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- 30/04/2021 00:00
Relaciones estratégicas Panamá - Vietnam
Siempre hay un momento para reflexionar sobre este heroico país, que arriba hoy, 30 de abril, a la conmemoración de los 46 años del final de una guerra librada durante 20 años contra la primera potencia del mundo, la cual contabilizó más de un millón cien mil fallecidos vietnamitas. Mientras que Estados Unidos tuvieron cerca de 58 mil soldados fallecidos.
Las milicias campesinas derrotaron la tradición estratégica de ejércitos de Francia y Estados Unidos, una lucha inspirada en la guerra popular prolongada del dirigente Ho Chi Minh, una de las personalidades más apasionantes del siglo XX, quien luchó por la integridad de su país, convencido de que no existen armas sofisticadas que puedan derrotar un ideal.
Las batallas de Drang de 1965, la ofensiva de Tet en 1968 y la caída de Saigón en 1975, constituyen tácticas guerrilleras, que aún son motivos de estudios por estrategas estadounidenses.
“Si nosotros hubiéramos conocido la historia de ese pueblo, jamás lo hubiéramos invadido”, así reconoció Henry Kissinger, impresionado por el indoblegable espíritu de lucha del heroico pueblo vietnamita.
No hay duda, Vietnam es un pueblo aguerrido que pagó muy cara su libertad, desconocer su historia, su unidad cultural, lingüística, religiosa y su sentimiento de resistencia ante los invasores fueron errores de cálculo político de los estrategas franceses y estadounidenses.
“No existe nada más valioso que la independencia y la libertad, cuando llegue la victoria, nuestro pueblo reconstruirá nuestro país y lo dotará de construcciones más grandes y bellas”.
Esta sentencia histórica de Ho Chi Minh, confirma la transformación de una sociedad agrícola para convertirse en una pujante nación industrial que, con una población de 96.5 millones de personas, se yergue orgullosa de su pasado revolucionario, figurando entre las economías más promisorias del Sudeste Asiático.
A 46 años de la victoria, la cuarta generación de vietnamitas sigue enfrentando las consecuencias residuales en su salud por la mayor guerra química en la historia, que causó la devastación de áreas cultivables, donde se usaron 80 mil millones de litros de herbicidas con el agente naranja, un pesticida que contiene dioxina, una sustancia altamente tóxica que causa estragos en el genoma humano: enfermedades como el cáncer y graves deformaciones congénitas en generaciones futuras.
El 20 % de las selvas vietnamitas y campos de cultivo de arroz fueron rociados con este herbicida y están pendientes de procesos de descontaminación del napalm y demás armas químicas incendiarias y defoliantes, que después de 50 años siguen contaminando ríos y lagos.
Un ejemplo de determinación: Vietnam supo empinarse sobre la miseria y la tragedia, dignificando el momento histórico liderado por el Partido Comunista Vietnamita, que no solo logra la anhelada reunificación entre el norte y el sur, sino que en cuatro décadas ha llevado al país a la prosperidad económica y social.
El pueblo vietnamita sacó fuerzas de sus debilidades para impulsar la reconstrucción moral y económica, a tal punto que, desde 1986, se puso en marcha la política de renovación (“Doi moi”), un proceso de reformas políticas y económicas orientadas al socialismo, promoviendo políticas de mercado, las que han generado un crecimiento económico que ha sacado de la pobreza a más de 50 millones de personas.
El pragmatismo inspirado en la estrategia de apertura económica, sin renunciamientos socialistas, marcó la pauta del crecimiento sostenido, a un ritmo de más del 7 % en los últimos 30 años, Vietnam mantiene relaciones diplomáticas al más alto nivel con Estados Unidos y China.
La exitosa gestión del coronavirus y la suscripción de tratados de libre comercio con la Unión Europea, el Reino Unido y la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), alentados por la aprobación del nuevo Plan Quinquenal, con una hoja de ruta que reafirma el desarrollo económico en un Socialismo de Mercado.
Estas reformas han permitido el posicionamiento silencioso de Vietnam, registrando un crecimiento económico que lo sitúa entre los más altos del mundo. En 2007 el país ingresó en la Organización Mundial del Comercio y con la mitad de su población laboral capacitada, menores de 35 años, es el destino asiático preferido de la inversión extranjera directa.
Con una de las economías más dinámicas del Sudeste Asiático, el liderazgo vietnamita define la Estrategia Decenal de Desarrollo Socioeconómico en el lapso 2021-2030, con prioridades en tareas y propuestas centradas en perfeccionar y fomentar la calidad de las instituciones para el desarrollo de la economía con orientación socialista; así como para estrechar más la relación entre el Estado, el mercado y la sociedad.
Respecto a las visiones estratégicas, entre ambos países se han forjado durante 45 años sólidas relaciones diplomáticas, que vienen desde el 28 de agosto de 1975, y están llamados a intensificar la cooperación para apoyarse en los próximos tiempos, en especial en sectores como agricultura, acuicultura, logística y telecomunicaciones.
En la actualidad, las relaciones se atienden desde la embajada concurrente de Vietnam en México y la Embajada de Panamá en Hanoi; sin embargo, ambos países continúan promoviendo la cooperación multifacética bilateral en interés de los dos pueblos, por la paz, la estabilidad y el desarrollo de cada país en las regiones de su entorno.
Con la ventaja estratégica de ser el mayor centro de transbordo de Centroamérica, el hub aéreo y con la Zona Libre de Colón, Panamá puede constituirse en la puerta de entrada del comercio vietnamita con América Latina. Mientras, este país indochino puede apoyar a Panamá en sus aspiraciones para incursionar al mercado de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).