• 13/09/2013 02:00

La discriminación racial y su naturalización en Panamá

Hace 50 años el 28 de agosto de 1963 el líder Martín Luther King, señalo la lucha contra la discriminación en Estados Unidos, particular...

Hace 50 años el 28 de agosto de 1963 el líder Martín Luther King, señalo la lucha contra la discriminación en Estados Unidos, particularmente en los Estados del Sur, en esa lucha señalo su visión del futuro, su ‘I have a dream’ (‘Tengo un sueño’), visión que nos consagra como hermanos a despecho de diferencias étnicas, culturales, económicas o de otra índole.

En la actualidad el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, indicó que el ‘sueño’ de Martin Luther King ‘parece aún más difícil de alcanzar’ que hace 50 años, al advertir que la brecha racial persiste en cuanto a la distribución de la riqueza. Por fortuna, esta visión tan pesimista de la realidad, está muy lejos de ser un diagnóstico acertado de la aproximación al sueño de Luther King. Basta considerar cómo el mundo ha estado en vilo, ante las delicadas condiciones de salud de Nelson Mandela, y esa radical preocupación, de todo el orbe, por la vida de quien es símbolo de la lucha contra el apartheid, es un índice de la voluntad de bien, de todos los que anhelan un mundo sin discriminaciones.

En convergencia con quienes ven en la recuperación de la salud de Mandela, también nosotros apreciamos que en la lucha por su sobrevivencia resplandece el deseo de un mundo más justo. Por ello creemos, que hasta en la lucha por su subsistencia, Mandela sigue humanizando a la humanidad. Celebramos, en razón de lo anterior, que el ex presidente de Sudáfrica, ‘Madiba’, prosiga superando, significativamente, los quebrantos de salud. Lo que se ha reflejado al salir del hospital a su domicilio; librando otra batalla, ahora en terreno de su propia salud física. Este ícono de la lucha contra el apartheid, aquel drama de segregación que existió en Sudáfrica, ha brindando la luz de su ejemplo, en un momento histórico donde surgen otras tantas tensiones en la geopolítica mundial. No obstante, la desaparición del apartheid, aún sobrevive la condición de postergación de la población negra en Sudáfrica, muy a pesar de su exorbitante riqueza.

En acuerdo con lo anterior, consideramos que, en el contexto panameño, la situación del afrodescendiente, es apremiante. Y ello se debe a que el crecimiento económico del país, y que disfruta un sector de la población, no le da cobertura a un significativo número de la población afro, la cual convive con situaciones de exclusión social y el asedio de perfilamiento racial, por parte de un segmento importante de la Fuerza Pública carente de una formación integral en Derechos Humanos; es por ello que hostigan a ciudadanos por el color de su piel, pues consideran sospechoso o presumen la condición de delincuente para quien tiene la ‘piel oscura’. El lenguaje que siempre es revelador de los contenidos de nuestra conciencia y de los valores que nos guían, resulta atendible en el manejo de los miembros de la Fuerza Pública, pues una locución que a la fecha persiste, para referenciar a un detenido afrodescendiente, es la de ‘tez acostumbrada’; sin duda, un eufemismo que refleja en toda su amplitud una conducta de discriminación por razones étnicas.

Al negro o negra todo se le dificulta, siempre se le hace más difícil progresar, se le ubica en contextos vulnerables, se le tiene poca consideración o ninguna en las políticas públicas, en virtud de que son generalistas; se le mira con prejuicio, y se convierte en sujeto en quien no se ha de confiar, únicamente por el color de su piel, por el lugar donde vive, y en algunos casos por vestir en conformidad con su cultura, su condición económica o por su forma de hablar.

Esto a pesar del importante esfuerzo realizado por el actual gobierno en la comunidad de Curundú, con el proyecto habitacional realizado, pero faltan más iniciativas también en el barrio de El Chorrillo, quienes demandan atención del gobierno, en igualdad de condiciones.

En este sentido, el creciente encarecimiento del costo de la vida, la debilidad de la estructura familiar, las prácticas de naturalización de la discriminación racial, la pérdida de solidaridad, la promoción del clientelismo entre otros vicios.

En el caso de la República de Panamá, se requieren de estudios académicos sobre la condición de la población afrodescendiente, que profundicen el conocimiento de las causas estructurales de la condición subordinada de dicha población, a fin de identificar problemas y establecer propuestas de solución en áreas de salud, educación, vivienda, equidad de género, empleo, cultura, cooperativas, pequeña empresa, preparación ante desastres naturales, resiliencia social ante la violencia, educación en derechos, proyectos de vida para los jóvenes, y en esa dirección proponer políticas públicas que permitan una real inclusión y reconstrucción del tejido social erosionado por el tsunami social que promuevan las políticas del Consenso de Washington, con la exaltación de la individualización atomizante, al decir de Ulrich Beck.

ECONOMISTA.

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