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- 22/04/2015 02:01
La preocupación por el medio ambiente
Me preocupa el medio ambiente. ¿No estamos los humanos haciendo algo realmente equivocado con el camino que estamos tomando?
Sí. La destrucción de la naturaleza es la destrucción de la humanidad. La naturaleza es nuestro hogar. Toda la vida de este planeta, incluida, por supuesto, la vida humana, nació del entorno natural. No debemos nuestra existencia a las máquinas ni la ciencia. La vida de este planeta no se creó artificialmente. Somos fruto de la naturaleza.
Existen muchas teorías sobre los orígenes de la humanidad. Algunos afirman que los primeros humanos aparecieron en África; otros sostienen que los seres humanos aparecieron en diversos lugares del mundo más o menos a la vez. Sea como sea, es indiscutible que la especie humana nació de la naturaleza.
Por eso, cuando más nos alejemos de la naturaleza, más nos desequilibraremos. A menos que nos demos cuenta de ello, nuestro futuro como especie corre peligro.
El problema no es nuevo. El filósofo francés y reformista social del siglo XVIII, Jean-Jacques Rousseau, autor de El contrato social, reclamaba el retorno a la naturaleza. La civilización, ya en su tiempo, se había tornado demasiado mecánica, demasiado basada en la ciencia y demasiado centrada en los beneficios, distorsionando la vida humana hacia la fealdad. Rousseau protestaba por este desarrollo desafortunado.
De hecho, todos queremos estar sanos. Por eso, queremos respirar aire puro, ver flores bonitas y vegetación.
Nos volvemos a la naturaleza para recuperar todo esto, igual que el girasol se torna hacia el sol. Debemos reconocer que cualquier acción que niegue esta inclinación constituye un craso error. Todo el dinero del mundo no comprará el azul del cielo. El sol y la brisa son de todos.
Nadie duda que la ciencia haya mejorado nuestras vidas. Pero tenemos que conjugar el progreso de la ciencia con el progreso de nuestro compromiso por preservar y proteger nuestro entorno. Necesitamos un equilibrio.
Por ejemplo, debemos recordar los bosques. ¿De dónde viene el oxígeno que respiramos y que nos mantiene vivos? De los bosques, de las plantas marinas. A las plantas les ha costado miles de millones de años crear este oxígeno.
¿Y qué hay del agua? La mayor parte del agua que utilizamos viene de los sistemas de los ríos. Llueva o brille el sol, el agua corre por los ríos. ¿Por qué? Porque los árboles y la tierra que los rodea absorben el agua, almacenándola bajo tierra, desde donde emana constantemente, poco a poco, formando los ríos. Si no hubiera bosques y si las montañas fueran tan duras como el asfalto, toda la lluvia que cayese en un día se precipitaría inmediatamente a los ríos y desembocaría directamente en el mar. Como una bañera que se vacía cuando tiras del tapón.
La tierra es otro regalo del bosque. Los pequeños animales y microbios ayudan a transformar las raíces y hojas muertas de los árboles en tierra fértil. Sin la tierra, no podríamos cultivar cereales ni verduras. No tendríamos comida y la humanidad perecería.
Hay muchos otros productos que vienen de los bosques. Sin ellos, no tendríamos ligas ni papel ni muebles de madera ni casas... Todo esto es también regalo del bosque.
Los bosques producen el aire que respiramos, el agua que bebemos, la tierra en la que cultivamos alimentos. De hecho, todos los aspectos de nuestras vidas son posibles gracias a los árboles.
Y creo que pocas veces nos damos cuenta de que, a menos que cuidemos los bosques, no podremos pescar peces en el mar. Sin bosques, toda la lluvia desembocaría directamente en el mar río abajo. Esa lluvia se llevaría consigo grandes cantidades de limo. El limo podría enturbiar el agua del mar, impidiendo el paso de la luz y bajando la temperatura del mar, de modo que sería demasiado frío y muchos peces no podrían vivir en él.
Los bosques producen además nutrientes que van a parar al mar y se convierten en comida para la vida marina. Los bosques protegen la vida del mar.
La vida es una cadena. Todo está interrelacionado. Cuando un eslabón se altera, los demás se ven afectados. Deberíamos ver el medio ambiente como nuestra madre: la madre tierra, la madre mar. No hay delito mayor que hacer daño a una madre.
*PRESIDENTE DE LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL.