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- 25/04/2024 23:00
Protocolo y ceremonia del Estado panameño
Consideraría injusto el dejar de reconocer el sitial en que se encuentra Panamá en materia de protocolo respecto a los países de la región y en muchos aspectos con un nivel de eficacia como el de los organismos a escala regional y mundial.
Gracias al profesionalismo de grandes íconos del protocolo local, Panamá es considerado un excelente anfitrión y un referente en la celebración de grandes cumbres, foros y conferencias internacionales. Los denominados actos de transmisión de mando presidencial en Panamá y todo lo que implica el recibir, dar un tratamiento muy importante durante su estancia y darle la despedida a los jefes de Estado, jefes de Gobierno, monarcas y príncipes de casas reinantes, enviados especiales, entre otros que concurren a estos actos revisten al país de un posicionamiento en esta materia.
Sin embargo, protocolo es mucho más que el arreglo de un salón, el seteo de una mesa y el establecimiento de un determinado orden de prelación. Debo en este punto advertir que el hecho de que hemos quedado muy bien en materia de protocolo no implica que haya aspectos que todavía podemos mejorar.
Primeramente, la comunicación entre el cuerpo diplomático acreditado ante el país y la Cancillería debe ser a través de la dirección de Protocolo y Ceremonial del Estado y esta a su vez hará las comunicaciones internas tanto del ministerio como el resto del engranaje estatal según la temática a tratar en dichas misivas.
En países con mayor rigidez la interlocución entre Cancillería y el cuerpo diplomático se efectúa en la mayoría de las veces desde la dirección de Protocolo hacia el decano y/o los decanos por área geográfica y viceversa.
Las audiencias deben ser concedidas en función de los niveles que las normas protocolares exigen, dicho esto el mandatario solo debe recibir a sus pares y de la misma forma el canciller y los vicecancilleres. Corresponde a los directores de unidades sustantivas, por su rango de embajador, recibir a los embajadores en audiencia.
Las reuniones de trabajo deben darse entre el funcionario diplomático que representa a su país, aunque se trate del embajador, con el jefe de departamento según el área geográfica y/o el responsable del país u organismo de acuerdo con la estructura establecida en la Cancillería, coordinado con la dirección de protocolo.
En países con mayores niveles de exigencia protocolar, lo más cerca que los embajadores logran compartir con las altas autoridades es para la presentación de sus cartas credenciales; en los actos conmemorativos de la celebración de la fiesta nacional del país receptor; y el saludo protocolar para el mensaje de nuevo año del canciller.
Para la celebración de las fiestas nacionales de los países acreditados concurren en nombre del canciller, los directores y/o jefes de departamento, quienes son los responsables de dar el mensaje de felicitaciones como invitado especial o chief guest, además de la participación de otros funcionarios a todos los niveles del Estado como parte de los invitados especiales.
Igual de importante es el tema de los privilegios e inmunidades que continúa siendo un reto para un país tan exitoso como el nuestro, en dónde funcionarios de ciertos países pretenden alcanzar mayores beneficios en comparación con lo que en sus países otorgan a nuestros diplomáticos, y en muy contados casos incumplir con obligaciones tan importantes como el pago de una infracción de tránsito, pago de cuotas de mantenimiento y normas de convivencia establecidas en sus áreas residenciales con régimen de propiedad horizontal.
Con gran esfuerzo se cuenta con un manual de protocolo el cual representa un paso importante para el país, no obstante, se requiere de un libro que se oriente más a la interacción entre la cancillería y el cuerpo diplomático acreditado en el país como en otros países y organismos existe el libro blanco, el libro azul o manuales para tales fines.
Con la determinación de dar el paso a estos puntos se contribuye a enaltecer la imagen país según el sitial que nos corresponde.