- 30/09/2008 02:00
No les creo... nada
Con la inteligencia colectiva se puede intentar jugar, mientras se tenga la certeza de que no se conocen todos los elementos de un asunto en particular y frente a este desconocimiento se puede inventar cualquier cosa que será creída por la ciudadanía.
Este manejo de la realidad queda en evidencia cuando los elementos escondidos quedan al descubierto, con lo que se pierde el factor de desconocimiento, se cae el encubrimiento y el invento ya no es para nada creíble. Lo cual puede ser muy costoso políticamente.
Esto viene a colación por el cuento del precio de la gasolina, con el cual se ha jugado intencionalmente con la inteligencia colectiva, al extremo de hacernos pensar que todavía estamos en los tiempos de la patria analfabeta alumbrándonos con velas.
Veamos, primero se nos dijo que el precio estaba regido por el libre mercado. Sistema en el que los precios de bienes y servicios son supuestamente acordados por el “mutuo” —chiste esto— consentimiento entre vendedores y compradores según las leyes de oferta y demanda. Según esto, el mercado no puede ser regulado por el gobierno, no se pueden controlar las fuentes de suministros, los precios o la producción.
Después apareció una supuesta fórmula de paridad utilizada para calcular los precios de referencia que seguramente procede del Lejano Oriente, los Himalayas o de algún lugar que lo denota incognoscible al entendimiento de los mortales, dado que solo es entendida por unos doctos personajes que se reúnen en su logia ultra secreta con rituales vedados a los ojos mundanos. Y por si no fuera poco, tenemos más incongruencias, por no decir otra cosa.
Por ejemplo, si solo es un precio de referencia, tenemos empresarios muy obedientes, a su conveniencia, que acatan al pie de la letra la sugerencia de subir los precios, más no de bajar. Si el mercado está regido por la libre oferta y demanda, ¿por qué no ocurre una guerra de precios? Misteriosamente todos los precios son similares.
Y para rematar el último acontecimiento fue un insulto. Como un acto de encantamiento simplemente por no anunciar los precios de paridad, los precios se congelaron. ¿No que los precios estaban regidos por el libre mercado? Si esto es así, ¿cómo fue que el gobierno controló el alza?, ¿por qué los empresarios no anunciaron el precio que les diera la gana y obedecieron sumisamente?
Se dice que si varias empresas controlan los precios se habla de un oligopolio. Para que esto no ocurra y exista la competencia perfecta no debe haber coerción, ni fraude y las transacciones deben ser moralmente voluntarias. ¿Es parte el gobierno de este oligopolio que está estrangulando al pueblo?
Se necesita una explicación coherente, para no pensar que nos están mintiendo.