El nuevo contralor de la República, Anel Flores, arrancó con fuerza en el ejercicio de sus funciones tras anunciar varias auditorías sobre empresas e instituciones del Estado. El desastroso quinquenio que dejó la administración de su antecesor, Gerardo Solís, arrojó un manto de opacidad sobre irregularidades y malos manejos en torno al gobierno pasado e incrementó el desprestigio de la Contraloría. Las auditorías planteadas a compañías como Panama Ports, la administradora del Ferrocarril y otras empresas donde el Estado es accionista, son las señales correctas que la ciudadanía espera: un ejercicio activo del contralor. Para mantener esa racha de credibilidad que empieza a construir Flores, la institución debe mandar un mensaje contundente de que nadie está por encima de la ley, por tanto, no deben registrarse fiscalizaciones selectivas. Aún quedan desafíos pendientes, como las auditorías a las juntas comunales y la Asamblea Nacional, donde los intereses políticos podrían convertirse en un muro que, si el contralor no está dispuesto a superar, difícilmente se conocerá con certeza el manejo real de estas instituciones. Proteger el patrimonio del Estado y de los panameños debe estar entre las tareas principales del contralor, una misión que el país mira atentamente.

Uno que es el grupo de Bohuslan Big Band fue en el Centro de Convenciones de Ciudad del Saber

En la plaza toca:

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