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- 02/05/2016 02:01
El destierro de la razón
Cuando se preguntó (1784) a los intelectuales alemanes ‘¿Qué es la Ilustración? ', Emmanuel Kant dijo, entre otras cosas, que la ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad; que esta minoría de edad estriba en la incapacidad que tenemos los individuos de servirnos de nuestro propio entendimiento, sin la dirección de otro, sin la conciencia de que así somos arrastrados por la senda de la sinrazón hacia el abismo de la mediocridad y de los intereses creados en países, como Panamá, donde no parece existir cabida para los avatares del intelecto ni mucho menos para la existencia de una educación que potencie la dignidad humana.
Los políticos criollos elaboran leyes que no responden a las necesidades de los estudiantes ni de la sociedad; estos no legislan para el bienestar del país sino en búsqueda de aplausos y de votos. Este es el caso, verbigracia, de la Ley que restituye en forma obligatoria la materia de Historia de las Relaciones entre Panamá y EE.UU. (HRPE) en todos los colegios y universidades; esta ley refleja que el legislativo está integrado por gente inculta o no pensante; que en las escuelas y universidades aún vivimos bajo el imperio de la sinrazón que existía en el mundo antes de que Mirandola publicara su ‘Discurso sobre la dignidad del hombre ' que allanó el camino a la Ilustración (la experiencia del individuo pensante que busca existir sin la conducción ajena).
La materia de HRPE surgió como una cátedra política; con el propósito de concienciar a la población sobre la necesidad de que Panamá tomara el pleno control de su posición geográfica, toda vez que otrora existía la creencia casi generalizada de que la presencia gringa era ineludible para administrar el canal y para garantizar el bienestar de la población; pero a raíz de los hechos de enero del 64 y del nacionalismo que se fomentaba desde las aulas de clases, el Gobierno militar encontró allanado el camino para realizar las negociaciones que terminaron con la firma de los Tratados del Canal de 1977.
Cuando Panamá asumió el pleno control de la obra del canal, desapareció aquel objetivo político que dio lugar al surgimiento de esta materia; así nuestro nacionalismo debió mutar de exclusivamente político a una visión más realista o totalizadora que permitiera darle el mejor uso social y personal a los llamados bienes revertidos; la presencia gringa en Panamá tiene doble lectura: positiva y negativa. Sin embargo, al finiquitarse formalmente la administración zonians , corresponde a nuestro país no solo mantener la eficiencia administrativa del canal sino también valorar, proteger y explotar adecuadamente otros bienes que directa o indirectamente se fueron incorporando al llamado patrimonio canalero y que hoy ni siquiera se sabe que existen.
La aprobación de la ley que revive el curso de HRPE constituye un exabrupto educativo; también un censurable acto de abuso de poder, de ignorancia lata y de politiquería barata, porque: 1) la Asamblea Nacional no puede aprobar materias para las universidades públicas, porque por disposición constitucional estas están facultadas para elaborar y aprobar sus propios planes de estudios; 2) se está restituyendo una materia que políticamente perdió su razón de existir; 3) se está imponiendo un enfoque exclusivamente repetitivo o historicista de un tema o materia que tiene un carácter interdisciplinario, esencialmente jurídico; 4) en el mundo de hoy constituye un hecho indudable —desde el ámbito de la psicología personal o social— que nadie que carezca de conciencia personal puede poseer o adquirir conciencia nacional; 5) la historia no sirve para formar conciencia ciudadana sino para revivir odios o situaciones ya superadas; 6) no hay concordancia entre lo que se enseña y lo que realmente necesita el país y mucho menos entre lo que se enseña en el país y lo que se está empoderando en la educación internacional.
¿Para qué sirve que un estudiante o docente sepa HRPE, si no entiende cosas más útiles como importancia del agua, de un ambiente sano o el valor de la felicidad humana? ¿Para qué necesitamos expertos en temas áridos —como la historia— que no comprenden el poder del ahora o la importancia de aprender de nuestros errores, copiar los aciertos ajenos, renunciar a la conducción ajena y básicamente emprender la construcción de zonas de confort —material y espiritual— para no seguir culpando a los gringos de nuestros traumas o fracasos sociales o personales o, lo que es lo mismo, vivir con la razón enterrada o desterrada?
ABOGADO Y PERIODISTA.