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Con la información disponible que recibimos todos los días, ya sea por los medios tradicionales o las redes sociales, ya no me queda claro qué esperar del futuro. Una “turba” interrumpió la reunión del Consejo Municipal de Arraiján la semana pasada y un sujeto agredió al vicealcalde Oliver Joel. La compra de unas perforadoras para hacer pozos es todo un tema. Dos ejemplos de un escenario triste de administración del Estado, a todos los niveles, es decir lo menos.
Recordé una entrega de hace unos años en donde expresé la esperanza de que los investigadores y escritores del futuro tuvieran acceso a la información pertinente para retratar esta época de la mejor manera posible. Actualizo ese escrito para que nos sirva de trampolín literario hacia el futuro desde su primera publicación.
Seria interesante ver dentro de unos cuantos años, tal vez un par de décadas, cómo uno o varios escritores de los buenos y creativos que forman parte de nuestro elenco literario, retraten, en broma y en serio, la realidad que estamos viviendo como consecuencia de la gestión de los gobiernos de los últimos años. Entiendo lo necesario de retratarlo hoy, pero desde la distancia deben poder darnos reflexiones literarias más prodigiosas cuando los temas hayan descansado por un tiempo. Ojalá, para entonces, hayamos corregido los males políticos y socioculturales que hoy nos agobian.
Quiero suponer que las investigaciones continuarán, mucha gente irá presa, se recuperarán cientos de millones de balboas y esos dineros serán invertidos en asuntos que beneficien directamente a los más necesitados. Y las penas cargadas a los malhechores, en cumplimiento o cumplidas, servirán de ejemplo y escarmiento para que nadie más se atreva. Quiero imaginarme también que para entonces, podremos mirar los sucesos de los últimos 60 años, por decir un número, y siempre sentir vergüenza por dejar que esto nos pasara.
Este tiempo que vivimos da para mucha literatura novelesca, y de la buena. Para libros de cuentos hay como para no acabar. Imagínense los hechos: un país que se vanagloria de sus estructuras de cemento, sus grados de inversión y las supuestas ventajas económico, pero que tiene sus escuelas, centros de salud y hospitales en las peores condiciones. Ese escenario es inconcebible; allí hay para mucho, y en otras esferas pensarían que es fantasía.
Hay otros cientos de escenarios y eventos. Los muy bien conocidos con sus personajes que se han retratado cada cual a sí mismos con sus pinceles enlodados (para mantener este relato dentro de las esferas artísticas). O digamos se han fotografiado con su propio celular (esa figura es para contextualizar la época).
Varios expresidentes, sus gabinetes y asesores. Hay un desaparecido desde hace años, Vernon Ramos, por lo que hay misterio. Misterio porque se evita mencionar personajes de las altas esferas sociales en las triquiñuelas y negociados. También hay misterio en los muchos e insólitos nuevos millonarios. Hay incredulidad en el actuar de las esposas que se lanzan a gastar y gastar el dinero dispuesto por el marido sin indagar cómo lo obtuvo. Hay intriga, amor y celos, amigos y amigas (para decirlo de alguna manera decente).
Solo hay que pensar en lo que ha tenido que ver y oír un escolta de esos que les gusta tener a su servicio a las altas autoridades. No me refiero a las cosas serias o incluso las ilegales que no te dejarían dormir si las supieras. Me refiero a las ínfulas que adoptan ciertos funcionarios cuando alcanzan esos puestos; la cuota de poder; la entrega de regalos costosísimos para ganarse la mirada de una pretendiente (comprado con el dinero tuyo y mío, debo recordarles). Y la muy creída se hace de rogar unas cuantas veces más para lograr que el funcionario pretendiente le siga enviando regalos con el escolta. Y él sabe que, si no fuera por esos regalos o los masajes en los “spas” o las compras en los “malls”, todo pagado por ti y por mí, ella ni se fijaría en él.
Pero pareciera que este tiempo, si hay para ensayos históricos o novelas ficticias, no da para crónicas con héroes. No parece que los misterios entre los bancos y las entidades financieras se conocerán. Allí donde depositaron todos esos millones de balboas a pesar de las restricciones sobre esa materia.
Falta la parte en donde lo actuado concreta sin ambigüedades la manera en que se redefinió la historia de la nación; escribir desde el seno de un país decente. Solo esperemos que sigan documentando para que el material esté dispuesto. No queremos desilusionarnos. Que nuestro futuro sea provechoso para el bien de todos y para la creatividad literaria.