• 17/06/2024 00:00

Padres, hijos y futuro

Para construir un mejor país debemos cuidar la estructura familiar, ese es un reto para todos, difícil por cierto

Ayer, domingo 16 de junio, celebramos el día del padre. Como de costumbre, reflexiono sobre el momento y el contexto, preocupado por el rumbo de las relaciones familiares y el futuro de una sociedad llena de retos y cuestionamientos.

La familia es, sin duda alguna, el primer frente de desarrollo y algunos sectores tradicionales de la sociedad, luchan por mantener lo que algunos consideran la estructura familiar tradicional de padre, madre e hijos.

En estos tiempos, es uno de los retos más difíciles para toda sociedad. Pero en nuestra realidad social, la familia está compuesta de diferentes maneras y las amenazas hacia ella, como consecuencia de modelos de comportamientos nocivos e individualistas, hacen casi imposible ejecutar estrategias para poner en marcha procesos de cambio que contrarresten las deficiencias y amenazas sociales a cualquiera de las estructuras familiares que la realidad concreta nos presenta.

Me llena de interrogantes saber cómo es la relación familiar de varios personajes que actúan en el escenario nacional desde hace ya varios lustros; con sus actitudes y conductas claramente en conflicto con lo que debiera ser ejemplo de buen ciudadano o ciudadana. ¿Qué argumentos le dan esos padres a sus hijos en formación, el hecho de que ha saltado de un partido político a otro, varias veces, en los últimos 15 o 20 años? ¿Cómo se explica eso? ¿Cómo explicar el hecho de que, de la noche a la mañana, las condiciones económicas de la familia han mejorado significativamente, sin que haya evidencia clara de que los ingresos económicos para sustentarlo se han obtenido decentemente?

Cómo un padre (o madre), le explica a sus hijos, futuros herederos de su empresa y de su apellido por los siglos de los siglos, que sus asociaciones políticas no tienen nada que ver con ideas sobre el mejoramiento de las condiciones del conjunto de la sociedad, sino con el beneficio que representa para él y sus amigotes, las oportunidades administrativas que él administra.

Por otro lado, tal como ya hemos señalado en numerosas ocasiones, las amenazas contra la estructura familiar están frente a nosotros. Cada día los medios masivos de comunicación, y hoy las redes sociales, presentan contenido con los peores modelos de conducta. Lo que hoy ofrecen la televisión como novedoso, por ejemplo, son ideas recicladas de poca creatividad cultural. Es el reflejo de nuestra sociedad de “reality”, malos y faltos en contenido cultural. La guerra de los ratings ha llevado a que los noticieros traten con sensacionalismo el mínimo hecho. Convierten cualquier asunto en noticia.

Poco valor agregan a los esfuerzos de una sociedad que intenta establecer un camino de desarrollo. Si planificamos la utilización estratégica de estos instrumentos de comunicación en la edificación de una comunidad mejor informada, tendríamos mejores oportunidades de desarrollo social y cultural; en consecuencia, no se burlarán ni se aprovecharán de la buena fe de los televidentes.

Todo esto influye sobre las estructuras sociales que hoy componen la nación, y tiene un dominio decidido sobre la estructura familiar ya amenazada y enfrentada a otros problemas que busca a diario atender: drogas, embarazos precoces, violencia social, entre otros.

Más de 10 años han pasado desde que publiqué algunos de estos señalamientos que ya vivía nuestra sociedad. Desde entonces, la realidad nos ha presentado un escenario mucho más perverso de relaciones familiares en donde padres y madres han involucrado a sus hijos en posibles actos ilegales y que, en vez de elevar nuestra conciencia y responsabilidad social, nos ha hecho sonrojar de vergüenza ante lo presentado.

En varios gobiernos, las investigaciones de funcionarios y allegados de varios gobiernos, han detectado que la estructura familiar ha participado en hechos, repito: posiblemente delictivos, con el fin de obtener beneficios económicos con su acceso a los fondos del estado y/o a las oportunidades que su acceso al poder les ha ofrecido.

Para construir un mejor país debemos cuidar la estructura familiar, ese es un reto para todos, difícil por cierto. “Todos estos desafíos ponen de relieve la necesidad profunda y universal de que haya figuras paternas positivas en las familias. A medida que aumenta nuestra comprensión del significado de la paternidad, se plantea la oportunidad de que los hombres vuelvan a visualizar imaginativamente lo que significa ser padre y busquen formas de hacer una aportación positiva en la comunidad”, señaló hace unos años Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas 2007-2016.

Esa aportación debe fortalecer y encausar a los hijos por un camino de aprendizaje y desarrollo cultural justo, desafiante y positivo; y debe procurar que los padres puedan ser mejores ejemplo para sus hijos. Como muchos otros retos sobre el tapete, si no atendemos este, el camino hacia el futuro seguirá siendo peligroso.

El autor es comunicador social
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