María Olimpia de Panamá

  • 25/02/2023 13:49
Esta prodigiosa literata escribió cuatro poemarios y trabó amistad con “los cenáculos literarios del exterior”

MÁRTIR DE ENERO (Fragmento)

Me viene tu recuerdo en estos días

de pruebas y angustias

porque escucho rumores de cadenas

y oigo voces que traen extraño acento

ordenando seguir otro camino.

Se trata de un fragmento del ahora histórico poema de María Olimpia de Obaldía escrito en honor de los caídos en enero 1964 en el levantamiento estudiantil donde, como consecuencia de sangrientos disturbios, pierden la vida estudiantes panameños a manos de las tropas norteamericanas. Un homenaje, un testimonio, un sentimiento, que con electrizante rapidez recorrió América Latina fusionando poema y patriotismo en un solo canto libertario.

No era la primera vez que María Olimpia electrizaba a Latinoamérica. Treinta y cinco años antes, el 28 de noviembre de 1929, en el Teatro Nacional, por iniciativa de quien más tarde sería el creador del Régimen Contencioso Administrativo de Panamá (que inspiraría después al corpus francés del mismo nombre), Doctor José Dolores Moscote, se le tributó un homenaje al que “concurrió lo más granado de nuestra sociedad, representantes de todas las Provincias, de las instituciones cívicas, literarias, científicas, religiosas y culturales” (Oller, 1978) y donde se le incorporó como Miembro de número de la Academia de la Lengua de Panamá y recibió el título de “María Olimpia de Panamá” que le otorgó el Gobierno Nacional de ese entonces.

Esta prodigiosa literata escribió cuatro poemarios y trabó amistad con “los cenáculos literarios del exterior” (Oller, 1978). Para Medina (2013), estudiosa de la obra de María Olimpia, se registra influencia de Gabriela Mistral, de la uruguaya Delmira Agustini y de Juana de Ibarbourou. Medina señala que “también conoció a la mexicana Rosario Sansores cuando esta hizo una vista a Panamá. Sansores escribió ‘Cuando tú te hayas ido’ una de las más bellas composiciones de amor. Su poema inspiró al compositor ecuatoriano Carlos Brito Benavides, a usar la letra del poema para componer el pasillo ‘Sombras’”.

Para la chiricana María Olimpia, el homenaje de 1929 le permitió descubrir nuevas amistades como la de Aura Rostand (seudónimo de María Selva Escoto) quien “fuera del programa, ‘recitó en forma magistral, un poema de su cosecha y preparado para tal ocasión, que recibió muchos aplausos” (Ramos,2000). Posteriormente, como señala Medina (2013), colaborará en la fundación de la primera escuela bilingüe en Panamá, Panamá School, fundada por Carmen Sánchez de López.

Contemporáneamente a Juana de Ibarbourou, “la poeta panameña cultivó la literatura infantil con fines didácticos. María Olimpia publicó ‘Parnaso infantil’ (1948), el cual consta de 69 poemas para niños, agrupados desde el primer grado, hasta el sexto grado” (Medina, 2013). Ibarbourou había publicado sólo unos pocos años antes el libro de cuento, ‘Chico Carlos’ (1944) y “Los sueños de Natacha” (1945). La poesía de María Olimpia se desarrolla en el espacio inmediato al que vivía, circundado por la naturaleza campestre. Esta escritora se aísla en su campiña interiorana, lugar con que se siente plenamente identificada (Medina, 2013) y de la que extrae sus principales creaciones. Una dicotomía entre subversión y recato pareciera ser el sello de su estilo creativo donde destacan temas de amor, muerte, religión y vejez. Para Martínez (2013), la panameña “es una poeta representativa de la corriente posmodernista”.

¿Por qué se conoce poco de la trascendencia poética de María Olimpia en las latitudes sudamericanas? La investigadora Alverio (2000) ensaya una hipótesis y expresa que “la poesía panameña queda opacada por la visibilidad de Panamá como una de las vías marítimas más importantes del mundo”, cuando se piensa en el Istmo la imaginación vuela hacia esa obra de ingeniería y hacia el mundo financiero que ahora rodea a la urbe. Para Martínez (2013), el desconocimiento es consecuencia del olvido, y éste no es imputable a Sudamérica, ya que la obra de María Olimpia no se ha vuelto a publicar en Centroamérica desde su muerte en 1985.

Tal como señala Lewis (1925) “María Olimpia de Obaldía puede aspirar a ser contada en el número de las poetisas capitales de la América Latina y a ocupar puesto en el carro triunfal en que Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini y Gabriela Mistral, transitan por las avenidas gloriosas que conducen a la inmortalidad”.

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