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- 04/12/2020 00:00
El tambor de orden ocueño y las efemérides patrias
El tambor de orden ocueño tiene algunas cualidades que lo identifican como baile de salón, puesto que, al celebrar un matrimonio, onomástico, evento especial o precisamente las efemérides patrias, conlleva una serie de pasos o características, entre esas lo ordenado o disciplinado en que se va desarrollando, a través de las bailadoras que están en la rueda o ronda, ellas saben el momento indicado cuando deben entrar al baile, sin alterar la rueda; bailan en forma contraria a las manecillas del reloj, desde luego que la mujer debe demostrar alegría, galanteo, coqueteo, pues es una especie de cortejo entre ambas parejas, debe haber buena comunicación para que ambos lleguen a los tambores a realizar la venia, que es la parte principal de este ritual, el hacerle honor a los tambores.
Para bailar el Tambor o Tamborito, considerado el baile nacional de Panamá por excelencia y que ha recorrido todos los rincones del mundo a través de sus ejecutores, es necesario una buena intérprete, mejor conocida como cantalante, un buen grupo de mujeres que acompañen con el coro y las palmadas, a eso, le agregamos unos buenos tamboreros que, para las regiones de Azuero y Veraguas, utilizan tres instrumentos a saber: la caja, lleva el ritmo y compás de la cantalante, se ejecuta con dos bolillos o baquetas, el pujador va acompañando la caja rítmicamente, el sonido es grave, la ejecución depende del instrumentista y el repicador, encargado de llamar a la pareja para que haga los tres golpes, su sonido es un tanto agudo, fino.
En cuanto al ritmo, el tambor norte ha sido el más identificado en Ocú, por muchas razones, entre esas, tiene más cadencia, la cantalante se estropea menos igual los tamboreros, a pesar de que el corrido también lo practican en estas regiones, el norte predomina, debemos saber que son muchas las damas que sobrepasan de veinte, treinta y más empolleradas para tiempo de carnaval o eventos especiales.
Queremos destacar que en Ocú, han habido muy buenas cantalantes, sobre todo para época carnestolendas, mencionadas, la maestra América Mitre de Ruiloba (q.e.p.d.) con su tonada Taole, que posteriormente el maestro Yin Carrizo la popularizara con su conjunto Viva Panamá, destacamos también a las maestras Gilma de Marín con su tonada “Soy Marinera”, Dania de Carrizo, Aida Ureña y otras que hacían retumbar con sus timbradas y afinadas voces los salones en las residencias donde se encontraba la princesa de Calle del Centro, en este caso.
Pero es que el tambor o tamborito, no solamente se ha practicado en Calle del centro para época de carnaval, también en calle arriba y calle abajo, las tonadas de tambor han sido el plato fuerte, y también ha habido muy buenas cantalantes en ambas calles; es de justicia mencionar a distinguidos tamboreros de aquella época, Diógenes Flores (Caja), Francisco Castillero González (pujador), Juan Manuel Castillero González (pujador), Asunción “Chon” Barrera (repicador).
Con el advenimiento del Festival del Manito, con buenas vías de comunicación, con buenas escuelas, colegios y universidades existentes en Ocú, el progreso cultural, musical y artístico ha ido en crescendo; los concursos en las modalidades de tambor, decima, cumbia, y otras, en cualquier corregimiento o comunidad ocueña, se encuentran músicos, trovadores, guitarristas, violinistas, acordeonistas, cantalantes de tambor, mejoraneros, gritadores y salomadores, estos géneros se han hecho muy popular, y las representantes al reinado han demostrado dominio artístico en cumbias, décimas o tambor.
Para bailar el tambor, es necesario ir bien ataviado, tanto la mujer como el hombre, polleras de todo tipo son permitidas, de gala ocueña, blanca, de coquito, montuna, caladas, talco en sombra, basquiñas y otras, el vestuario del hombre consiste en sombrero blanco ocueño o pintado, camisilla blanca, pantalón negro y zapatos negros, hacemos la salvedad, que para actividades o eventos del Festival del Manito, solo es permitido las polleras ocueñas, la montuna para bailar mejorana y el montuno (cotona y pantalón chingo) para el hombre.
En conclusión, el tamborito o baile de tambor lo baila el que quiere. Su origen es negroide, pero ha tenido una gran aceptación por los grupos hispánicos; su ritmo es muy contagioso, por eso, seguimos sustentando que es el baile nacional por excelencia, se puede decir que el tambor panameño ha unido las diferentes etnias existentes en nuestro territorio.
Ocú, al igual que pueblos de Azuero, no permitiremos, en ningún momento, cambios que alteren la esencia del hecho folclórico, sobre todo en los bailes y demás costumbres, ya que la función específica, en este caso del “Tambor”, siempre ha sido la de alegrar a la colectividad, a los pueblos, a la gente. No obstante, hoy hemos presentado otra faceta o manifestación que también se cultiva en nuestro pueblo, sobre todo para las efemérides, el baile de tambor de orden ocueño. El día 4 de noviembre, día de la bandera, siempre se ha celebrado en Ocú, con un “tambor de orden”.