Gracias Mamá

Decía una vez dentro de mí, que sería complicado el poder escribir algo sobre una madre, pues no mantienen un manual para realizar tantas cosas a la vez, algunas son totalmente madres, otras son más amigas o más mujeres, complicado y quizás imposible hacer una sinergia de todo en una sola persona, por lo que intentaré compilar de mis recuerdos mi experiencia como hijo.

Tengo breves destellos cuando me sostenía en brazos, quizás de tres o cuatro años de edad, recuerdo cómo se las arreglaba para ir de compras conmigo y mi hermano más pequeño en plena avenida Central, cuando los buses transitaban en esas calles, de vez en cuando nos perdíamos en los almacenes en esas compras de última hora; cuando íbamos a almorzar en la calle, se aseguraba que la comida no estuviese muy caliente para no quemarnos al comer, soplaba varias veces cada bocado para mitigar el calor.

Qué decir de la ropa de mi padre, hermano y mía, estaba mejor arreglada y planchada, no podíamos salir si algo estaba arrugado, decía: ‘Van a pensar que no hay una mujer en la casa’. En la escuela se mantuvo desde el preescolar hasta la secundaria en lo que podía apoyarnos; recuerdo que cada mañana preparaba el desayuno, meriendas, y nos daba algo de dinero para algunas cositas, como ella decía; trabajaba con mi padre también en la abarrotería, y a su vez hacía el desayuno, almuerzo y cena para todos, incluyendo a quienes trabajaban en el negocio.

Mi madre se graduó de estilista, en casa nadie pagaba barberos, incluso a algunas señoras y comadres se los hacía; un día le pregunté por qué no ejercía su profesión y dijo que prefería trabajar con papá en la tienda, porque estaba cerca para ayudar y criarnos, que nadie iba a cuidarnos ni tener nuestras cosas al día como ella, quien era la madre. Mi madre también trabajaba en eventos que mi padre realizaba en otro negocio en una fonda, eso era una o dos veces al año, veía cómo se fajaba con otras señoras pelando maíz, moliendo, friendo chicharrones, asando carnes, haciendo sopas; mi hermano y yo ayudábamos en lo que se podía.

Nuestra personalidad tiene influencia de nuestros padres y madres, de mi madre siempre me llevó el compromiso incondicional a lo que fuese a realizarse, un trabajo, un proyecto, le llamaría disciplina en todo, incluso en su momento mi hermano y yo nos ganamos unas buenas cueras por inventores e incluso malcriadeces de niños, que sin ellas quién sabe estuviésemos descarriados.

Hace unas semanas atrás mi madre se levantó sudorosa, e incluso la noté ansiosa, ella me dijo que había tenido un sueño en el que ella estaba en casa y le habían ido a decir que yo estaba muerto, según me relata mi madre no lo podía creer, y salió de casa a buscarme, en ese momento dice que despertó. Tenía los puños apretados, estaba sudando y tenía lágrimas en sus ojos, en ese momento me sentí triste por tomar ese sueño como una realidad y un gran dolor por dudar de su amor incondicional.

Gracias madre mía, feliz día, te amo.

ADMINISTRADOR DE EMPRESAS.