, ya no se lo creen (...) prueba de que estos años de trabajo de la sociedad civil ha tenido un cambio transcendental”.
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