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- 20/11/2024 02:20
Una marcha de superación
De 475 a 1492, comerciantes y artesanos libres habitaron los burgos. Eran unas fortalezas en que no estaban sometidos a los señores feudales. Los herederos de los burgueses componen hoy la clase media que históricamente lidera los avances sociales.
Por años me he preguntado si con las políticas públicas de nuestra dictadura se expandió la clase media como nunca antes. Es una pregunta polémica, pues insinúa que un régimen autocrático puede ser muy efectivo para propiciar oportunidades. Responder la pregunta requiere estudiar nuestra movilidad social, comparando el promedio anual del ingreso familiar de 1967 y 1990. También requiere no limitarse solo a esos criterios cuantitativos e incluir cualitativos. Por ejemplo, sus aspiraciones y actitudes. Adicionalmente, para entender su conformación y evolución, es importante analizar también algunas teorías del desarrollo social.
La teoría geográfica (trópicos versus frío) afirma que el clima impacta la productividad. Hay otra corriente que vincula la ética (protestantes versus católicos) con la clase social, porque es la moral la que incide en hábitos de superación. Ademas, hay otra que postula que el factor crucial son las “instituciones”. Ese término difuso significa que el crecimiento ocurre cuando en un país impera la ley y el respeto a los derechos de propiedad. El rol del Estado es decisivo en lo que discutimos aquí, pues, sin salud, vivienda y educación, la clase media no crece. Obviamente, también el individuo tiene responsabilidad. Debe estudiar de acuerdo con su talento y elegir entre ser un vago o esforzarse. Así pues, un análisis de la clase media panameña y su marcha de superación estaría incompleto sin desgranar tres eras de nuestra historia.
La primera ocurre con la endogamia oligárquica de “los primos” (Boyd, Espinosa, Arango, Lewis, Espinosa y Brid, entre otros), de la Junta Provisional de Gobierno. Sus descendientes gobernaron Panamá desde 1904 y, con excepción de Carlos Mendoza, nadie fuera de su círculo accedió al poder. La exclusión se atenúa con el liberalismo de Belisario Porras y con dos nuevas oportunidades de educación: el Instituto Nacional y la Universidad de Panamá. Concluye con el fin de la presidencia de Marco Robles en la crisis ocurrida de abril a septiembre de 1968, preámbulo de lo que describiré a continuación. La segunda era fue la dictatorial. Se inicia con unos cinco militares rabiprietos compartiendo el poder arrebatado a Arnulfo Arias. Continúa con el control total de Torrijos desde 1969 y su rol como héroe que recuperó la Zona del Canal. Su voluntad de apertura democrática se truncó con su muerte. Concluye con nuestro país invadido por Estados Unidos para despojar a Noriega de su poder.
Finalmente, comprender la clase media exigiría revisar hechos de la actual era democrática. Comenzó con Endara, Billy Ford y Pérez-Balladares. Ellos son responsables de la reconstrucción posinvasión y nuestra adecuación a la realidad económica global de finales del siglo XX. En el estreno del siglo XXI, la era avanzó gracias a la presidenta Moscoso recibiendo el Canal y con su sucesor, Martín Torrijos, que logró el “sí” en el referéndum para ampliarlo. El ciclo cierra con una sucesión de presidentes que dura veinte años: de Martinelli en 2009 hasta Mulino, que entregará el poder en 2029.
Discutir sobre la movilidad social requiere reconocer que, aunque el talento y el esfuerzo son factores que permiten al individuo surgir económicamente, ambos tienen límites, pues la clase media llega a un techo que los frena. ¿Acaso podrían superarlo con redes de contactos para acceder a capital relacional que amplíe su poder? Yo llamo a eso “asociatividad” y me dedicaré pronto a proponer un modelo que, gracias a ella, reduzca la desigualdad.
*El autor es analista económico