- 12/06/2020 00:00
Necesario eliminar casi toda restricción, para reactivar la economía
Se ha perdido totalmente el respeto a la ley y a las reglamentaciones (me refiero específicamente a la ciudad de Panamá y Colón). Como ejemplo tenemos el caso de los “toques de queda”. Resultaron un fracaso y una gran burla.
Quizás muy pocos recuerdan cuando los norteamericanos tenían la responsabilidad de suministrar el agua y recoger la basura en las ciudades de Panamá y de Colón. Ambas eran un ejemplo de limpieza. No se veían papeles ni basura alguna en las calles de esas ciudades, existía entonces respeto a la autoridad, entre otras cosas, para evitar las sanciones.
¿Por qué se perdió esa actitud? Porque los Gobiernos, por política y, en algunos casos, por dinero, fueron permitiendo que los panameños hicieran lo que les daba la gana, pues tenían la certeza de que no serían jamás multados.
Poco a poco fueron haciéndose los pequeños “pataconcitos”, hasta que llegamos al caso de que las personas llenaban los patios de las casas y los ríos de basura, produciendo las constantes inundaciones que se vienen dando.
Frente al problema de hoy, donde el virus asesino ha llegado a tomar proporciones muy peligrosas, es necesario que el Gobierno revise los fracasos que se han obtenido a la fecha y piense en las nuevas medidas que hay que tomar.
A pesar de la buena fe y el gran esfuerzo que han tenido las autoridades y el gran sacrificio que han hecho los ciudadanos por las políticas restrictivas, todas han resultado, lamentablemente, un fracaso. Vale la pena señalar también el desprestigio en que ha ido cayendo el Gobierno y que comenzó con la autorización para que el Ministerio de la Presidencia hiciera compras directas. A pesar de todas las explicaciones que se han dado, siempre ha quedado la duda en cuanto a la transparencia de las compras que se hicieron.
Si tomamos rápidamente medidas nuevas, podemos preservar la salud de los habitantes y abrir simultáneamente la economía del país.
Se deben abolir todas las restricciones existentes, teniendo mucho cuidado en mantener los controles sanitarios.
El Metrobús ha dado un ejemplo que debe tomar en cuenta el Gobierno al decretar que las oficinas públicas tendrán todas horarios diferentes, al igual que las privadas, que abran y cierren en horas distintas. Las construcciones privadas pueden abrir una y otra cuando la anterior termine.
Los metrobuses, con su política de determinar el número de personas que pueden transportar, es un ejemplo que pueden seguir los salones de belleza y las barberías, si se les indica previamente qué distancia debe tener una silla de la otra; igual podrían hacer las iglesias; los restaurantes podrían abrir, si tienen mesas ubicadas en distancias apropiadas (dos metros), y solo atender a los clientes que hagan reservaciones previas; lo que les permitirá un mejor control del número de clientes para evitar la aglomeración de ellos. La apertura de las escuelas es algo más complejo y difícil. El Ministerio de Educación debe seguir las reuniones con los padres de familia, los representantes de los educadores y de los estudiantes, a fin de lograr que no se pierda el año escolar.
En las provincias, se podrían seguir las mismas políticas y controlando adecuadamente el tránsito de una a la otra. Esta responsabilidad recaería en los distintos gobernadores.
Los Gobiernos han confiado mucho en que el panameño cumpla con sus recomendaciones. Han pensado que nosotros somos respetuosos, como si estuviéramos en Suiza o en algún país nórdico. La realidad es otra, aunque nos duela. Nosotros somos personas con una cultura distinta y una educación, hasta ahora, muy deficiente. No actuamos por convicciones, sino por temor a castigos, que, por supuesto, no se han dado.
Si hemos llegado a la conclusión de que la aglomeración de personas es uno de los factores que más cantidad de enfermos, víctimas del COVID-19, producen, es necesario, pues, tener una política muy distinta a las que, hasta ahora, hemos tenido.
Con esta nueva medida de evitar las aglomeraciones de personas y activar la economía, estamos estableciendo medidas muy distintas a las anteriores.
Vale la pena que las probemos. No van a tener ellas, las nuevas políticas para salvaguardar la salud de las personas y tener una apertura económica, en ningún caso, más enfermos del virus asesino que lo que hemos tenido hasta ahora.