• 23/03/2025 00:00

Reflexión sobre el PRD: 46 años de lucha y su desvío hacia el clientelismo

Lo que fue en su momento un proceso revolucionario que trajo cambios estructurales para la nación, hoy se ve diluido por la influencia de dirigentes que han distorsionado su verdadero legado

En este 46.º aniversario del Partido Revolucionario Democrático (PRD), es necesario detenernos a reflexionar sobre la dirección que ha tomado el partido en los últimos años.

Muchos de los que han estado al frente de nuestra organización han perdido de vista el ideario original que nos marcó el general Omar Torrijos Herrera, al parecer cautivados por la tentación del poder y el dinero. Lo que fue, en su momento, un proceso revolucionario que trajo consigo cambios estructurales significativos para nuestra nación, hoy se ve diluido por la influencia de dirigentes que han distorsionado su verdadero legado.

El legado de Torrijos: más que un ideal, una transformación social

En los años previos al golpe de Estado de 1968, el país estaba dividido entre ricos y pobres, pero la figura del general Omar Torrijos Herrera logró unificar al pueblo panameño en torno a un proyecto nacional con justicia social.

Torrijos construyó la clase media panameña, y a través de un proceso profundo de reforma social, se llevaron a cabo avances fundamentales en infraestructura: carreteras, escuelas, centros de salud, viviendas populares y la electrificación de comunidades. Además, en su gobierno se entendió que la lucha por la soberanía y la descolonización del enclave colonial era una causa fundamental, que debía ser asumida por todas las generaciones de jóvenes y patriotas del país.

El torrijismo, con todo lo que implicaba, no era solo un conjunto de políticas públicas, sino también una visión de país: un país más justo, más equitativo, más solidario. El pueblo era el eje de esta transformación. El respeto y la dignidad del pueblo panameño eran valores centrales que guiaban cada acción del gobierno.

El clientelismo: el mal que devoró al PRD

Sin embargo, en las últimas dos décadas, el PRD ha sufrido un deterioro profundo. En lugar de mantenerse fiel a los principios del torrijismo, el partido ha sucumbido a las prácticas clientelistas.

La influencia de sectores desideologizados ha prevalecido en la dirigencia, quienes no han vacilado en usar el poder como una vía para enriquecerse. La conciencia revolucionaria y patriótica de los miembros históricos del partido ha sido reemplazada por un pragmatismo que pone por delante los intereses personales antes que los del pueblo.

Este cambio de rumbo no fue inmediato, sino que se fue incubando con el paso de los años, de la mano de los sectores “lumpen” que iban asumiendo cada vez más posiciones de dirección.

Al principio, esos sectores llegaron al poder con promesas de renovación, pero lo que realmente hicieron fue apoderarse del partido a través del reparto de recursos y favores, comprando las conciencias de dirigentes y militantes. Esto debilitó la estructura interna y desdibujó el proyecto original que una vez movilizó a millones de panameños en busca de una patria más justa.

¿Qué hacer ahora?

Hoy, después de 46 años de existencia, el PRD se enfrenta a una encrucijada. ¿Qué ha quedado de ese torrijismo que supo dar voz al pueblo? ¿Por qué dejamos que se perdiera ese norte? La respuesta es clara: por la inacción y la desidia de aquellos que, sabiendo lo que sucedía, no hicieron nada para evitarlo.

Si no tomamos decisiones contundentes ahora, pronto el partido desaparecerá de la escena política y no podremos rendir homenaje a los que, con sangre, sudor y sacrificio, crearon este proyecto.

El PRD necesita regresar a sus raíces, desechar el clientelismo, erradicar la corrupción y retomar la verdadera esencia del torrijismo. Esto implica dejar de lado a los sectores genuflexos que han traicionado la esencia de lo que alguna vez fue una lucha patriótica y revolucionaria.

Es momento de renovar la militancia, fortalecer la conciencia de nuestros dirigentes y de nuestra base a través de la formación política, y reconstruir el partido sobre los principios de justicia social, soberanía y dignidad.

Omar Torrijos nos dejó una lección invaluable: “Recojan la bandera, denle un beso y sigan adelante”. Esta frase, llena de determinación y esperanza, debe ser nuestra guía. Nos recuerda que el camino no siempre será fácil, pero que debemos seguir luchando por lo que es justo.

Y, como él mismo lo señaló, “Si permitimos que lo conquistado sea arrebatado, bien pendejos seríamos”. Esta es una advertencia clara: no podemos permitir que el esfuerzo de generaciones de panameños sea echado a perder por aquellos que, cegados por el poder y el dinero, pretenden despojar al pueblo de lo que legítimamente le corresponde.

Es hora de dar un paso adelante, de devolverle al PRD su verdadero carácter transformador. Si no lo hacemos, el partido perderá toda su relevancia y dejaremos de hacerle honor a aquellos que lucharon y soñaron con un Panamá diferente. Recuerden: “De pie o muertos, nunca de rodillas”.

Solo así, con valentía, podremos restablecer la grandeza de un partido que un día fue el motor de la justicia social en Panamá.

*El autor es periodista y abogado
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