Promesas incumplidas y preguntas sin respuestas

Cuando el actual mandatario era candidato, se comprometió, por escrito, a: 1. combatir la corrupción; 2. gobernar con transparencia; y 3. rendir cuentas en la gestión gubernamental. Con enorme frustración, a casi un año de Gobierno, hemos podido constatar que no ha cumplido con ninguna de las tres.

En cuanto a la primera promesa, nos percatamos, con asombro e incredulidad, que el presidente se ha dedicado a defender y amparar, a capa y espada, a los dos ministros directamente involucrados en las gestiones de compras, adquisiciones y proyectos, cuyas irregularidades y exagerados costos constituyen, a no dudarlo, una grave lesión a los fondos públicos; hechos cuyo trasfondo ha sido debidamente investigado y dado a conocer a la opinión pública nacional e internacional por las unidades investigativas de los medios de comunicación social independientes, organismos y fundaciones no gubernamentales y, también, por las redes sociales.

Para colmo de males, y en desprecio al sentir unánime de los panameños decentes que habitamos en el suelo patrio; días atrás ha incrementado los poderes y funciones a uno de dichos cuestionados ministros, para que dirija y supervise, precisamente, todas las gestiones gubernamentales de la COVID-19.

Con respecto a la segunda promesa, -Gobernar con transparencia-, ni el presidente ni los ministros encargados de la gestión de la pandemia, principalmente los dos ministros seriamente cuestionados, han dado a conocer ni mucho menos explicado de manera creíble y sustentada, los costos detallados, procedimientos efectuados y mecanismos utilizados para las adquisiciones, compras, compromisos adquiridos y contrataciones públicas directas realizadas hasta la fecha, relacionadas con la COVID-19.

Aún más; no se han dignado siquiera dar respuesta a preguntas tan simples como las siguientes:

¿dónde están o reposan los documentos referentes a las compras de insumos médicos y ventiladores ya adquiridos para hacer frente a la pandemia?, ¿las estructuras del Hospital Modular levantado por el Ministerio de Obras Públicas en Albrook, eran nuevas o usadas?

Por último, con referencia a la tercera promesa del entonces candidato, dirigida a Rendir Cuentas de la gestión gubernamental, que en este escrito la circunscribimos únicamente a lo relacionado a la gestión de la COVID-19, no se ha suministrado a los panameños la información pormenorizada, la documentación correspondiente que la sustente ni mucho menos los detalles de todas las compras directas y contratos o compromisos efectuados por los distintos ministerios y entidades públicas; de tal manera que los ciudadanos, destinatarios finales de dicho deber público, estemos enterados y capacitados, entonces, para asumir nuestro indeclinable rol de fiscalizar todas las actuaciones, procesos y adquisiciones realizados, para determinar su racionalidad o legalidad.

El incumplimiento de la antes mencionada promesa cobra ahora mayor relevancia en perjuicio de todos los ciudadanos; cuando desde el inicio de la cuarentena total en marzo, han sido cuestionados y denunciados exagerados costos y gravísimas anomalías en las adquisiciones y contrataciones directas que, en forma opaca y oculta, han sido ejecutadas; sin que hasta la fecha hayan cumplido con su obligación constitucional y legal de Rendición de Cuentas.

Ha quedado en el olvido, el sabio refrán popular: ¡Cuentas cabales, buenos amigos!

Termino parafraseando la pregunta inicial que hiciera el eminente jurisconsulto romano, Marco Tulio Cicerón, acérrimo defensor de la “Res Pública”, cuando, en ejercicio de la magistratura consular, pronunciara su memorable discurso ante el Senado, en la solemne sesión convocada por él a tal efecto y donde develara y abortara la conjuración de Lucio Sergio Catilina: “¿Quosque tandem, Gubernatio, abutere patientia civis panamensis?”, “¿Hasta cuándo, Gobierno, abusas de la paciencia del ciudadano panameño?”.