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Las relaciones con China arriban a siete años, un asunto de Estado, donde el sector público como privado han venido ampliando la cooperación y el intercambio comercial, pues el país no podía seguir de espaldas a la historia como espectador de acontecimientos regionales y mundiales.
En la nueva agenda internacional de desarrollo, China aparece como una sociedad mayormente agrícola y autosuficiente, que se ha transformado en los últimos años en el mayor mercado de consumo del mundo, un proceso consolidado sin grandes convulsiones sociales o económicas.
Con su importante innovación tecnológica y sofisticación financiera, China se posiciona como la segunda potencia económica, política y cultural. Miembro permanente del Consejo de Seguridad que, lejos de ambiciones armamentistas y militaristas, está aplicando la apertura, fomentando la cooperación inspirada en la coexistencia pacífica, procurando con ello un orden mundial multilateral más equilibrado.
El pragmatismo y responsabilidades globales de China se apoya en su potencial demográfico de 1 354 millones de habitantes, que representa la quinta parte de la población mundial. Este país ha librado una revolución sin precedentes en la historia de la humanidad, a tal punto que 500 millones de chinos han salido de la pobreza en los últimos cuarenta años.
Pero ello no se queda allí, los denominados músculos financieros de China se perfilan como alternativas del financiamiento externo al contar con el Nuevo Banco de Desarrollo BRICS y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), los que están incidiendo en la democratización de la arquitectura financiera internacional.
Simultáneamente, la Franja y la Ruta es la plataforma de cooperación más ambiciosa lanzada por el presidente chino Xi Jinping, a tal punto que en una década ha logrado el respaldo de más de 150 países y 30 organizaciones internacionales. La propuesta incentiva cadenas industriales y de suministros conectando los mercados de Asia y Europa con el financiamiento de proyectos ferroviarios, corredores terrestres, puertos y aeropuertos.
Con el objetivo de promover el Desarrollo Global y la Cooperación Sur - Sur, el presidente chino Xi Jinping creó hace dos años la Iniciativa de Desarrollo Global (IDG), la Iniciativa de Seguridad Global (ISG) y la Iniciativa de Civilización Global (ICG). Estas se proyectan como soluciones chinas para mejorar la gobernanza global, interpretando los cambios en el mundo para abordar los desafíos que enfrenta la sociedad internacional, brindando una orientación estratégica en la búsqueda de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.
Ante el paradigma de los nuevos tiempos, la diplomacia panameña tiene que dar su gran salto hacia adelante para beneficiarse ventajosamente de los nada despreciables capitales chinos. Las inversiones en política exterior son retornables a mediano plazo; por tanto, al reconocer el principio de una sola china, Panamá entró en la órbita de las naciones favorecidas que están sujetas a desarrollar relaciones privilegiadas de cooperación con el segundo usuario del Canal, abriendo posibilidades de mayores inversiones portuarias.
China experimentó cambios sociales y económicos en una amplitud sin precedentes, con enorme vigor al progreso. Por su parte, Panamá enfrenta el desafío de posicionarse en Asia apoyada en sus siete embajadas en la región, teniendo como eje a la misión diplomática en Beijing y la progresiva apertura de consulados generales en los principales puertos de China: Shanghái, Guangzhou, Shenzhen y Macao.
En ese contexto, los acuerdos bilaterales pendientes de aprobación darán mayor contextura jurídica a las relaciones en el ámbito de cooperación e inversiones. Entre los que figuran los de cooperación marítima, innovación y tecnología, comercio, cultura, turismo, migración, agricultura, creando condiciones para acceder a líneas de créditos preferenciales del Fondo de Cooperación China - América Latina.
Una relación cimentada en intereses compartidos y cooperación multisectorial. Los empresarios chinos y panameños podrán proyectar inversiones en telecomunicaciones, marítimo - portuarias, energía y construcción, confirmando confianza y seguridad en relaciones inspiradas en el principio de ganancias compartidas.
La visión estratégica de la diplomacia panameña en las relaciones con China abre espacios para atraer flujos de inversiones al sector marítimo, con posibilidad de crear redes distributivas de productos ensamblados para la región. Por tanto, la prioridad diplomática es concitar respaldo financiero chino en proyectos estratégicos, incluso abrir espacios para aproximarse al Foro de Cooperación Económica Asia - Pacífico (APEC), donde 21 economías representan el 40% de la población global, el 60% del PIB mundial y el 48% del comercio global.
En un mundo altamente competitivo, los Estados precisan relacionarse en defensa del interés nacional, sin sesgos ideológicos ni endosar guerras comerciales ajenas, que distraen esfuerzos diplomáticos en el fortalecimiento de la neutralidad de la política exterior, en momentos, en que asumirá un cargo no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, escenario que debaten los grandes desafíos de la paz. Por consiguiente, resulta imprescindible consensuar decisiones estratégicas en política exterior, para que los intereses que más convienen al país tengan continuidad y respaldo político a largo plazo.