• 04/06/2021 00:00

Pan y circo

“La política de “PAN y CIRCO”, entonces, terminará cuando como sociedad seamos conscientes de lo que nos rodea, siendo más responsables a la hora de tomar decisiones y actuar […]”

Pareciera que, hoy por hoy, el Gobierno está más enfocado y preocupado por generar políticas que mantengan a sus ciudadanos entretenidos y totalmente separados de la realidad tan complicada que vivimos.

Es así como vemos que durante la pandemia han buscado mantener abiertas o abrir primero casinos, estadios, loterías y galleras. Con esto no quiero atacar a las personas que trabajan y manejan estas actividades, creo que todo trabajo y sector es indispensable, pero cuando vemos a un Gobierno dándole prioridad a estas y no a otras actividades, podemos pensar que es por una razón.

Así como en el Imperio romano, en sus años de decadencia, los emperadores y clase gobernante se preocuparon por aumentar lo que se llamó “PAN y CIRCO”, mediante políticas clientelistas y populistas, que crearon en la población un velo de conformismo y dependencia, hoy pareciera que el Gobierno va por los mismos caminos que el Imperio romano. Un clientelismo y populismo que vienen arrastrando ya varios años, promovidos principalmente por las ansias de mantenerse en el poder que han llevado a la política a su forma más baja y carente de todo principio moral y ético. Donde lo que importa es estar en el poder, sea como sea.

Estas formas de actuar de la clase política nos han llevado a un camino de servidumbre y dependencia paternalista, que, tal vez, unos pocos están viendo con total desprecio y preocupación; hoy, el haber preferido ignorar la realidad durante estos últimos años, parece que nos está pasando factura.

Luego de un año de pandemia, donde el poder del Estado se ha desbordado, violando derechos y libertades individuales, así como también violando la propia Constitución, bajo el falso argumento del “Estado te cuida”, no ha generado más que el aumento del clientelismo y populismo, promoviendo leyes, subsidios y decisiones arbitrarias, bajo la excusa de “buenas causas”, que, en realidad, como sociedad nos están llevando al final de un ciclo político, que termina bajo un estado de decadencia.

El Gobierno ha preferido fomentar las políticas de “PAN y CIRCO”, ha preferido desviar la atención de los ciudadanos, mediante espectáculos y entretenimientos que mantenga a la población alejada de la realidad, porque no están dispuestos a tomar las medidas que hay que tomar. Por eso, en vez de estar resolviendo como facilitar la inversión para crear más empresas, facilitar las condiciones para reducir el desempleo, fomentar el ahorro, eliminar el despilfarro, reducir la burocracia y la planilla estatal, se han enfocado en mantener bajo un velo de ignorancia a los panameños, de una forma conformista y dependiente del Estado. Con la única finalidad de no generar desconformidades e impopularidad, para continuar dentro de la olla política de cada cinco años.

Hoy por hoy, el político prefiere y sabe que vale más darle al “pueblo” lo que quiere, permitirle todo aquello que lo separe de la realidad y lo lleve a transitar por un mundo altruista, donde imaginamos que todo estará bien, o que alguien ya resolverá, es la posición más cómoda que puede tener quien esté al frente de un país, dado que esto le permite y asegura la permanencia en algún puesto en las próximas elecciones.

Quien se mueve bajo la realidad política, clientelista y populista en la que hemos caído en Panamá, sabe que es mejor invertir y gastar en aquellos grupos que prefieren un estilo de vida conformista y de dependencia estatal, donde no tengan que cargar con la incertidumbre del futuro ni con el peso de sus acciones y responsabilidades.

Por esta razón, no vemos un interés en abrir colegios ni universidades y muchos menos en abogar por la libertad y la responsabilidad individual. Donde no vemos a nadie tomando las decisiones que se deben tomar, por más duras y antipopulares que puedan ser. Se debe a que estas formas de actuar generan independencia del político y en general del Estado. Una persona que trabaje y estudie, esté consciente de la realidad, que tenga seguridad de sí misma, que tenga una filosofía de vida creada en principios y valores, y que tenga criterio propio será una persona independiente.

Será alguien que no necesite del clientelismo y populismo de Estado, solo dependerá del Estado en sus funciones esenciales, sobre todo aquellas para velar por la seguridad y justicia. Son justamente personas como estas por las que los políticos no apuestan y no están interesados. El poder absoluto que la pandemia les ha permitido les deja otorgarse funciones que no les han sido asignadas, pero que les permitirán seguir con el “PAN y CIRCO”.

La política de “PAN y CIRCO”, entonces, terminará cuando como sociedad seamos conscientes de lo que nos rodea, siendo más responsables a la hora de tomar decisiones y actuar, cuando estemos dispuestos a tomar las medidas individuales y colectivas que hay que tomar para salir fortalecidos como país, por más que eso signifique un corto periodo de sacrifico y mal rato.

Estudiante de Economía, en materia de grado en la UP.

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