¡Vamos Selección, vamos Panamá!

Hace un tiempo, decidí, por vez primera, ver en vivo a nuestra Selección en EE. UU. Salí de allí escuchando a casi todo el mundo despotricar contra ella. Y como es usual, contra nuestro técnico.

Hasta ese momento, confieso, pese a observar a muchos panameños, seguidores permanentes de la llamada Marea Roja, llegando a “marearme” con un fanatismo casi exagerado (en el que veía a personas como mi amiga de años “JENNY”, la cual respiraba cada 24 horas de existencia por ellos), no fui consciente, hasta esa noche, de la corriente permanente de culpar por los desatinos a esos muchachos debido a que en los últimos minutos se entregaban totalmente para perder.

Pero esta vez, fue peor, pues me tocó ver cómo, desastrosamente, perdíamos no en los últimos minutos, sino en todo el partido.

Y de nuevo, la culpa la volcaron contra el técnico. Como si fuese él quien pateara el balón. Ello me llevó a decidir, sin conocerlo, salir en defensa no solo de él, sino de esos muchachos que se empoderan a nombre de todo un pueblo, de la camiseta roja, para hacernos vibrar.

Me decidí a escribir en este mismo medio, en defensa de nuestro Equipo, pidiendo mantenerlo como director a ese señor Thomas Christiansen (Tarín), aquel exfutbolista, de origen danés que, gracias a Dios, aún dirige a la Selección de Panamá. No pretendía siquiera acercarme en lo mínimo a ser experto.

Hoy, pasado un tiempo, observo a un técnico, que serenamente dirige, y a un Equipo que ha avanzado. Sin duda es mucho mejor. Aunque aún no llega a a jugar en el campo con más seguridad, hasta alcanzar lo que le falta. Aquello, que sus seguidores, entre los que me cuento, desde aquella fecha de la aparatosa pérdida añoramos.

Hace falta, muchachos, determinarse a buscar los goles. No basta jugar bien, como lo hicieron. El partido se gana y asegura atravesando el travesaño.