• 26/08/2013 02:00

Moscoso y el terrorismo internacional

Nueve años transcurridos no borran el indulto ilegal que la presidenta Mireya Moscoso concedió en agosto del 2004 a cuatro terroristas i...

Nueve años transcurridos no borran el indulto ilegal que la presidenta Mireya Moscoso concedió en agosto del 2004 a cuatro terroristas internacionales: Luis Posada Carriles, Pedro Remón, Gaspar Jiménez y Guillermo Novo, todos condenados a siete y ocho años de prisión, entre otros delitos, por atentar asesinar al expresidente cubano Fidel Castro en noviembre del 2000.

Los delincuentes detonarían explosivos militares C-4, con un alcance expansivo de hasta 200 metros y capacidad para destruir un carro blindado, según certificaron explosivistas de la Policía Nacional. El magnicidio ocurriría en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, donde Fidel se reunió con diversas agrupaciones populares nacionales y delegaciones internacionales.

Castro llegó a la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, similar a la que se realizará los días 18 y 19 de octubre de 2013, nuevamente en territorio nacional. ¿Cómo enfrentará el presidente Ricardo Martinelli este tema, cuando sea recordado por las delegaciones de Cuba y Venezuela, en virtud de que Posada Carriles es prófugo de la justicia de ambas naciones, incluyendo la panameña?

A días de abandonar el poder, Moscoso concedió el indulto que en julio de 2008 la Corte Suprema de Justicia de forma unánime decretó ilegal. Un cable estadounidense, filtrado por WikiLeaks, el 04PANAMA2176_a, del 26 de agosto del 2004, revela: ‘A última hora del 25 de agosto, la presidenta saliente, Mireya Moscoso, firmó un decreto ejecutivo, perdonando a cuatro presos cubanos anticastristas y otros 163, como uno de sus últimos actos como presidenta’. ‘El gobierno inmediatamente transportó a los cuatro cubanos al aeropuerto de Tocumen, donde partieron en dos aviones fletados el 26 de agosto’. El cable explica que tres de los indultados llegaron a Miami antes del mediodía y el otro, refiriéndose a Posada Carriles, viajó a Honduras. —Posada Carriles públicamente ha confesado ser el autor intelectual de la voladura del avión de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 1976 en Barbados, donde murieron 74 personas—.

La periodista cubana Ivón Deulofeu, en su obra, ‘Paraninfo, un magnicidio frustrado’, publicado en el 2006, menciona que a Moscoso y a varios de sus ministros les retirarían la visa para ingresar a EE. UU., si los cuatro terroristas no eran liberados y que el indulto fue negociado en Miami por Ruby Moscoso, a quien le entregaron cuatro millones de dólares, según publicaciones aparecidas en varios sitios de Internet.

En enero del 2012, publicaciones internacionales informaron sobre un encuentro que Moscoso sostuvo en Miami con tres de los cuatro delincuentes, entre estos, Posada Carriles. La exmandataria admitió haberlos visto durante un programa de radio y reiteró que no se arrepentía de la liberación que les otorgó.

Moscoso se ha limitado a expresar que su indulto fue humanitario, lo cual resulta cínico, disparatado y aberrante, debido a que por su investidura manejaba detalles sobre el poder de aquellos explosivos y las consecuencias de semejante barbarie en poder del deshumanizado Posada Carriles. Un fragmento del borrador de un discurso que pronunciaría a estudiantes de una universidad en Miami y que fue encontrado en su celda, en la Cárcel de El Paso, Texas, EE. UU., luego de ser liberado bajo fianza, demuestra la clase de ser que encontró el perdón de la exmandataria panameñista.

‘La graduación es el momento de enfrentarse a la realidad. Así que acostúmbrense a la muerte violenta. Fíjense en mi caso, algunas personas me definen como terrorista. Hoy siento orgullo de decir aquí que usé la violencia para tratar de destruir la dictadura de Castro y liberar a Cuba. Y continuaré tratando de hacerlo, incluso en el ocaso de mi vida’.

En otra parte agrega: ‘En Panamá, con mis compadres, Guillermo Novo y Pedro Remón —bueno, no voy a admitir que los explosivos plásticos C-4, eran para otra cosa que no fueran fuegos artificiales—, nuestra visita coincidió con la de Fidel, si me entienden lo que quiero decir. La policía panameña encontró mis huellas dactilares en los explosivos’.

¿Señora Moscoso, si en este mes se cumpliese un noveno aniversario del genocidio y de su oscuro indulto, donde panameños y hermanos latinoamericanos hubiesen de rramado su sangre a causa de un ser inescrupuloso como Luis Posada Carriles, tampoco se arrepentiría de liberar al asesino?

PERIODISTA.

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